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domingo, 15 de abril de 2018

LA CUEVA DE SALAMANCA



Bajo la torre se oculta la Cueva de Salamanca . . . cuenta la leyenda que en este maldito lugar impartía clases de nigromancia, ciencias ocultas y astrología el mismo Satanás, tomando la forma de un sacristán . . . siempre contaba con siete alumnos, y cuando finalizaba la instrucción, uno de ellos era elegido para pasar la eternidad con el maligno . . . también se cuenta que Enrique de Aragón, Marqués de Villena, consiguió engañarlo, pero a cambio, perdió su sombra . . .

sábado, 13 de enero de 2018

SIERRA DE FRANCIA.



Grandes cigüeñas y majestuosos milanos nos acompañan en nuestro viajar por la piel de toro. Las tierras serranas que unen Extremadura y Salamanca pasan por ser las menos humanizadas de España (y ahí radica su encanto). El paisaje y la naturaleza te embaucan para que no quieras marchar de una tierra que conserva el aroma de lo auténtico: la vida plena.



Hombre, flora y fauna viviendo en una comunión más o menos equilibrada y ventajosa para todos. Qué diferente es esto de las regiones densamente pobladas y salvajemente urbanizadas de los costas. Al contrario que Serrat, dejamos el mar, y nos vinimos al monte. 

lunes, 5 de junio de 2017

ALONSO MADRIGAL “EL TOSTADO”.



Filólogo y teólogo en la Castilla de Juan II, del que fue consejero. Estudió con los franciscanos y se doctoró en Salamanca, prodigio intelectual de tu tiempo, sabio y prolífico escritor, poseía una memoria portentosa y nunca olvidaba lo que leía. Los que lo conocieron decían de él que era capaz de recitar pasajes enteros de la Biblia.


Abad en Valladolid y obispo en Ávila, dominaba magistralmente el latín (lengua culta por designación divina), además del griego y del hebreo, y si hacemos caso de lo que se comenta en su epitafio, escribió más pliegos que el mismísimo Lope de Vega, Fénix de los Ingenios. 

jueves, 23 de marzo de 2017

CATEDRAL DE SALAMANCA



Uno de los emblemas de la ciudad de Salamanca son las torres medievales de su catedral, que se elevan por encima de los cien metros de altura. En Salamanca conviven dos catedrales, la Vieja, medieval y románica, sobre la que se va superponiendo la Nueva, altura gótica, clasicismo renacentista y exaltación barroca.



Ieronimus, nombre elegido para la exposición que muestra parte de la historia y arquitectura de las dos catedrales salmantinas, es la latinización de Jerónimo de Perigeaux, uno de los más famosos obispos españoles, de origen francés, personaje de la Reconquista, capellán del Cid Campeador. Siendo Obispo de Valencia fue destinado a Salamanca para restaurar su diócesis, en el contexto de la repoblación puesta en marcha por Raimundo de Borgoña y Urraca de León. 



La Catedral Vieja se construyó durante los siglos XII - XV y la Catedral Nueva que se levantó durante los siglos XVI - XVIII. Una magna obra que abarca todos los estilos artísticos, románico, gótico, plateresco, renacentista, barroco, neoclásico y contemporáneo, y en la que han participado arquitectos, maestros de obra y los más insegnes artistas de cada época; Juan Gil de Hontañón, Juan de Álava, Rodrigo Gil de Hontañón, los Churriguera, Setién Güemes, Repullés y Vargas....



Durante siglos una ciudad entera colaboró para elevar estas catedrales a la mayor gloria de Dios.



La catedral románica de Santa María es una de las construcciones más monumentales y estéticas del panorama arquitectónico español, y hoy podemos disfrutar de ella gracias a un hecho excepcional; las autoridades decidieron dejarla en pie cuando se acometió la construcción de la Catedral Nueva.



El templo se inició durante las primeras décadas del siglo XII y se concluyó durante el siglo siguiente. En un primer momento se la denomina Santa María de la Sede y en general tenía más aspecto de fortaleza que de Iglesia. Un edificio puro y austero según los principios del románico, pero que ya empieza a incorporar elementos góticos.



A finales del siglo XV la antigua catedral se estaba quedando pequeña a medida que la ciudad crecía y se desarrollaba, una situación que obligó al cabildo plantearse la construcción de un nuevo templo. Los Reyes Católicos pidieron la autorización papal y en 1513 comenzaron las obras de una catedral dedicada a la Asunción de la Virgen, dirigidas por Antón Egás.


Las estancias interiores de las torres han sido objeto de largos y concienzudos estudios históricos, arquitectónicos y arqueológicos, en un proceso que incluía la restauración, y que ha posibilitado su puesta en valor.



La mazmorra fue construida en el siglo XIII en el nivel inferior de la Torra Mocha y la puerta de salida al exterior fue abierta en el siglo XVIII. 



La estancia del carcelero también fue construida en el siglo XIII. Situada también en la Torra Mocha aquí residía el guardian de la mazmorra.



Las iglesias cristianas presentan como característica constructiva que la cabecera, el lugar donde se sitúa el altar y hacia donde se dirigen las oraciones, está orientada hacia el este, en busca siempre del sol naciente. Como el orto solar – el punto exacto por el que sale el sol cada mañana – va cambiando según la estación del año, la orientación de cada templo varía con respecto a los otros. En ese sentido dicha orientación se establece hacia el nacimiento del sol en el día de la patrona o patrón bajo cuya advocación se construye el templo.



La música, parte esencial de la naturaleza, ha acompañado desde tiempos remotos a las liturgias y celebraciones religiosas, de tal forma que la catedral se revela como una auténtica caja de música. La voz es el instrumento primordial, y el coro barroco lugar por excelencia donde estas voces toman la forma de canto. De los cinco órganos que se conservan en la catedral, uno de ellos podría ser el más antiguo del continente.


Instrumentos renacentistas de viento y madera. Chirimía de contralto y barrilete de bombarda.



Históricamente la catedral de Salamanca ha ostentado la primacía en materia musical en el conjunto de las catedrales españolas.


El retablo de la Catedral Vieja es una pieza única (realmente eso cuentan en todas las catedrales que he visitado) en la que se funden el trascendentalismo bizantino y el humanismo del Renacimiento italiano. 53 paneles con escenas bíblicas ilustran el altar. Nuestra señora de la Vega, ilustre patrona de Salamanca, preside el retablo. Nicolás Florentino, en colaboración con sus dos hermanos, trabajó en los paneles.



La Sala del Alcaide es un ámbito con ventana abierta a la Iglesia Vieja y corresponde al siglo XII. En esta sala se pueden observar instrumentos musicales del Renacimiento, un cantoral de música gregoriana y algunos objetos relacionados con el culto y la liturgia. 



Esta campana gótica de bronce fue fundida aproximadamente en el año 1350. Las campanas eran el principal medio de comunicación en las ciudades medievales y existían más de cien tañidos diferentes según las necesidades: a nublado, a fuego, bula de cruzada, licenciamiento en la universidad, a procesión, agonía, toque de ánimas, excomuniones e incluso para exorcizar a la peste.


Bula de Celestino III fechada en 1196. Este documento confirma la concordia entre las iglesias de Salamanca y Ciudad Rodrigo, estableciendo los límites de ambas diócesis.




El Salón de la Bóveda se sitúa en el interior de la Torre de las Campanas, una sala construida en el siglo XIII. Este habitáculo fue el primer espacio que conectaba las Catedrales Nueva y Vieja. En su momento estuvo habitada por campaneros, relojeros y sus familias.


La tradición cuenta que este crucifijo de madera y esmalte del siglo XI lo llevaba el Cid en la batalla.



Otro documento fundamental para la existencia misma del templo. En 1289 el papa Nicolás IV expedió esta bula en favor del cabildo catedralicio de Salamanca. Concede 40 días de indulgencias a quienes apoyen económicamente la construcción de la Catedral Vieja de Salamanca aportando sus limosnas.


Privilegio rodado de Fernando II que concede privilegios a 25 personas que trabajaban en las obras de construcción de la catedral.


Los archivos son la puerta del pasado, que nos abre el futuro.



La roca nutre estos muros y la firma de albañiles y canteros quedó para la posteridad en sus sillares. La piedra de Villamayor, un tipo de roca caliza dorada y moldeable, es la materia prima que se utilizó para levantar la catedral. El cabildo contaba con sus propias canteras en la localidad en cuestión. Entre piedra y cantero se establece una profunda relación de complicidad, el hombre trabaja en silencio y la roca se deja transformar.



La sala alta, la más elevada de la Torre Mocha, permite el acceso a las terrazas, a las cubiertas y a otras torres.



Como el entrañable Quasimodo en Notre Dame de París, las gigantescas catedrales góticas tenían a sus propios habitantes. Pertigueros, perreros, carceleros, campaneros, guardianes y demás trabajadores llenaban de vida estas estancias y pasillos, formando una ciudad en miniatura, donde cada uno cumplía su función en pos de un fin mayor, el correcto funcionamiento de la Catedral.


La Torre Mocha es una antigua atalaya defensiva almenada erigida durante la XIII centuria conocida por este motivo como “Salmantica fortis”. Hasta bien entrado el siglo XVIII se le fueron añadiendo modificaciones. 



El andén de la Torre Mocha, una terraza abierta al exterior, con vistas excelentes a la ciudad y desde donde gozamos de una impagable perspectiva de todo el conjunto catedralicio. 




Desentrañando los secretos de las dos catedrales, se miran de reojo, se desafían, pero sus sillares entran en simbiósis, convirtiendo la competencia en perfección .





Torre del Gallo, la cúpula de la Catedral Vieja, que emerge del transepto.






El coro barroco delimita espacios y destruye, en cierto sentido, el espíritu original del templo.


Desde aquí observa Dios a sus fervientes seguidores. Pero que no se nos olvide, que desde lugares parecidos, en cuanto altura, observa el rey a sus súbditos, el político a sus acólitos y las megaestrellas del deporte a sus fans.



Campanario, un centro de comunicación medieval. En la actualidad forman parte de este campanario catorce campanas, algunas de ellas con nombre propio como María de la O. Los campaneros vivían con sus familias en la torre, desde donde se encargaban de que todo funcionara correctamente.



Con 104 metros, la torre de las campanas es, excluyendo la arquitectura contemporánea, la torre más alta de España después de la Giralda. Un campanario que es una auténtica torre del homenaje.


Muy cerca del cielo. Salamanca a vista de pájaro.


El famoso astronauta es uno de los elementos más curiosos y exóticos de la Catedral de Salamanca.


Las catedrales las construyeron hombres, albañiles y canteros, estos empezaron a crear logias, que al pasar el tiempo dieron lugar a la Masonería, una institución que rinde culto y venera al Gran Arquitecto del Universo y cuya función “es combatir la ignorancia bajo todas sus formas y constituye una escuela de enseñanza mutua”.



La magnificencia de Dios convertida en piedra, la música del órgano nos acerca al cielo, la altura de columnas y bóvedas nos recuerdan lo ínfimo que somos, debemos mirar hacia arriba, elevar nuestra cabeza, nuestro corazón y nuestro espíritu para entrar con contacto con el Altísimo. Nosotros, pobre humanos, pasamos por la vida, pero la piedra, el mármol de la iglesia soporta mejor el paso del tiempo, símbolo inequívoco de la eternidad y la atemporalidad de Dios. Debemos ser conscientes de nuestra caducidad, y cuando llegue la hora de nuestra marcha, Dios nos esperará con sus brazos abiertos, y nos recibirá con gozo y regocijo, para él y para nosotros. No hace falta ser creyente para comprender perfectamente lo que puede sentir un auténtico y ferviente católico al penetrar en el interior de una catedral como esta.



Las grandes catedrales tienen un algo que atrapa, maravilla, acongoja, tanto desde el exterior como en el interior, una vez que estamos bajos su techo, son lugares mágicos y llenos de energía e historia.

Eternidad.




martes, 12 de abril de 2016

SALAMANCA, CENTRO INTELECTUAL DE LA HISPANIDAD.



Señora absoluta de una llanura ininterrumpida, tostada por el Sol, regada por el Tormes, compañero histórico y afluente del Duero. Universitaria y Renacentista, una urbe moderna que intenta resguardar su pasado medieval y aún su lejano origen vetón. Una urbe dinámica y siempre viva que hunde sus raíces en la protohistoria (signifique lo que signifique esa palabreja). Una Helmántica vettona (o vaccea, o sabe Dios de quién), conquistada por Aníbal, refundada por los romanos, prácticamene abandonada, resurgida al amparo de las conquistas leonesas y convertida en referente cultural universal a partir del siglo XIII. La universidad iguala a ricos y pobres, a patricios y plebeyos, el conocimiento nunca hizo distinciones de clases (y algunos por mucho que se empeñen nunca lograran adquirirlo). Dos catedrales que conviven en perfecta simbiosis y una Plaza Mayor de ida y vuelta, vertebran las calles donde podemos revivir las andanzas de Lázaro de Tormes y los amores trágicos de Calisto y Melibea, penetrar en el mundo del ocultismo, la hechicería y las artes mágicas de la mano de Celestina o el maléfico Marqués de Villena, empaparnos de la sapiencia de los doctos miembros de la Escuela de Salamanca o imaginar que asistimos a las clases magistrales de Fray Luis de León o Don Miguel de Unamuno, y maravillarnos con el arte del Renacimiento que une sin fisuras el gótico con el barroco.

La historia de Salamanca comienza en la protohistoria, un periodo impreciso que se extiende entre los límites difusos de prehistoria e historia, un tiempo en que vettones y vacceos ocupaban el territorio de la actual provincia de Salamanca.

Helmántica, identificada con Salamanca, aparece por vez primera en los anales de la historia cuando fue conquistada por el victorioso general cartaginés Aníbal Barca. Un siglo después de la Segunda Guerra Púnica, Salamanca entre definitivamente en la órbita romana cuando el general Décimo Junio Bruto, una vez derrotado Viriato, pacifica la zona de la Lusitania, comprendida entre el Tajo y el Duero, sometiendo a vettones y lusitanos. El puente de piedra que cruza el Tormes es el testimonio material del esplendor que vivió la ciudad bajo gobierno romano.


Desde época romana (y aún antes) Salamanca acoge a los viandantes (peregrinos, arrieros, pastores y comerciantes) que transitaban por centenares, por la inmemorial Vía de la Plata (transformada en la actualidad en cómoda autovía). Más allá de las murallas el toro vetón y el puente romano son vestigios pétreos del origen de Salamanca.

Con la desaparición del Imperio romano la Meseta quedó un tanto alejada de los centros de poder y de los circuitos comerciales, y en el 712 fue conquistada por los musulmanes. Poco o nada queda de aquella época en la ciudad, habría que levantar demasidad piedras y cavar muy hondo para encontrar los restos de la Salamanca islámica.


Ramiro II, rey de León, después de vencer a los musulmanes (con la colaboración de navarros y castellanos) en la batalla de Simancas (939) comenzó la repoblación y fortificación de algunas plazas en el Valle del Tormes, entre ellas Salamanca que debía presentar un aspecto de fortaleza que abandonó con los años. De esta forma, Salamanca quedó integrada, junto a Béjar, Alba de Tormes o Ledesma en una permeable línea defensiva. Una frontera que no pudo resistir la brutal acometida de Almanzor y sus huestes, que arrasaron la ciudad en el 981.

Tras la vorágine llegó el sosiego, y Alfonso VI la recuperó para el Reino de León (y para España). El trabajo repoblador de su yerno, Raimundo de Borgoña, la hizo recuperar bríos y la preparó para afrontar el futuro con garantías de éxito. En estos momentos comienza la historia medieval de la Salamanca cristiana. Cincuenta años más tarde se inicia la construcción de la Catedral Vieja.


En 1218 Alfonso IX de León, emulando a su primo Alfonso VIII de Castilla, fundó el Estudio General de Salamanca, base de la futura Universidad, reputado centro de escolástica medieval y del pensamiento renacentista en la época del Imperio Hispánico. Sus concurridas aulas han sido la meta de miles de estudiantes, los aplicados y los tunantes.


En Salamanca además se han tomado importantes decisiones en el ámbito de la política y de las relaciones internacionales. En 1381 se hace pública la Declaración de Salamanca, mediante la cual el Reino de Castilla reconoce obediencia al pontífice Clemente VII de Avignon, tras al Cisma de Occidente, y en el año 1505, Fernando el Católico, Juana I y Felipe el Hermoso firman el Tratado de Salamanca por el que acuerdan gobernar de forma conjunta los reinos de León y Castilla.


En el siglo XV los habitantes de Salamanca se dividieron en dos grupos o bandos enfrentados, apoyos y partidarios de sendas familias nobiliarias de rancio abolengo. Por culpa de este intestinal conflicto muchos vecinos vivían atemorizados y la ciudad no pudo prosperar durante un tiempo. La pacificación tuvo lugar en otoño del año 1476.


Durante el Medievo Salamanca apunta maneras, pero será a partir del Renacimiento cuando la ciudad de convierta en referente de la Hispanidad. Por sus calles, plazas y aulas discurrió la vida de fray Diego de Deza, uno de los principales valedores de Colón, y de sus viajes e ilusiones, y aquí los integrantes de la Escuela de Salamanca con Francisco de Vitoria a la cabeza, crearon un cuerpo doctrinal sobre derecho natural, internacional y teoría monetaria.

El pícaro y su maestro, no hay escuela mejor
que tropezar con gente que pretende aprovecharse de ti.
El gran Lope de Vega escribió de ella:
“La gran ciudad del mundo en nuestra España
que parece se miran las almenas
en el ameno Tormes que las baña
mirando con desprecio a las de Atenas”.


La Plaza Mayor, centro neurálgico y vertebrador de la urbe, barroca, diseñada por Alberto de Churriguera, adornada por efigies de reyes, auténtico hormiguero de gente, un ensordecedor murmullo que rompe el descanso hierático de la piedra. Como las venas y arterias que surten de sangre el corazón, las calles de Salamanca confluyen, en un movimiento de ida y vuelta en este espacio. Pese al paso del tiempo y el acontecer histórico, sigue cumpliendo a la perfección su función primigenia, ser un lugar de reunión social. Cuando el sol comienza a menguar, la plaza se sigue llenando de gente, niños y ancianos, salmantinos y turistas, erasmus y visitantes, y todos comparten sus vivencias.

Pasear por Salamanca es hacerlo por la historia viva de la arquitectura, edificios renacentistas con alma románica y construcciones góticas engalanadas con ornamentos barrocos... la casa de las Conchas, las dos Catedrales, los palacios, la Plaza Mayor, las torres señoriales, la Casa de las Muertes...como las mujeres, Salamanca te atrapa por su belleza....

...y al cabo nada importa...
Embaucan las añejas calles helmánticas, sus señeros edificios, su olor a libros y conocimientos, sus deliciosas tapas y su inigualable ambiente multicultural y polifacético.


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