Una Velleda pensativa, vuelta a la vida de la mano del escultor francés del siglo XIX, Hippolyte Maidon. Druidesa celta o sacerdotisa germana.
Su mirada hechiza a los visitantes del Louvre.
De su cuerpo pende una hoz, herramienta consagrada a recolectar el muérdago.
Velleda embaucó a los germanos, envalentonó a los celtas, luchó con los romanos y enamoró a los románticos.
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