La gloria de Hestia consiste en que es la única de los grandes
olímpicos que nunca interviene en guerras o disputas. Además, como
Artemis y Atenea, ha resistido siempre todas las invitaciones
amorosas de los dioses, Titanes y otros, pues después del
destronamiento de Crono, cuando Posidón y Apolo surgieron como
pretendientes rivales, juró por la cabeza de Zeus permanecer siempre
virgen. Por ello Zeus, agradecido, le concedió la primera víctima
en todos los sacrificios públicos80, pues había mantenido la paz
del Olimpo.
Príapo, borracho, trató en una ocasión de violarla en una
fiesta campestre a la que asistían los dioses, cuando todos se
habían quedado dormidos por hallarse ahítos; pero un asno rebuznó
fuertemente, Hestia se despertó, gritó al ver que Príapo estaba a
punto de echarse sobre ella y le hizo huir corriendo presa de un
terror cómico.
Es la diosa del Hogar y en todas las viviendas particulares y
casas municipales protege a los suplicantes que acuden a ella en
busca de protección. Hestia es objeto de una veneración universal,
no sólo por ser la deidad más benigna, recta y caritativa de todas
las olímpicas, sino también por haber inventado el arte de la
construcción de casas; su fuego es tan sagrado que si se enfría un
hogar, ya sea por accidente o en señal de duelo, se reavivan las
llamas con la ayuda de una rueda de encender.
Robert Graves. Los Mitos Griegos.
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