Aún recuerdo con cierta
emoción el día que visitamos Veszprem, y en el interior de su catedral , una agradable mujer nos animó a que subiéramos al altar
para contemplar la reliquia de Gisela de Baviera. Independientemente
de las creencias de cada uno, aquella mujer contagiaba el entusiasmos por su más
preciado tesoro, haciéndonos partícipes de su admiración y
veneración por Gisela. Pero ¿quién fue Gisela de Baviera?.
Gisela, hija del duque
Enrique II de Baviera, fue la esposa de Esteban I , el primer rey de
Hungría, y por tanto reina consorte. Además, la reina bávara, se
encargó de promover el Cristianismo en Hungría, y realizó
importantes donaciones, en especial a la diócesis de Veszprem. Llegó
a Hungría con un numeroso séquito de nobles y clérigos germanos
que contribuyeron al desarrollo del recién nacido reino.
La estrecha relación
que se estableció entre la reina y el obispado de Veszprem fue tan
intenso, que el obispo de esta diócesis adquirió el derecho
exclusivo de coronar a todas las reinas consortes de Hungría, a
partir de Gisela.
Consorte y bien amada de
Esteban, fundador del Reino húngaro, podemos estimar, que algo tuvo
que influir esta Santa Mujer, beatificada en 1975, en la
configuración del estado medieval de los magiares, que llegó a
convertirse en el más destacado defensor del Catolicismo en toda
Europa Centro Oriental.
Mi sensación al
recorrer Hungría, es que para sus habitantes Gisela y Esteban deben
significar algo parecido que Isabel y Fernando, Reyes Católicos,
para los españoles.
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