El
hijo de Sancho Garcés Abarca y Urraca Fernández, reinó tan sólo seis años y todo lo
que no pudo hacer como rey lo hizo como padre, pues su hijo, Sancho
Garcés III, se convirtió en el más poderoso de los reyes
cristianos de la Península Ibérica.
A
García Sánchez II, llamado "temblón" o "trémulo"
por un extraño estado de trance en el que entraba antes de cada
batalla y que le confería gran valor y ánimo, no le faltaron ganas
de hacer bien las cosas, ser gobernante de un poderoso reino y
protagonizar grandes hazañas. Lo primero que hizo tras ser coronado
fue tratar de sacudirse el vasallaje que su padre había rendido a
los muslimes cordobeses.
Animoso
y confiado en sus posibilidades se enfrentó al invencible Almanzor,
para poco después, convencido de su inferioridad militar, vuelve
sumisamente a pedir la paz a Córdoba. No obstante, las tensiones
entre Pamplona y la capital andalusí continuaron siendo tensas, mas
el obstinado rey navarro consiguió mantener intactas las posesiones
territoriales de su reino.
Casó
García con Jimena Fernández, naciendo de este enlace la mayor
contribución del rey "temblón" a la historia: Sancho
Garcés III el Mayor.
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