Al nordeste de la isla de
Rötgen, en una pequeña península boscosa enriscada sobre el mar
Báltico, los eslavos del norte rendían culto a Svantevit, “el
Señor Fuerte” dios de la guerra y del destino, en Arkona una
especie de templo fortaleza.
Saxo Gramaticus nos
ofrece una detallada descripción del lugar “...el centro del
castrum estaba ocupado por un lugar en que se podía ver un templo de
madera, de gran belleza, famoso no solamente por la magnificencia del
servicio, sino también por la estatua que en él se hallaba. El
contorno exterior del templo atraía la mirada con esculturas y
pinturas diversas, muy primitivas. En él se abría una sola entrada
a los transeúntes. El propio templo estaba rodeado por dos recintos:
el externo, formado de muros con una techumbre de color rojo; el
interno, compuesto solamente de cuatro pilares, poseía cortinajes
suspendidos en el lugar de muros, y compartía con el contorno
exterior solamente el techo y varias vigas transversales. En el
templo se levantaba una estatua enorme, que superaba en altura a todo
cuerpo humano, espantosa por cuatro cabezas y otros tantos cuellos:
dos miraban adelante, y dos atrás, una cabeza vuelta a la derecha y
otra a la izquierda. El bigote estaba afeitado y los cabellos
cortados....”
Un santuario que no pudo
resistir el empuje devastador del cristianismo. En 1168 el rey de
Dinamarca Valdemar I, acompañado por el obispo Absalón, conquistó
Arkona, derrotó a Svantevit, destruyó su estatua y procedió a
evangelizar la región. Unos misioneros (antiguos paganos) que venían
a decirle a los eslavos que todos sus dioses eran falsos y que solo
existía un dios verdadero y todopoderoso.
Arkona y su santuario
dan nombre a una extraordinaria banda de folk metal ruso liderada por
Masha “Scream”.
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