Menfis, Tebas, Ávaris,
Heracleópolis Magna o Alejandría fueron algunas de las ciudades que
ostentaron la capitalidad de Egipto a lo largo de tres milenios de
historia, tanto de una zona, como del Egipto unificado. Algunas
fueron capital en varios períodos difentes; otras durante un breve
lapso de tiempo.
Desde la antigua Menfis hasta
Alejandría, la última capital del Egipto Faraónico, el centro del
poder político se repartió entre el Alto y el Bajo Egipto. Antes de
la primera unificación del país, las capitales eran Hieracómpolis
en el Valle y Buto en el Delta. Cuando Egipto se unificó, se creó
una nueva ciudad que se convertiría en la capital de todo el reino.
Esta ciudad fue Menfis fundada en el año 3065 por Aha (identificado
con Menes), un faraón de la dinastía I. Desde este momento Menfis
fue la capital por excelencia de Egipto, y a ella se volvió en
varios períodos de su historia, pero apenas se han conservado restos
de sus monumentos. Tras un breve período en que el centro del poder
de la debilitaba monarquía pasó a Heracleópolis (2160 – 2040),
emerge como gran capital Tebas, en auge a partir del Imperio Medio
(sus ruinas se localizan en el interior de la moderna Luxor). En esta
ciudad (y su entorno) se conservan algunos de los más impresionantes
templos y tumbas que se levantaron en el Antiguo Egipto.
Los monarcas del Segundo
Período Intermedio dejaron olvidada la tradición, y escogieron el
norte del país para establecer sus capitales: Ittauy en la dinastía
XIII y Xois en la XIV. Con el dominio hicso la capital se trasladó a
Ávaris, aunque en Tebas se seguía ejerciendo cierto poder. El
Imperio Nuevo significó la reunificación del país y la
centralización del poder en Tebas. Pero los faraones intentaron de
nuevo escapar del influjo del clero de Amón. Akhenatón abandonó
Tebas y construyó su propia capital en Tell el-Amarna, Ajetatón.
Después de una breve etapa donde la capitalidad se concentró en
Menfis, los monarcas de la dinastía XIX se trasladaron a Pi-Rameses.
Tras su abandono la capital de Egipto pasará por diversos
emplazamientos. Tanis, Bubastis, Leontópolis, Sais e incluso Napata
fueron capitales durante el Tercer Período Intermedio. Más tarde
Psamético trasladó la capital a Sais, luego después de la Primera
Dominación Persa fue Mendes la capital y finalmente Alejandro Magno
fundó la célebre Alejandría.
Por
todo Egipto se desarrollaron y se fundaron otras ciudades como
centros administrativos del Estado, pero la organización espacial de
las comunidades no era como la de la coetánea Mesopotamia
meridional, donde inmensas ciudades se organizaban en torno a grandes
centros de culto. Por otra parte, tampoco fue Egipto una
«civilización sin ciudades», como se sugirió en su momento. Las
ciudades y pueblos egipcios pueden haber estado organizados
espacialmente de una forma menos rígida que los mesopotámicos y se
sabe que la residencia real cambió de emplazamiento.
Kathryn
A Bard.
Historia
del Antiguo Egipto. Oxford. Edición de Ian Shaw.
Las ciudades que desempeñaron
la función de capital a lo largo de la milenaria historia de Egipto,
se concentraron en torno a tres zonas: Menfis, punto de unión entre
el Delta y el Valle; Tebas, aglutinadora del poder en el Alto Egipto;
y el Delta, emplazamiento de varias capitales.
Menfis (3065). La primera
capital del estado unificado fue Menfis, fundad por el faraón Aha,
que la llamó la ciudad del Muro Blanco. Se extendía por la orila
occidental del río Nilo, próxima a las grandes necrópolis solares
de Guiza y Saqqara. Por su situación estratégica era denominada la
Doble Balanza. El tiempo y la historia la convirtieron en la capital
tradicional de Egipto.
Heracleópolis Magna (2160).
Tras el final del Imperio Antiguo, el poder de la monarquía acaba
muy debilitado (desaparece prácticamente de algunas zonas) y Áctoes,
nomarca de Heracleópolis aprovecha para deponer al último faraón
de Menfis. Es ahora cuando Heracleópolis se convierte en la capital
de las dinastías IX y X. Su nombre en egipcio, Nn nswt,
significa el Niño Real. De esta época quedan algunos restos de las
tumbas de los nomarcas, así como del templo del dios local Ársafes.
El enconado enfrentamiento con Tebas le hizo perder esa capitalidad.
Tebas (2040). Tebas, la de las
Cien Puertas, empezó a cobrar importancia a partir del Imperio
Medio. Aunque hay restos de épocas anteriores, los monumentos que
construyeron los nomarcas a partir de esta etapa son los que
sobreviven en pie. La orilla oriental quedó reservada a la zona
urbana y a los templos, y la orilla oeste a las ciudades de los
muertos, las necrópois. El clero de Amón, dios originario de Tebas,
comenzó a incrementar su poder y a potenciar la ciudad como capital.
Ittauy (1991) El creciente poder
del clero de Amón (enfrentado siempre a poder real) propició que
los faraones de la dinastía XII se alejaran de Tebas y situaran su
capital en la región del oasis de El Fayum. Allí, el rey Amenemes I
fundó la ciudad de Ittauy, que en egipcio antiguo significa
Conquistador de las Dos Tierras. Dada su situación estratégica se
podía controlar desde allí a los belicosos beduinos del norte.
Illahun (1897) Continuando los
pasos de Amenemes I, el faraón Sesostris II situó otra capital en
El Fayum, nos referimos a Illahun, donde además estableció su
residencia, para poder restar poder al clero tebano. La proximidad al
Bahr Yusef permitía continuar la explotación agrícola de los
oasis. Próxima a Illahum estaba la ciudad de Kahun, donde residían
los obreros que realizaban las construcciones funerarias para los
farones de la dinastía XII. Tanto en Illahun, como en Ittauy (la
otra capital de El Fayum) se han hallado restos de edificaciones
urbanas, así como templos y complejos funerarios.
Tebas/Menfis/Ittauy (1786). El
final del Imperio Medio significó la ruptura de la unidad de Egipto.
En este período convulso e inestable la capitalidad quedó repartida
en tres lugares. Tebas, la teórica capital, ostentaba el poder
religioso del país, con el clero de Amón dirigiendo sus destinos.
Menfis, capital administrativa mantuvo su peso en los períodos más
complicados. Los faraones gobernaban desde Ittauy, auténtica capital
política del país, situada en la zona de El Fayum. Esta última muy
pronto se vio relegada por las capitales del Delta.
Xois (1700). Jasuut era el
nombre egipcio de la actual Xois. Esta ciudad del Delta fue capital
de la efímera dinastía XIV durante el Segundo Período Intermedio.
Sus gobernantes se separaron de la dinastía XIII, que gobernaba
(como buenamente podía) desde la zona de El Fayum. Posteriormente
cuando las dinastías hicsas consolidaron su dominio sobre el país,
los débiles soberanos de Xois se declararon sus vasallos.
Ávaris (1644) Los gobernantes
de las dinastías XV y XVI fueron los reyes hicsos, de origen
asiático, y establecieron su capital en Ávaris. Se trata de una
localidad emplazada en el Delta Oriental, precisamente donde se
habían asentado tras ir estableciéndose poco a poco. De la capital
no quedan restos, ya que los edificios fueron desmontados para
levantar otra ciudad.
Tebas (1552). La dinastía XVII
del Segundo Período Intermedio, que estableció en Tebas un pequeño
reino autónomo, inició la expulsión de los hicsos. Tebas se
extendía en la orilla oriental del río Nilo, con numerosos templos,
sufrió una espectacular transformación de un pequeño villorrio, a
toda una capital estatal. Los antiguos egipcios la llamaban Uaset. En
el Imperio Nuevo alcanzó su mayor esplendor; los grandes templos de
Karnak y Luxor fueron embellecidos. Estuvo muy poblada durante en
este período.
Ajetatón, capital de la
Revolución. (1360). Akhenatón, rey de la dinastía XVIII, inició
una profunda revolución que trastocó los esquelas tradicionales de
la civilización egipcia. Abandonó Tebas para fundar su propia
ciudad, en un lugar que no estaba habitado (en la actual Tell el
Amarna) a la que llamó Ajetatón, el Horizonte de Atón. En esta
ciudad se levantaron barrios residenciales y comerciales, así como
templos al dios único Atón.
Menfis (1340). En el Imperio
Nuevo Menfis continuó siendo todavía el principal centro
administrativo de Egipto y los reyes residieron en ella durante
largos períodos, especialmente desde Tutmosis IV. A partir del
reinado de Amenhotep III se convirtió en la segunda corte de Egipto.
Tras la herejía iniciada por Akhenatón, los faraones hicieron
retornar la capitalidad a la antigua Menfis, aunque durante un breve
espacio de tiempo.
Pi-Rameses (1305). Los faraones
de la gran dinastía XIX construyeron al este del Delta Pi-Rameses,
la Residencia de Ramsés, nombre que aparece en el libro del Éxodo,
que situaba allí la residencia del faraón. El traslado se debe a la
política iniciada por Ramsés II de debilitar al clero de Amón.
Además de las residencias reales y los templos, había fortalezas
para controlar el paso de caravanas y también a los asiáticos y los
beduinos. La ciudad se ubicaba próxima al mar, así que durante las
inundaciones quedaba dividida en varias islas. La estampa debió ser
preciosa.
Tanis (1099) En el reinado de
Ramsés XI, la capital se trasladó a Tanis. A su muerte se produjo
una división del poder. Los grandes sacerdotes de Tebas gobernaban,
sin ser faraones, mientras que en el Delta, el visir de Ramsés XI,
Esmendes, se proclamó faraón (época tanita). Para construir Tanis
se trasladaron bloques de la cercana Ávaris.
Bubastis (945) Los gobernantes
de la dinastía libia, la XXII del Tercer Período Intermedio
escogieron Bubastis como capital, junto a Tanis. La ciudad de la
diosa gato Bastis estaba en el Delta, situada en una posición
estratégica.
Leóntopolis (818). La antigua
Iat-Jenu fue la residencia real de los monarcas de la dinastía XXIII
del Tercer Período Intermedio. Durante esta etapa, Leontópolis se
desarrolló urbanísticamente, sin embargo, los restos de la antigua
ciudad se encuentran hoy muy dispersos.
Sais (727). La capital de los
gobernantes de la dinastía XXIV del Tercer Período Intermedio era
llamada Sau en egipcio. De esta palabra derivó en Sais para los
griegos. De este vocablo hay restos en la denominación actual San
el-Haggar. Uno de los elementos principales de la ciudad era el
templo de la diosa Neit, que ocupaba uno de los espacios principales
de la capital. El urbanismo de la ciudad sólo es conocido por las
fuentes antiguas de viajeros que, como Heródoto, la visitaron, ya
que hoy no se conservan restos de ella.
Napata (716). Los faraones
nubios de la dinastía XXV tenían su capital en Napata, en egipcio
Npdt. Estaba próxima a la montaña sagrada de Amón en Dyebel
Barkal y a la Cuarta Catarata, al sur, y tuvo que ser abandonada
cuando Psamético II derrotó al reino de Cush.
Sais (664). Tras la expulsión
de los asirios y etíopes de Egipto, Psamético I, faraón de la
dinastía XXVI, estableció la capital en la ciudad de Sais. A este
período se le llamó Saíta. De la ciudad apenas se conservan restos
de edificios, aunque se han hallado vestigios de algunos monumentos,
como una estela del faraón Apries.
Mendes (398). La dinastía XXIX
tuvo como capital Mendes. En egipcio antiguo, esta ciudad del Delta
se llamaba Perbaneb Dyedet, o sólo Dyedet. Los signos jeroglíficos
hacían referencia a un carnero divino que era adorado en esta
capital.
Alejandría (331). Los últimos
reyes de Egipto fueron griegos. Alejandro Magno conquistó el país y
dedició fundar una ciudad en el Delta, a la que bautizó con su
propio nombre. Los monumentos, el urbanismo y toda ella tenían las
características de una ciudad griega, no egipcia. Alejandría se
mantuvo como una de las ciudades más importantes durante largo
tiempo; sus vestigios aún pueden contemplarse en la actualidad.
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