Raoul Glaber - “el
Calvo” - fue un monje y cronista borgoñón que vivió (básicamente)
durante la primera mitad del siglo XI (murió en 1047). Tras pasar
varios años vagando de monasterio en monasterio acabó recluído en
Cluny, donde terminó de escribir sus cinco libros de histori.
Como un corresponsal que
nos envía sus crónicas desde el pasado, Raol Glaber describe en
primera persona la terrible hambruna que devastó Europa entre
1032-1033, en que la acuciante falta de víveres afectó a todos por
igual, tanto ricos como pobres. También escribió la corrupción que
carcomía a los poderosos, laicos y eclesiásticos, y sobre las
primeras persecuciones contra los judios.
Y
suyo es el célebre pasaje que habla de la proliferación de
iglesias por toda la Europa cristiana:
«Al
acercarse el tercer año siguiente al año mil se asistió en casi
toda la tierra, pero sobre todo en Italia y en la Galia, a la
reedificación de las iglesias; aunque la mayor parte, bastante bien
construidas, no tuvieran ninguna necesidad, una auténtica emulación
impelía a cada comunidad cristiana a tener una más suntuosa que la
de los vecinos. Hubiérase dicho que el mundo mismo se sacudía para
despojarse de su ropaje vetusto y se vestía por doquier con un manto
blanco de iglesias. Así
fue cómo casi todas las iglesias de las sedes episcopales, las de
los monasterios, consagradas a toda suerte de santos, e incluso las
más insignificantes capillas de las aldeas fueron reconstruidas por
los fieles más hermosas que antes».
Un
pluma fundamental para conocer algo más de la Europa Cristiana del
siglo XI, llamado con justicia el Cronista del año mil.
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