Desde una hornacina situada sobre una de las principales puertas de Dubrovnik, Sveti Vlaho - San Blas para nosotros - recibe desde hace siglos a mercaderes, trotamundos y viajeros que penetran, a través de su umbral, en la Vieja Ragusa , la Perla del Adriático.
San Blas fue médico, obispo en Armenia y mártir cristiano. Convertido en patrón de Dubrovnik desde que en el año 972 intervino para evitar que los venecianos iniciasen su conquista. Las naves venecianas habían fondeado frente al puerto de Dubrovnik, con la escusa de aprovisionarse de agua y algo de comida. San Blas descubrió que las verdaderas intenciones eran apoderarse de Ragusa y alertó al párroco que rápidamente dio la voz de alarma. La ciudad se había salvado de un ataque nocturno.
Cada 11 de febrero, y desde el año 1190, los agradecidos ragusinos celebran con fervor y alegría la festividad de su Santo Patrón. Tal celebración forma parte del patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.
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