Jean Jacques Rousseau es uno de
los teóricos políticos más influyentes de los últimos doscientos
años, sus ideas sobre la organización de la sociedad humana sirven
de sustento a las democracias occidentales. Aunque nació en Ginebra
(Suiza), sus posiciones políticas le obligaron a exiliarse a
Francia. De niño aprendió a leer con las Vidas Paralelas de
Plutarco, fue secretario del embajador francés en Venecia, trabó
amistad con Diderot y cansado de París se retiró al campo donde se
dedicó a escribir. Sus escritos levantaron ampollas entre la élite
conservadora y sus obras Emilio y El Contrato Social fueron
condenadas.
En su obra El Contrato Social
expone la idea de que el Estado surge como consecuencia de un acuerdo
entre los ciudadanos, y por tanto, la soberanía reside en ellos.
Teniendo en cuenta esta premisa, el gobierno debe ser un reflejo de
la voluntad general.
Rousseau fue una persona que
vivió un conflicto interior permanente; siempre estuvo por encima
del común de la gente, nunca consiguió el favor de los poderosos y
acabó rompiendo con todas sus amistadas, y a pesar de todo captó
como nadie la auténtica esencia de la Ilustración.
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