Desde el origen del Cristianismo y el triunfo de la Iglesia Católica, el papel de la mujer dentro de esta institución ha sido relegado a un segundo plano. La actuación de la mujer en el seno de la iglesia se circunscribe a un espacio concreto y reducido, el Convento. Muchas viudas, descarriadas, embarazadas, solteronas, nobles, desobedientes eran recluidas en conventos para apartarlas de la sociedad, y en ocasiones, evitar la deshonra familiar. Algunas pocas, normalmente mujeres de la nobleza convencidas o viudas de alta alcurnia, entraban en el convento por pura devoción. Dentro del clero femenino la figura más trascendental era la abadesa.
MARINA NUÑEZ. NADA ES TAN PROFUNDO COMO LA PIEL
Hace 2 horas
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