martes, 11 de junio de 2013

CITANIA DE BRITEIROS



En lo alto del Monte Sao Romao,  nos escpera una citania, restos de una ciudad celta, típico asentamiento de esta zona, cuadrante noroccidental de la Península Ibérica. 



Una gris y lluviosa mañana de primavera, con el Sol escondido tras las nubes, puro tiempo galaico, nos desplazamos con ánimo e ilusión a la montaña en busca de un antiguo asentamiento de la Edad del Hierro . Lo que encontramos no nos decepcionó. 




Situado en la Route N309 en el Monte San Romao, en la feligresía de Salvador de Briteiros, un municipio de Guimaraes. A pesar de lo que había leído en algunas páginas webs y foros, fue muy sencillo llegar al castro. La carretera era bastante buena para ser de montaña y la dirección a la citania estaba muy señalizada. Una vez se llega a Salvador de Briteiro únicamente hay que seguir las indicaciones.


Desde donde dejamos el coche hasta la entrada al yacimiento unos cinco minutos de cómoda subida.



La Citania de Briteiros es un enclave característico de la Cultura Castreña del Noroeste, que poco tiene que ver con los Castros de la Meseta. 




La Cultura Castreña, extendida propiamente por Galicia, y algunas zonas de norte de Portugal y Asturias ofrece una personalidad propia, que se diferencia de las áreas meseteñas y de otras regiones de la Cornisa Cantábrica. 


Simbiósis perfecta de elementos indígenas que aportaciones traídas por los celtas de más allá de los Pirineos. De todas formas sigue sin quedar muy claro cuanto peso tuvieron estos celtas en la configuración de la Cultura Castreña del Noroeste. 



A pesar del sustrato precelta, que arranca en el Bronce, las influencias celtas durante la Edad del Hiero, no debemos olvidar, que los momentos claves de la cultura castreña coinciden con el momento en que los romanos comienzan a intervenir en el Noroeste. 



"Conocemos como cultura castreña un conjunto de manifestaciones y actividades ocurridas en un tipo de yacimiento muy característico, situado en un ámbito geográfico muy concreto a lo largo de un período temporal determinado"
Fernando Acuña Castroviejo


Lo que distingue, y en cierto modo, también define a los castros del Noroeste, de los meseteños, es el aspecto externo, la disposición y estructura interna del poblado. 



Sera a partir del contacto con Roma cuando los castros comiencen a experimentar importantes transformaciones, como las referentes a la organización y distribución de los espacios.


Muela. La abundancia de piezas como estas demuestran la importancia que tenía el grano para estos pueblos, lejos de esos tópicos que estaban mal alimentados. 


Piedra para moler el grano.


Una de las cosas que más me llamó la atención es la calle principal, que articula prácticamente todo el castro, y con la facilidad que se podía acceder a este camino desde casi cualquier lugar. . . por no hablar del excelente estado de conservación.



La rua principal se extiende del sudoeste al nordeste, se cruza con otra calle importante, y desde ella nacen diversas rutas secundarias, que delimitan pequeños barrios. 


Zona residencial de la parte más baja del castro, con viviendas situadas a ambos lados de la vía principal.




En las plataformas de las laderas orientales aparecen dos bloques de viviendas. 



Las viviendas de planta cuadrangular son más numerosas en los núcleos inferiores del castro. 


Una habitación con vistas. A medida que vamos ascendiendo aumentan las viviendas de planta circular. 


Algunas vivienda contaban con una especie de porche o vestíbulo, para paliar sus reducidas dimensiones.



El otro eje fundamental, se cruza con la rua principal y atraviesa la acrópolis. Ambos senderos forman como una gran "T" mediante la que organizan todo el espacio en el interior de los muros. 



La piedra cuenta el paso del tiempo, guarda mil historias, únicamente hay que permanecer en silencio y oírlas.


Los muros de arranque de las viviendas se encuentran en un perfecto estado de conservación. Un lugar ideal para visualizar como es un castro celta.



Una de las líneas de murallas vista desde el exterior. Muralla de la plataforma superior. La acrópolis estaba protegida por una muralla de cerca de un metro de grossor, tanto en su interior como en su exterior, formada por aparejo ciclópeo, asentado en ocasiones sobre afloramientos graníticos. Constituiría la principal línea defensiva del asentamiento. 



En total existen tres líneas de murallas, con una media de dos metros de anchura y cinco de altura, ¿guerras endémicas en la zona? ¿símbolos de poder y prestigio? 


Una de las puertas de la citania. Vista desde el interior.


Irregularidad del terreno.


Típica cubierta vegetal perfectamente adaptada al abundante y constante caudal de lluvias. 



La capacidad adaptativa del ser humano no conoce límites, al igual que la vegetación, el lobo o el conejo, se adapta a cualquier tipo de medio ambiente. En este caso puebla la ladera de una húmeda montaña. Incluso parece cómodo el pasear por estas calles. 


Viviendas de planta cuadrangular, más tardías que las circulares y ¿de posible influencia romana?.



La influencia romana se hace patente a partir del siglo I a.C., recordamos que fue durante el principado de Augusto, cuando se inicia la conquista de la zona, y se manifiesta en inscripciones latinas, monedas, cerámica importada y plantas cuadrangulares de las viviendas. 



La esencia indígena queda patente en la disposición topográfica de los lugares de habitación . . . 



. . . y de la planta circular de las viviendas. 


Disposición en pisos o terrazas, aprovechando el pronunciado desnivel del terreno.




Zona más alta del poblado, desde la que se desciende hacia un espacio abierto, una especie de plaza o foro en el corazón de la acrópolis. 



Núcleos residenciales de la acrópolis. Formados por viviendas de grandes dimensiones y varias habitaciones. 



En el extremo nordeste del poblado, formado por diversas unidades de habitación, se sitúa la acrópolis. Cada una de las construcciones cuenta con un número indeterminado de estancias. Este aspecto del urbanismo, habla a las claras del carácter dinámico de estos castros, y confirma la hipótesis de que cada una de estas unidades pertenecía a una familia extensa, cuyo número y composición variaban debido a numerosos factores, como la natalidad, la muerte o los casamientos. 



Reconstrucciones de viviendas, situadas en la parte más elevada del castro, llevadas a cabo por Sarmento. 



Mujeres y hombres iban juntos a la guerra, defendían juntos su hogar y prefirieron morir unidos, antes que perder su libertad. ¿Pudo existir un matriarcado entre estas gentes? Quizás nunca lo sepamos con certeza. 



Piedra y ramas. Parece acogedora. Especialmente cuando la lluvia te cala hasta los huesos. 


Las viviendas se iban disponiendo desde la zona más elevada de la citania, hasta las más bajas, descendiendo montaña abajo.



Cuando el ser humano convivía con la Naturaleza, y la trataba con humildad y agradecimiento. 



Como un nervio recorre toda la ciudad, otorgando vitalidad y dinamismo al asentamiento.


Y al final, como en la mayoría de las ocasiones, la Cruz, termina invadiéndo (destruyendo-transformando) todo...



En la parte alta de la ciudad existe una ermita, o pequeña iglesia, cuadrangular de una sola nave, que se levantó en la Edad Media y consagrada a Sao Romao. En sus inmediaciones también aparece un cementerio cristiano. 



En Briteiros hay restos de época neolítica y del Bronce inicial. La citania fue abandonada definitivamente en el siglo III d.C. 



Los últimos estudios siguen arrojando luz sobre la función administrativa de Citania de Briteiros. Se le atribuye el papel de capital política de los Callaeci Braccari en el inicio del siglo I d.C. Quizás los restos de otros castros que se encuentran en la zona, muestren el carácter articulador del territorio de esta citania. 




Se hace imposible no quedar impresionado cuando se visita un lugar así. Construcciones primitivas, toscas en ocasiones, que se confunden con el medio, sin poder vislumbrar donde termina la piedra y donde comienza el sillar, en que lugar la naturaleza se tornó humanizada. Asentamientos que guardan la esencia de un pasado no tan lejano y donde recordar que al fin y al cabo, siempre formaremos parte, queramos o no, y al margen de religiones o ciencias, de un maravilloso mundo natural viviente.



...el montaraz galaico moraba en estas montañas lluviosas, habitaba en casas de piedra, bebía agua de lluvia, salía a cazar, tenía un par de cabras (con suerte) y recolectaba bellotas, con las que tras la molienda, hacía un pan de extraño (para nosotros) sabor y durante los meses más duros constituía su único alimento . . . el escaso cereal del que disponía, lo destinaba a la fermentación de una especie de cerveza, el bárbaro sacia su sed con cerveza, el romano decadente engorda su opulencia con el fruto de la vid...




Monumento en Guimaraes a Martins Sarmento el insigne arqueólogo que inició la excavación de este castro.



Francisco Martins Sarmento, además de notable arqueólogo fue escritor. Su legado, la puesta en valor de este impresionante castro o como escriben nuestros vecinos citania. Su hallazgo se produjo en 1875 y fue el propio Sarmento quién dirigió las primeras campañas de excavaciones. 




Por momentos las fuerzas de la naturaleza parecen conjugarse para recuperar lo que es suyo, lo que le pertenece, y pretende hacer desaparecer, borrar de nuestra vista los restos de la presencia humana.




Volviendo a los orígenes. . . mis compis de facultad siempre pensaron que tenía algo de bárbaro, antisocial e incivilizado . . . su razones tendrían.



Recorriendo todos los caminos posibles.


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