domingo, 25 de enero de 2015

SANCHO III EL MAYOR "REX IBERICUS".



Sancho Garcés III el Mayor, hijo de García Sánchez II y Jimena Fernández, fue el monarca hispánico más poderoso de su tiempo, disfrutando el Reino de Navarra, su etapa hegemónica y de mayor gloria de su historia. Fue el primero en regir en un territorio (controlado pero no unificado), que en el futuro volvería a experimentar rupturas y uniones (más o menos definitivas), y cuyas entidades que lo formaban, vivirían una evolución histórica diferente, pero que con el acontecer de los siglos nuevamente estarían unidas (aunque no sabemos por cuanto tiempo más).


Su figura es omnipresente en toda la geografía de Navarra, la actual y la histórica. Su porte destila grandeza y magnificencia, aún para aquellos que ni siquiera hayan oído hablar de él. Su efigie ornamenta la Diputación Provincial de Navarra. Más allá de su personalidad y sus actuaciones, algunos monarcas medievales han llegado al tercer milenio convertidos en símbolos nacionales, con los que se identifica el pueblo. 


Cuánto más leo, más enigmático me resulta el personaje, a veces creo enloquecer entre tanto dato disperso e inconexo, y es que a pesar de su importancia histórica, la parquedad de documentos de la época hacen difícil interpretar sus auténticas intenciones. ¿Qué pasaba por su cabeza? ¿Cuál era su plan? ¿Realmente pretendía convertirse en rey de toda Iberia? ¿Fue capaz de vaticinar el futuro de los territorios que gobernó? ¿Cuántos historiadores antes que yo se habrán visto superados por este hombre? ¿Cuántos eruditos habrán sido capaces de captar las múltiples aristas que dieron forma a su poliédrico reinado?. Preguntas, preguntas, preguntas.....

Sin embargo no faltan quienes han intentado interpretar su reinado con las más variadas intenciones, todos parecen querer al rey Sancho: reivindicado por el nacionalismo vasco para legitimar su diferenciación histórica, por castellanos unionistas como germen de una unidad ibérica con sólidas bases históricas, alguno por ahí lo ha proclamado "primer rey de España", y por supuesto por los navarros como símbolo de su identidad y su historia. 


Fue rey de Navarra, conde de Aragón, promovió la expansión de sus fronteras por las comarcas de Nájera, Guipúzcoa, Vizcaya y Álava, gobernó de facto en el Condado de Castilla e intervino cuando fue necesario en el Reino de León; haciendo notar su mano e infuencia en toda la cristiandad hispana, unos hechos que le valieron ser designado por el Abad Oliva como "Rex ibericus". Sancho III se adelantó cinco siglos a los Reyes Católicos en la idea de unificar bajo una sola corona toda Iberia. 

Frente a la supremacía territorial y política del Califato, Sancho dedicó sus fuerzas a lograr la hegemonía sobre los reinos cristianos, dejando a un lado los seculares enfrentamientos con el Islam, que andaba fragmentada en decenas de pequeñas taifas enfrascadas en interminables luchas. ¿La misma fuerza histórica que provocó la ruptura de Al Andalus posibilitó la unión de la mayoría de los estados cristianos bajo una única corona, guiados sus destinos por un mismo cetro?. Por medio de matrimonios, pactos, acuerdos e intervenciones militares este rey fue capaz de dominar e intervenir en tierras que se extendían desde Zamora hasta Barcelona. Planificó una ambiciosa política matrimonial que le otorgó la legitimidad (capacidad ya tenía) para intervenir en los territorios vecinos. ¿Cuánto aprendió Sancho de su experimentada abuela Urraca?. 



Para entender la obra política de Sancho debemos tener en cuenta los lazos familiares. No se tiene certeza del momento justo en que comenzó su reinado, pero tuvo que acontecer en algún momento entre 1000 y 1004, contando durante estos primeros años con la ayuda de su madre, un consejo de obispos y su abuela Urraca. De su padre heredó la corona de Navarra y el condado de Aragón. Más tarde invadió Sobrarbe y Ribagorza, además de arrebatarle al rey moro de Zaragoza algunos territorios. Desde este flanco oriental del reino podía establecer fluidas relaciones diplomáticas con el conde de barcelona Berenguer Ramón I. 

Sancho contrajo matrimonio con Muniadona Sánchez, también conocida como Mayor o Munia, hija del conde de castilla Sancho García. Estre matrimonio permitió a Sancho intervenir en Castilla. A la muerte de Sancho García, le hereda su hijo García Fernández, que se convierte en el protegido de su cuñado el rey navarro. García Fernández es asesinado, un acontecimiento que permite a Sancho, legitimado por los derechos de su esposa (hermana de Sancho García y tía de García Fernández) hacer efectivo su control en los asuntos castellanos. 


Más controvertida resulta su actuación en el Reino de León, pues la documentación no revela conflictos entre leoneses y navarros. La hermana de Sancho, Urraca Garcés, se había convertido en la segunda esposa del rey leonés Alfonso V, que tenía dos hijos su matrimonio anterior, Bermudo III y Sancha. Sancho utilizó la influencia de su hermana en la corte, para colocar, a través de sendos matrimonios, a dos de sus hijos: a Fernando lo casa con Sancha y a Jimena con Bermudo. Cuando fallece Alfonso, Urraca aprovecha la coyuntura para formar una facción pronavarra en el seno del reino leonés, y con la excusa de ayudar a su yerno Bermudo III, que no era capaz de someter a los nobles y magnates insumisos, Sancho III intervino en León cada vez que le vino en gana, sin que tengamos muy claros cuales fueron los resultados reales. 

Además de su política expansiva, mejoró los accesos de los peregrinos que se dirigían a Compostela, dinamizandolos contactos entre la España cristiana y el Resto de Europa. Por otro lado permitió el asentamiento de Cluny en tierras navarras. 



Y si decisivo fue su reinado, más lo fue su testamento, pues repartió todos sus dominios entre sus hijos: a García le tocó Pamplona, a Fernando Castilla, a Ramiro Aragón y a Gonzalo, Sobrarbe y Ribagorza. Con el tiempo Fernando y Ramiro se convirtieron en los primeros reyes de Castilla y de Aragón respectivamente.

La historia parece querer actuar como ente independiente de los hombres que la escriben, y en ocasiones, tal vez en demasiadas, se autosatisface poniendo trampas y elucubrando misterios de difícil aclaración. En ese sentido, en un personaje de las dimensiones de Sancho III, no pueden faltar las incógnitas, en este caso concreto, en lo relacionado con su lugar de sepultura. Parece claro que fue enterrado en San Salvador de Oña, y que posteriormente, y he ahí dónde surge el misterio, parece ser que fue trasladado por su hijo Fernando, al panteón de los reyes de San Isidoro de León. Por supuesto ambas iglesias afirman que el cuerpo de Sancho reposa en su templo, y todavía no ha habido nadie que haya podido demostrar ni una cosa, ni la contraria. En definitiva, para alimentar aún más la leyenda de este rey de Navarra, el lugar donde descansa eternamente seguirá siendo un auténtico misterio.


Controvertido personaje, que casi mil años después de su muerte, aún continua provocando encendidos debates, sobre el marco de su actuación, legitimidad y territorios que controló. De cualquier manera, una figura clave en la larga historia de España. Sancho III fue el primer rey hispánico en concebir la Monarquía Feudal, pues precisamente controlaba sus territorios al igual que un señor hacia con sus vasallos, una forma de monarquía que dentro de poco iba a triunfar en Europa. De la misma manera que de las cenizas del Imperio Carolingio surgieron Francia y Alemania, de los santos cojones del rey Sancho, surgieron la Corona de Aragón y la Corona de Castilla.


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