Estella es una de esas
localidades que rezuman historia en cada uno de sus rincones. La
ciudad navarra es un inmenso museo de arquitectura románica y
gótica, y uno de los edificios con más encanto es la Iglesia del
Santo Sepulcro.
El templo, alejado un
tanto del centro latente de Estella, está situad en la antigua Rua
de los Peregrinos, llamada hoy calle de los curtidores. En esta
parroquia se atendía a los peregrinos que recorrían la Ruta
Xacobea, al menos desde 1123.
En la preciosa portada
gótica de influencia francesa, levantada a principios del siglo XIV,
los doce apóstoles, los compañeros del Cristo, escoltan a Santiago
Peregrino y a San Martín de Tours.
El tímpano narra la
pasión, muerte y resurrección de Cristo. El primer nivel registra
unas escenas de la Última Cena, en el segundo registro podemos
contemplar tres escenas; las tres Marías en el Sepulcro, el descenso
al Limbo y Cristo resucitado apareciéndose a María Magdalena. En el
registro superior aparece el Cristo Crucificado, símbolo definitivo
del Cristianismo.
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