John Locke
es un pensador fundamental en las transformaciones políticas
ocurridas en Inglaterra durante la segunda mitad del siglo XVII al
convertirse en el principal defensor teórico del parlamentarismo.
En sus dos
Tratados sobre el gobierno civil mantiene que el individuo goza de
una serie de derechos inalienables, como la vida, la propiedad
privada y la libertad. Para John Locke la soberanía residía en los
individuos, y para evitar la arbitrariedad del gobierno defendía la
separación de poderes entre el legislativo, el ejecutivo y el
judicial.
“John
Locke es el apóstol de la Revolución de 1688, la más moderada y la
más afortunada de todas las revoluciones. Sus objetivos eran
modestos, pero fueron logrados con exactitud y desde entonces no ha
sido necesaria en Inglaterra ninguna revolución. Locke incorpora
fielmente su espíritu y la mayoría de sus obras aparecieron después
de 1688”.
Bertrand
Russel,
Historia de la Filosofía.
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