Malinas
es como un agradable paseo silente en una mañana de domingo. Sabemos
de su existencia al menos desde el año 870 que es mencionada en un
documento franco, siendo San Rumoldo el encargado de introducir el
Cristianismo en esta población tan alejada el centro neurálgico de
la Iglesia Católica. A partir del siglo X pertenece a los dominios
del Príncipe Obispo de Lieja y más tarde se convierte en capital
del Señorío de Malinas.
En
época de Felipe el Bueno, Malinas queda integrada en el Ducado de
Borgoña. En lo sucesivo, con Carlos el Temerario y su viuda
Margarita de York irá aumentando la importancia y la proyección de
la ciudad. Y cuando en 1504 Felipe el Hermoso vuelva a instalar aquí
el Tribunal Supremo, Malias se convierte en al sede de la corte
borgoñona.
Uno
de los vestigios medievales de la ciudad es la Puerta de Bruselas,
construida en el siglo XIII.
Puente
gótico, también del siglo XIII.
La
Grote Mark ha sido centro administrativo y comercial, sede de los
principales edificios y corazón de Malinas desde el siglo XIII.
El
ayuntamiento, iniciado en estilo gótico durante la Edad Media, luce
en sus fachadas una serie de medallones con las efigies de príncipes,
reyes y emperadores vinculados con la ciudad.
Korenmarkt es uno de los espacios más antiguos de Malinas, probablemente los romanos y los francos ya lo ocuparon en su momento.
San Rumuldo y la impresionante catedral de la ciudad.
Casas de San José, Pequeño Diablo y Paraíso. Las fachadas representan la evolución de las técnicas y materiales constructivos desde el Gótico hasta el Barroco.
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