Ibn
Marwan, un caudillo musulmán de oscuros orígenes, tal vez natural de
alguna comarca de la mitad septentrional de la Península Ibérica,
apoyado por bereberes y muladíes, merodeadores como Al Surunbaki,
y del rey asturiano Alfonso III, se enfrentó en varias ocasiones al
emir de Córdoba (con distinta fortuna), hasta que en el año 875 se
asienta en Badajoz y crea una entidad política prácticamente
independiente del poder omeya. Más tarde amplió su dominio a las
regiones adyacentes del Algarve y Niebla, hasta que harto de tanto ir
y venir, se retiró a la capital pacense, para embellecerla y
disfrutar de una plácida vejez.
Pequeños cuentos centroeuropeos
Hace 1 hora
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