La Catedral de Roskilde,
capital del reino de Dinamarca antes de la elección como tal de
Copenhague, es un panteón donde están enterrados un importante
número de reyes y reinas danesas. Y aunque murió mucho antes de la
erección del templo diocesano, una tradición quiere que los restos
de uno de los más emblemáticos reyes vikingos Harald Blatand
(Harald Diente Azul), está enterrados aquí. Como no se conoce el
lugar donde se depositaron sus huesos, y no se tiene la certeza de
que se encuentren en algún lugar del edificio, en una de las paredes
del altar, existe una pintura mural que representa a este rey.
Harald, hijo de Gorm y
Thyre, saltó al primer plano de la política danesa a mediados del
siglo X, una época en que Dinamarca estaba dividida en pequeños
reinos, mayormente enfrentados entre sí. Harald, conocido con el
pintoresco nombre de Diente Azul, consiguió unificar el país, se
bautizó en Jelling convirtiéndose al cristianismo, atacó Noruega,
y fue derrotado. Con perseverancia volvió al país de los fiordos,
mató a su monarca Hakon y se convirtió en rey de Noruega y
Dinamarca. Se tuvo que enfrentar también a los ejércitos del
emperador Otón II y finalmente fue destronado por su hijo Svend
Barbapartida.
El apodo Diente Azul ha
sido aplicado a la tecnología desarrollada en Dinamarca “Bluetooh”.
Este carismático y recordado rey terminó muriento en el exilio.
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