La vieja Iria Flavia fue
residencia de cónsules y pretores durante el Imperio Romano (una
información que recoge el geógrafo Ptolomeo en su Itinerario
Romano), desde este enclave estratégico controlaban la provincia
Gallaecia. La ciudad de Iria Flavia, hoy Padrón, a orillas de los
ríos Ulla y Sar, fue fundada aproximadamente en el siglo I. Su
origen y significado histórico se debate entre el culto pagano y el
culto cristiano.
Su nombre recoge el calificativo
del emperador Flavio Vespasiano y posteriormente, la tradición
jacobea, difundió la creencia de que hasta estas costas había
llegado el cuerpo del apóstol Santiago. La barca que transportaba
los restos mortales del Santiago, atracó en algún punto del río
Sar y fue amarrada a un piedra, o pedrón, que con el tiempo dio
nombre a la localidad.
Este pedrón, custodiado bajo el
altar de la iglesia de Santiago de la localidad, es en realidad un
ara romana. En ella una inscripción reza lo que sigue: Neptuno
oireses de suo posuere.
Esta leyenda fue alterada en el
siglo XVI para otorgarle una connotación cristiana, desterrando, de
paso, cualquier vestigio de la adoración al dios latino de los
mares, el poderoso Neptuno.
Para enfatizar aún más la
advocación cristiana del pedrón, en el lugar donde está depositada
el ara, puede leerse: Cippus, cui nomen Petronium adest ei navim
S. Jacobi zebedaei corporis vetricem alligatam fuisse pie creditur.
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