En la llanura
transilvana, en las tierras que forman parte del condado rumano de
Brasov se situa la pequeña ciudad de Ghimbav – Weidenbach en
alemán y Vidombák en húngaro – organizada a partir de su iglesia
fortificada.
La iglesia y su
campanario fueron construidos en el siglo XIII por la mano de los
caballeros de la Orden Teutónica. La primera mención de Ghimbav
data de 1342 y conocemos una carta fechada en 1420 que remitió el
rey húngaro Segismundo de Luxemburgo a los habitantes de Ghimbav y a
otras poblaciones vecinas para que contribuyesen a la construcción
de la fortaleza de la cercana Brasov.
Probablemente la ciudad
fue fundada por colonos sajones (protegidos y patrocinados por los
monarcas húngaros) que reactivaron el comercio de la región. Los
campos estaban poblados y trabajados por campesinos rumanos que
acudían a la ciudad de cuando en cuando.
En el siglo XV se
construyó una muralla con piedras y ladrillos alrededor de la
iglesia. Toda la estructura quedaba rodeada por un foso inundable.
Las iglesias fortalezas son construcciones típicas del medio rural
transilvano, un lugar ideal para acoger a la población en caso de
agresión esxterna. En origen esta muralla estuvo protegida por siete
torres. Cinco aún permanecen en pie. En 1666 el ayuntamiento y
varias casas más se trasladaron al interior del recinto.
En el escudo destaca un
corazón del que florecen tres amapolas que simbolizan tres valores
enraizados en la gente del lugar; solidaridad, valor y gloria.
Una preciosa iglesia
fortificada del siglo XIII adaptada a los nuevos tiempos, hace las
veces de ayuntamiento – Primaria – y se ha convertido en el
corazón del pueblo. Cuando cae la tarde viejos y jóvenes se sientan
alrededor de la fortaleza buscando al alivio de los tórridos calores
estivales.
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