jueves, 14 de febrero de 2019

CRISTIANOS NUEVOS Y CRIPTOJUDAÍSMO EN TUI.




En 1492 Isabel de Castilla, la Católica majestad, firmó el injusto (por desagradecido) decreto de expulsión de los judíos de las tierras de la Corona, con lo que centenares de sefardíes abandonaron sus ancestrales hogares familiares. Hasta esa fatídica fecha, la ciudad de Tui había sido hogar de un dinámica comunidad judía, que contaba con sinagoga, cementerio e incluso una carnicería. La única carnicería judía documentada en Galicia.

Muchos judíos optaron por marchar, pero otros tantos decidieron conservar sus patrimonios y sus vidas, aunque fuese a costa de convertirse al cristianismo. No obstante estas comunidades asentadas tanto en Castilla como en Portugal manifestaron una identidad religiosa propia a lo largo de los siglos XVI y XVII.

Esta comunidad de cristianos nuevos asentados en Tui desempeñaban destacadas actividades profesionales; médicos, cirujanos, banqueros, boticarios y escribanos. Su éxito profesional venía acompañado de la envidia y los celos de los vecinos más humildes, que se ocupaban, muchas veces de extender bulos y levantar falsos testimonios sobre ellos. Cuanto daño han hecho – y siguen haciendo – los integrismos religioso.


La Casa de Salomón, un reputado mercader local, refleja la importancia de la judería medieval de Tui y data del siglo XV.

En muchas casas de la ciudad, como la situada en la calle de la Misericordia, los cristianos nuevos grababan cruces e inscripciones que daban fe pública de su bautismo.

Sin embargo, la Inquisición se mostró inmisericorde y nunca estuvo dispuesto a tolerar ciertas costumbres nunca erradicadas. Según se desprende de las actas de algunos procesos inquisitoriales, muchas familias continuará en secreto en sus prácticas y costumbres judías, algunas tan peligrosas para los cristianos viejos como respetar el Sabbath, lavar el cuerpo de un difunto con agua caliente, preparar pan ácimo, ayunar durante el Yom Kippur o limpiar la carne de cualquier resto de grasa o sangre.


Algunas familias de Tui, como los Sarabia, los Coronel, los Henríquez o los Pereira sufrieron en sus carnes la crueldad e injusticia inquisitoriales. En 1617 fue detenida Antonia Sarabia acusada de judaizar y de celebrar reuniones secretas en su casa del arrabal de Riomuíños.

Otras familias, como los Coronel, consiguieron medrar y ascender en la escala social. Incluso dos de sus miembros fueron nombrados canónigos, algo que no gustó al cabildo catedralicio. La iglesia montó una farsa, inventó pruebas y juntó testimonios contra la familia, llegando a construir la cárcel en 1611 para encerrar a los canónigos de origen judío.


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