El XVIII fue el siglo en que triunfó el Absolutismo y el Despotismo Ilustrado, pero también fue la época en que se gestaron las ideas que acabaron conduciendo a una nueva era, la Edad Contemporánea. Una centuria convulsa y compleja, por momentos premonitoria de lo que estaba por llegar, una época intensa en la que los valores tradicionales se veían amenazados por los vientos de cambio.
Muchos conceptos políticos que hoy día hacen funcionar nuestra sociedad, como la soberanía nacional, la democracia, la división de poderes y el sufragio universal, tienen su origen en el trabajo de los pensadores y filósofos del siglo XVIII, quienes se rebelaron contra la desigualdad y la injusticia de su tiempo. En definitiva somos herederos de las ideas de unos ilustrados que pretendieron utilizar la razón para iluminar el mundo.
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