Profunda huella dejó en Navarra
la batalla de Roncesvalles, que siglos después no se han apagado sus
ecos. Lo acontecido en el desfiladero pirenaico pasó a la tradición
oral por medio del boca a boca y más tarde los juglares lo
transformaron en Cantar.
A mediados del siglo XIII se
compuso en Navarra un Cantar de Gesta con el tema de Roncesvalles de
fondo. Los versos conservados centran la acción en los lamentos de
Carlomagno ante los cadáveres insepultos de los héroes Turpín,
Oliveros y su sobrino Roldán.
Sobryno, ¿por esso non me
queredes fablere?
Pues vós sodes muerto,
Francia poco vale.
Mio sobrino, ante que
finásedes, era jo pora morir más.
Atal viejo meçquino, ¿qui
lo conseyarade?
Quando fuy mançebo de la
primera edade,
quis andar ganar precio de
Francia, de mi tera natural,
fuime a Toledo a servir al
rey Galafre,
que ganase a Durandarte
large.
Gánela de moros quando maté
a Braymante;
dile a vós, sobryno, con
tal omenage
que con vuestras manos non
la diésedes a nadi;
saquéla de moros, vós
tornástelas aylá.
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