El 5 de marzo de 1329 en
la Catedral de Pamplona es coronada Juana II, reina de Navarra. Con
esta coronación, el Reino de Navarra queda desligado definitivamente
del trono francés. Juana era hija de Luis I de Navarra y Margarita
de Borgoña, pero al morir su padre es excluida de la línea
sucesoria, tanto en un reino, como en el otro, en favor de su tío Felipe el Largo .
A su tío Felipe,
sucedió otro tío, Carlos , y a la muerte de este último, hartos en
Navarra de monarcas más pendientes de asuntos ultrapirenaicos,
aprovecharon la inexistencia de heredero directo para elegir a su
propio monarca. Caballeros navarros acordaron en Puente la Reina
actuar unidos en la cuestión sucesoria, que el monarca debía jurar
los fueros como mandaba la ley y la tradición, y llamaron a Juana,
que se había casado con Felipe de Evreux
A cambio de renunciar al
trono francés, Felipe VI, les reconoce como legítimo rey de
Navarra. Pero Juana y Felipe se sienten ante todo, príncipes
franceses, y tres meses después de la coronación abandonaron
Navarra, y marchan a Francia donde eran propietarios de numerosos
dominios. Durante el resto del reinado, sin llegar a desentenderse
totalmente de Navarro, delegaron en otras personas su gobierno.
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