Segundón de la Casa de
Borgoña, hermano menor de Juan Sin Miedo, recibió, entre otros, el
título de Duque de Brabante. Grande tuvo que ser su gobierno e
inolvidables sus hazañas para siglos después ser homenajeado con un
busto en la Grand Place de Bruselas.
Famoso por su valentía,
y capacidad de mediar en los numerosos conflictos nobiliarios de la
época, siempre que pudo, se puso del lado de su hermano, el Duque de
Borgoña. Como tantos y tantos hombres de armas, Antonio perdió la
vida en la célebre batalla de Agincourt (1415) cuando luchaba a
favor del rey francés, en el largo conflicto de la Guerra de los
Cien Años.
Cuentan que el duque
Antonio llegó tarde al campo de batalla por el mal estado de los
caminos, y casi sin tiempo de colocarse su armadura se lanzó al
combate, arretabando el escudo a un soldado raso. Sin la debida
protección, ni el blasón que lo identificaba como Duque, cuando
cayó prisionero de los ingleses, fue ejecutado junto al resto de
plebeyos. Los nobles tomados como prisioneros solían salvar la vida,
pues eran intercambiados por un suculento rescate.
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