Pasear por Salamanca es un auténtico placer para todos los sentidos, cualquier rincón puede sorprendente. Es una de esas ciudades que cada vez que la visitas descubres algo nuevo (nuevo para tí claro está), y eso me sucedió la última vez que pasé por allí: descubrí la Torre del Clavero.
Una hermosa torre que formaba parte de una casa fortificada del siglo XV, de la que parece imposible concretar su orígenes, y tal vez por este motivo, haya sido origen de historias y leyendas.
Los lugareños, estudiosos y curiosos, no logran ponerse de acuerdo: para unos la construyó Francisco de Sotomayor, clavero de la Orden de Alcántara; para otros, Diego de Anaya, caballero de la misma orden. Para unos la denominación de clavero es clara alusión a su pretendido constructor y propietario; para otros, la torre era el lugar donde vivía el encargado de custodiar las llaves de Salamancas.
Y estas confusiones (intencionadas o no) dieron pábulo a tremebundas leyendas que hablan de un Fantamas Negro que deambulaba por la torre al final de la Edad Media, de la trágica historia de amor entre Leonor y Ramiro, o de los asesinos de Inés de Castro, la amante del rey de Portugal, que fueron detenidos y encerrados entre los muros de esta torre. Y yo me pregunto ¿cómo dormirán las huéspedes que deciden pasar la noche en el cercano hotel cuyo nombre pidió prestado a la torre?
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