lunes, 7 de enero de 2019

LA POBLACIÓN EUROPEA EN EL SIGLO XVIII.




A lo largo del siglo XVIII (y en especial durante la segunda mitad) la población europea experimentó un rápido crecimiento demográfico, pasando aproximadamente de 115 a 190 millones de habitantes (un aumento del 65%). Este cambio de tendencia fue debido al descenso de la mortalidad a causa de la menor virulencia de las epidemias, la mejora de la dieta y la menor incidencia de la guerra sobre la población civil.

No obstante, este crecimiento de la población no fue uniforme. Mientras en Reino Unido, Prusia y Rusia el crecimiento fue muy alto, en Francia, España y la península Ibérica fue más modesto. En otras áreas, como las Provincias Unidas, se produjo un estancamiento.

Durante esta centuria el 90% de la población seguía viviendo en el campo, aunque la población urbana aumentó mucho su tamaño. Las principales ciudades europeas eran Londres (que alcanzó la cifra de 800.000 habitantes) y París (con 600.000), las dos metrópolis más destacadas de Europa Occidental. Otras urbes importantes eran Moscú, Nápoles, Viena, Madrid, Lisboa, Milán y Roma, que contaban con poblaciones entre 100.000 y 500.000 habitantes.

En el siglo XVIII se produjeron grandes oleadas migratorias. El flujo de emigrantes europeos hacia los imperios coloniales fue constante. Además de América y Asia, nuevos territorios comenzaron a incorporarse a este flujo, como Australia que comenzó a poblarse a finales del siglo XVIII con presos de las cárceles británicas. El tráfico de esclavos se intensificó y supuso el desplazamiento forzado de millones de africanos hacia el continente americano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...