A lo largo de seis centurias la Torre de Londres , la fortaleza más poderosa de la capital británica albergó una colección de fieras, animales salvajes y criaturas exóticas. La casa de fieras se estableció en el siglo XIII durante el reinado de Juan I. Tantos años dan para muchas anécdotas.
Los animales exóticos expuestos en la Torre intentaban representar la fortaleza y salud del propio monarca. Los animales llegaron a la capital inglesa desde lugares, conocidos e ignotos, de todo el mundo.
El oso polar Enrique III, un presente del rey de Noruega Haakon, estaba fuertemente atado a una cuerda que le permitía pescar en el Támesis.
Cuentan que aquí encontró William Blake al tigre que inspiró su famoso poema.
Luis IX de Francia regaló al rey Enrique III un elefante africano macho en el año 1254.
El animalito, que el propio San Luis había adquirido en Tierra Santa, vivió en la Casa de Fieras hasta su muerte.
Las serpientes, animales de sangre fría estaban normalmente envueltas en mantas y se les colocaba cerca de una estufa para que las ayudase a mantener el calor.
El rey de la selva, símbolo de nobleza y realeza no podían faltar en la casa de fieras de los reyes ingleses. El artista Edwin Landser, quien más tarde diseñó las esculturas de los leones de Trafalgar Square, dibujó leones vivos en la Torre.
Los monos vivían en una habitación donde los visitantes podían caminar e interactuar con ellos. La atracción fue clausurada después de que uno de estos animales atacase a un niño.
El avestruz de la torre murió después de tragar un clavo largo. Los visitantes habían alimentado al ave con piezas de metal, en la creencia de que el avestruz comía hierro.
Los animales de la casa de fieras abandonaron la Torre en 1832, tenían un nuevo hogar, el Parque Zoológico de Londres.
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