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viernes, 21 de junio de 2019

FELICIANO DE SILVA.




Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura, para comprar libros de caballerías en que leer; y así llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva: porque la claridad de su prosa, y aquellas intrincadas razones suyas, le parecían de perlas; y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafío, donde en muchas partes hallaba escrito: la razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura, y también cuando leía: los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas se fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza. Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido. . . (El Quijote).


Feliciano de Silva, escritor español que vivió a caballo entre los siglos XV y XVI, entre la Edad Media y el Renacimiento, entre los Caballeros Andantes y el Homo Nuovo del Humanismo, continuador de Amadís de Gaula y de La Celestina. Nació en Ciudad Rodrigo, población de la que fue regidor y sirvió con lealtad al rey Carlos I (al parecer participó en la Guerra de las Comunidades).


Feliciano no fue un hombre cosmopolita, y siempre prefirió la tranquilidad del hogar y la familia, y el entorno de su ciudad natal, antes que la incertidumbre de los viajes. Animado por la picaresca y las modas literarias, se lanzó a escribir una segunda parte de La Celestina, intentó revitalizar (o más bien resucitar) la novela de caballería e incluyó en sus obras elementos típicos (y tópicos) de las narraciones pastoriles. La mordaz (y a veces hiriente) pluma de Cervantes no dudó en burlarse de su recargado estilo, y de la sinrazón de su sinrazón . . . la parte contratante de la primera parte . . . Los textos de Feliciano da Silva fueron culpables, en parte y nunca en solitario, de la locura que se apoderó del hidalgo manchego Alonso Quijano.


viernes, 18 de diciembre de 2015

ÍDOLO DE CIUDAD RODRIGO.



Un personaje con claros rasgos antropomorfos, grabado en un canto basáltico de río de color negruzco. Este individuo – o criatura –  en el que podemos adivinar un carácter bonachón, y completamente desconocido para nosotros, presenta una silueta redondeada, dibujada con trazos muy simples – estamos en la infancia misma del arte y casi de la cultura – está datado en la Edad del Bronce, un testimonio más del temprano poblamiento de Miróbriga (Ciudad Rodrigo).  

domingo, 5 de abril de 2015

SANCHO I DE PORTUGAL.



Hijo de Alfonso Enríquez y de Mafalda de Saboya, sucedió a su padre y se convirtió en el segundo rey de Portugal (1185 - 1211). Fue conocido como "el Poblador", por el estímulo que dio a la repoblación de las tierras pertenecientes al reino, siendo iniciado por su padre desde muy joven en las tareas de gobierno y la disciplina militar. Cuentan que con doce añitos encabezó una acción militar contra Ciudad Rodrigo en el Reino de León. Poco a poco su padre fue delegando más y más funciones en su joven hijo, que protagonizó expediciones de saqueo en Andalucía Occidental y defendiendo con éxito la ciudad de Santarem, de las apetencias almohades. 

La coronación de Sancho, en la ciudad de Coimbra (auténtica capital del reino), tres días después de la muerte de su padre, reafirmaba la autonomía del Reino de Portugal, fundado precisamente por su progenitor. El nuevo rey se centró en la repoblación de su país, concediendo fueros ventajosos a los primeros concejos establecidos en las regiones meridionales, atrayendo además a pobladores extranjeros, en especial, francos. Fueron sin embargo, las órdenes militares - hospitalarios, templarios y calatravos - los que más se beneficiaron de estas políticas. 

Hombre viril y fecundo, se casó con Dulce de Aragón, la hija de Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón, con la que tuvo nueve hijos. Cuando enviudó inició una relación con la Ribeiriña, pseudónimo de María Paez de Ribeira engendrando al menos seis hijos. Mantuvo relaciones con otras mujeres, de las que le nacieron más vástagos. Uno de sus hijos habidos con Dulce, le sucedió como rey, Alfonso II. 

Sancho I tuvo fama de rey dialogante y pacífico, consideraba la palabra más útil y poderosa que las armas, y de rey culto, amante de las letras y la poesía, y mecenas de los estudios.

jueves, 5 de marzo de 2015

CIUDAD RODRIGO.



Deliciosa ciudad medieval, con callejuelas empedradas e intrincadas, una poderosa muralla que rodea todo el núcleo urbano, unos habitantes que deben tener la sensación absoluta de vivir en una auténtica fortaleza, el río Águeda a sus pies bañando pastos y discurriendo por la llanura, la Catedral de Santa María y un castillo mandado reconstruir por Enrique II Trastámara. El camino (aquí más bien paseo) de ronda, en perfectas condiciones invita al regocijo y un viaje en el tiempo, un pasaje a través de la memoria histórica, trasladándome a otros tiempos de razzias, justas, guerras, mesnadas, juglares, trovadores y asedios interminables. 

A caballo entre Castilla-León y Portugal, nació, creció y se desarrollo Ciudad Rodrigo, en tierras de frontera, pero una frontera distinta. No se trataba de la tipica frontera con el Islam, sino con el hermano cristiano.

Ciudad Rodrigo hunde sus raíces en la Mirobriga de los vettones, cuyo recuerdo se hace presente en el verraco instalado en una rotonda. Sucesivamente camparon por estos lares, disciplinados legionarios romanos, pordioseros emigrantes suevos, orgullosos señores visigodos y portadores del Islam, una novedosa fe.

A comienzos del siglo XII, rondando el año 1100, el núcleo viejo de la villa es repoblado por obra del conde Rodrigo Gonzalez Girón, del que terminaria derivando el nombre de la poblacion.

Fernando II, rey de León, puede ser considerado (cuasi) fundador de la Ciudad, a mediados del siglo XII reconstuye la ciudad que había sido arrasada por los musulmanes, impide que el flamante (y recien coronado) monarca portugués Alfonso I la anexione a sus dominio, le concede un fuero, funda una sede episcopal e inicia la construcción de su catedral. Durante la centuria siguiente la villa seguirá prosperando y conseguirá nuevos privilegios de parte de Alfonso X y Sancho IV.

Durante la guerra civil entre Pedro I de Castilla y Enrique de Trastamara la ciudad desempeñara un papel de primer orden. En esta época, precisamente Enrique II reconstruyo el antiguo alcazar y erigio la imponente torre del homenaje, convertida en suite del Parador Nacional.

La condición de frontera la convirtió en escenario de una larga y triste diaspora, una marcha hacia el exilio protagonizada por los judíos, expulsados de la Corona de Castilla ; que buscaban nuevos horizontes vitales en tierras de la antigua Lusitania, convertida ahora en reino independiente.

domingo, 9 de febrero de 2014

ALCÁZAR DE CIUDAD RODRIGO



Pequeña fortificación, convertida, como no en Parador Nacional, mandado construir en 1372 por el rey Enrique II Trastámara.



Lo más destacado es su Torre del Homenaje de tres plantas con ventanas ojivales rodeada por una muralla con torres de defensa. 

domingo, 21 de abril de 2013

VERRACO DE CIUDAD RODRIGO



Esculturas pétreas, zoomorfos sin vida, guardianes del camino, dioses telúricos, divinidades ganaderas, todo eso y mucho más son los verracos, omnipresentes en la geografía meseteña castellanolusitana ibérica, del que es genuino representante el ejemplar de Ciudad Rodrigo. 


Este verraco de granito de posible origen vetón, ocupa la totalidad de un pequeñísima rotonda, a los pies del alcázar de la ciudad, mandado construir por el rey Enrique II en 1372. 


Algunos historiadores y arqueólogos, han identificado la actual Ciudad Rodrigo, con la ciudad de los vettones llamada Miróbriga, quizás la presencia en la ciudad de esta escultura zoomorfa sea una prueba de ello. 


Las patas delanteras están delimitadas mucho mejor que las traseras, aunque la cara no aguantó todos los embates temporales, la cabeza se distingue perfectamente del resto del cuerpo. Y como en muchos otros ejemplares, los genitales tienen un tamaño desmesurado. 


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