Por este convento de los dominicos, instalados en la ciudad desde 1255, de arquitectura renacentista, han desfilado algunas de las más brillantes mentes del Renacimiento castellano, como Francisco de Vitoria, Domingo de Soto o Diego de Deza, integrantes de la prestigiosa Escuela de Salamanca, o visitantes tan célebres como Bartolomé de las Casas, Santa Teresa de Jesús o San Ignacio de Loyola. También el almirante Cristobal Colón acudía aquí asiduamente en busca de un apoyo, que finalmente encontró en los Reyes Católicos, tras una entrevista celebrada precisamente aquí. En el interior de su claustro fraguó buena parte del Imperio Hispánico, que fue durante dos siglos, dueño de medio mundo.
Pequeños cuentos centroeuropeos
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