Avignon,
en la Provenza, a orillas del Ródano, se convirtió en sede del
Papado a partir del año 1309, después de que Clemente V se
instalase en la ciudad, con la aquiscencia del rey de Francia Felipe
IV "el Hermoso", tras salir de una ciudad de Roma que se
había vuelto en su contra.
La
ciudad de Avignon pertenecía a Carlos II de Anjou, rey de Nápoles y
Sicilia, y además vasallo del Papa, de tal manera que le brindó su
apoyo. Además estaba cerca del Condado de Venaissin, una posesión
eclesiástica. A ello hay que sumar el hecho de la posición central
de Avignon con respecto a la Europa Cristiana.
Durante
el periodo conocido como Papado de Avignon, siete pontífices
máximos, Juan XXII, Benedicto XII, Clemente VI, Inocencio VI, Urbano
V, Gregorio XI y el citado Clemente V residieron en la ciudad
Avignon. Una vez resuelto este conflicto y el papado regreso a Roma,
surgió una nueva ruptura, el Cisma de Occidente, durante el cual
coexistieron dos, y hasta tres papas al mismo tiempo. También
durante este Cisma Avignon jugó un papel de primer orden, pues dos
antipapas, Clemente VII y Benedicto XIII, continuaron reclamando,
desde esta tranquila ciudad, la supremacía absoluta sobre la Iglesia
Católica.
Coincidiendo
con la época del pontificado, vivió Avignon su época de mayor
esplendor y desarrollo, construyendose una auténtica fortaleza
alrededor del Palacio Residencia de los papas. En época del papa
Bonifacio VII en 1303 (aún no era sede pontificia) se fundó la
Universidad de Avignon, que tuvo gran reputación en el estudio de
leyes, hasta época de la Revolución Francesa.
El
último de estos papas, Benedicto XIII, conocido como Papa Luna, tuvó
que huir de Francia y refugiarse en la Corona de Aragón, pasándo
los últimos años de su vida, y de un pontíficado que él
consideraba legítimo, en el castillo de Peñíscola.
Una ciudad vitalista en cada una de sus esquinas, recordándome esos días, no festivos, del Carnaval de Cádiz. Cádiz y Avignon, unidas por el arte callejero.
Una ciudad vitalista en cada una de sus esquinas, recordándome esos días, no festivos, del Carnaval de Cádiz. Cádiz y Avignon, unidas por el arte callejero.
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