Su estatua ecuestre, obra
de Giambologna, lleva varios siglos en la Piazza della Signoria de
Florencia, su patria. Cosme I del poderoso clan florentino de los
Médici, fue el Gran Duque de la Toscana en los años finales del
Renacimiento, cuando su amada Florencia comenzaba una larga
decadencia. Los tiempos de grandeza había pasado ya.
Impertérrito el jinete, desde lo alto de su montura, contempla el paso del tiempo. El Cosme de Médici
militar consiguió la expansión territorial de Florencia,
conquistando la vecina Siena y llegando a controlar la mayor parte de
Toscana, llevando a cabo con posterioridad una política encaminada a
acrecentar su propio prestigio personal . El Cosme de Médici
mecenas embelleció la ciudad, ordenó la construcción los Uffizi,
obra del arquitecto Giorgio Vasari, en principio sede del gobierno,
en la actualidad uno de los mejores museos del mundo, edificó los
maravillosos Jardines de Boboli y promocionó la Universidad de Pisa.
Aliado del emperador Carlos V y de los Habsburgo, la marina
florentina participó en la exitosa Batalla de Lepanto. Para mantener
su poder nunca dudó en utilizar la fuerza y el terror, amenazado por
los Strozzi, encabezonados con restaurar la antigua república. Su
gran protecto fue convertir Florencia en el centro económico de la
Península Italiana.
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