La ciudad alemana de Aquisgrán, enclave favorito de Carlomagno, tiene un remoto origen en la protohistoria europea, cuyos primeros pobladores se asentaron en el lugar atraídos por las fuentes de aguas termales de esta zona pantanosa. Nos situamos en la Edad de Hierro y estos celtas adoraban a Grannvs - identificado con Apolo tras la conquista romana - un dios curandero, de la luz y de las aguas. Este culto quizá haya que ponerlo en relación con ciertos ritos guerreros similares a los atestiguados en los castro del Norte de la Península Ibérica. Parece que el topónimo Aquisgrán - Aachen - Aquae Granni - está relacionado con el término agua, y es que la ciudad alemana ha sido famosa a lo largo de toda la historia por sus balnearios y aguas termales.
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