Mostrando entradas con la etiqueta Trigo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Trigo. Mostrar todas las entradas

martes, 14 de mayo de 2019

TRIADA MEDITERRÁNEA.




Desde la más remota Antigüedad, tres han sido los principales cultivos que los campesinos mediterráneos han cuidado con mimo, tres cultivos, que después de tres milenios, forman parte de la cultura mediterránea, en cualquiera de sus cálidas orillas: el trigo, la vid y el olivo. Para griegos y romanos constituyeron el eje de la agricultura, y los pilares del comercio. Relacionada con esta producción agrícola se desarrolla una destacada industria cerámica.


Sus derivados, pan, vino y aceite, constituyen la base y esencia de la afamada dieta mediterránea. Tres cultivos que requieren de horas de sol, mucho reposo y tranquilidad, y poca agua. Molinos, almazaras y lagares complementan el paisaje tradicional mediterráneo. Si además disponemos de un pequeño rebaño de ovejas, ya tenemos la comida perfecta: pan con aceite, queso y vino. Sin olvidar las abejas y la dulce miel. . . 

sábado, 5 de noviembre de 2016

REINO DE POLONIA XXXI: AGRICULTURA Y COMERCIO.



La riqueza de la mancomunidad se basaba en un próspero, dinámico y lucrativo mercado de productos agrícolas. Este nuevo estado, aprovechando la explosión demográfica de Europa Oriental, se convirtió en el verdadero granero de Europa. El grano se transportaba al puerto de Gdansk en el Báltico y desde allí se distribuía por todo el norte del continente.

La szlachta se convirtió en una poderosa clase terrateniente y el caballero va a dirigir directamente sus explotaciones. Se roturan los bosques y se aprovechaba el elevado precio del trigo en relación a los bienes manufacturados. El destacado puerto de Gdansk concentraba el comercio de materias primas; cereales, madera, pez, lino y cáñamo. Este comercio marítimo fue creciendo gracias al río Vístula hasta 1618.


El comercio consolidó la posición de los magnates terratenientes, por ello en Polonia se preserva un modelo socioeconómico agrario, rural y tradicional en una época en que Europa apostaba por la urbanización y la modernización de las estructuras agrarias. 

Y hasta aquí la historia medieval del Reino de Polonia. 

miércoles, 6 de febrero de 2013

MOSAICO DE LAS ESTACIONES



Expuesto en el Museo de Santa Cruz de Toledo, este mosaico del siglo III d.C.,  confeccionado con mármol, caliza, malaquita y pasta vítrea, fue hallado en la Vega Baja de Toledo.


En el centro de la composición un medallón figurando el mar con varias de sus criaturas; peces, moluscos, crustaceos . . . 


En las esquinas del mosaico aparecen las personificaciones de las cuatro estaciones, con objetos y plantas relativas a la época del año. En la imagen el otoño y las uvas.


El verano, las espigas de trigo y la hoz.


La primavera florida.


El frío invierno y el fruto del olivo.


En los espacios intermedios se colocan unos semicírculos con diferentes elementos en su interior. 

martes, 20 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (VII)



5 Los canales y la navegación en el Mediterráneo.
    Así pues, habiendo observado los habitantes la naturaleza del lugar y que los esteros podían aprovecharse con la misma finalidad que los ríos, fundaron en sus orillas, como en las de los ríos, ciudades poderosas y otros asentamientos. Entre ellas se cuentan Asta, Nabrisa, Onoba, Osonoba, Menoba y otras muchas. Además en algunos lugares se han abierto canales en vista de que el comercio, tanto en el interior como el exterior, se efectúa entre muchos puntos. Contribuyen igualmente a la navegación sus confluencias interiores, con ocasión de las altísimas mareas que se derraman sobre los istmos que separan los cauces y los tornan navegables, de modo que puede pasarse de los ríos a los esteros y de éstos a aquéllos. El comercio marítimo se efectúa en su totalidad con Italia y Roma, con una buena travesía hasta las Columnas, excepto alguna dificultad en las cercanías del Estrecho, y una buena navegación de altura en el Mare Nostrum. Pues los recorridos, gracias a un clima sereno, tienen un buen fin, sobre todo si son de altura; y esto representa una ventaja para los barcos mercantes. Los vientos de alta mar soplan también con regularidad. Contamos además con la calma actual por haberse puesto fin a las piraterías, de forma que existen unas condiciones extremadamente favorables para los navegantes. Posidonio no obstante dice que advirtió algo singular en su regreso desde Iberia, y es que por aquella parte del mar hasta el Golfo Sardo los euros soplaban como etesios, y que por ello no desembarcó en Italia sino a duras penas a los tres meses, después de haber sido desviado de su ruta a las islas Gimnesias, a Sardon y a otras zonas de Libia frente a éstas. 

6 Materias primas e industrias. El conejo.
    De Turdetania se exporta trigo y vino en cantidad, y aceite no sólo en cantidad, sino también de la mejor calidad. Se exporta asimismo cera, miel y pez, mucha cochinilla y un bermellón no inferior a la tierra sinóptica. Los astilleros funcionan allí con madera del país, en su territorio hay minas de sal y no pocas corrientes de ríos salobres, y tampoco escasea la industria de salazón de pescado, procedente tanto de la zona como del resto del litoral de más allá de las Columnas, que no va a la zaga de la salazón del Ponto. Antes figuraba en primera línea su igualmente abundante paño, pero ahora lo hace la lana, de la que hay más producción que de lanas coraxinas. Y en belleza es insuperable: los carneros para cría se compran al menos en un talento. Insuperables son también los tejidos ligeros, como los que fabrican los salacietas. 

    Es inagotable asimismo la riqueza en ganado de toda especie y en caza, siendo en cambio raras las alimañas, con excepción de los lebratos zapadores que algunos llaman leberides: al comerse las raíces estropean las plantas y las simientes, y esto ocurre en casi toda la extensión de Iberia, llega hasta Masalia y estraga incluso las islas. Se dice que los habitantes de las Gimnesias enviaron una vez una embajada a los romanos con la petición de tierras, por ser, según decían, expulsados de las suyas por estos animales, ya que no podían hacerles frente a causa de su número. Y ciertamente, quizás en una lucha tan grande - que no siempre tiene lugar - contra un azote devastador, habría necesidad de semejante auxilio (como en el caso de serpientes y ratones de campo), pero en una situación ordinaria se han hallado modos diversos de cazarlos. Crían especialmente con este propósito hurones salvajes de los que se dan en Libia, que sueltan, luego de ponerles un bozal, en dirección a las madrigueras. Éstos, con sus uñas, arrastran fuera los que agarran o los obligan a huir hacia la superficie, y los hombres que están allí apostados los cazan cuando se precipitan fuera.
   De la abundancia de exportaciones de Turdetania hablan a las claras el tamaño y el número de sus barcos, pues sus enormes naves mercantes navegan rumbo a Dicearquia y Ostia, el puerto de Roma, rivalizando casi en número con las libias.

miércoles, 24 de octubre de 2012

GERMANIA DE TÁCITO (VIII)




22   Se lavan nada más salir del sueño, que prolongan hasta bien entrado el día; por lo regular, lo hacen con agua caliente, cosa lógica entre quienes dura mucho el invierno. Ya lavados, toman el alimento; cada cual tiene un sitio distinto y su propia mesa. Acto seguido acuden armados a sus asuntos, y de la misma guisa con no menor frecuencia a los banquetes. Para nadie es vergonzoso pasar el día y la noche bebiendo continuamente. Las riñas, como es natural entre gente muy dada a la bebida, concluyen pocas veces con insultos y más a menudo con muertes y heridas. Pero en los banquetes también deliberan sobre la reconciliación de los enemigos, sobre la paz y la guerra, porque en ninguna otra ocasión está el ánimo más abierto para los pensamientos sinceros o más enardecido para los más trascendentes. Gente nada astuta y sin doblez, abre todavía más los secretos de su corazón por el ambiente relajado que proporciona el lugar; la mente de todos permanece franca y sin velos. Se continúa al día siguiente y las pautas generales de cada momento quedan a salvo; deliberan cuando no saben fingir, deciden cuando no pueden errar.

23     Beben un líquido que obtienen de la cebada o del trigo que, al fermentar, adquiere cierta semejanza con el vino. Los ribereños compran también vino. Su alimentación es sencilla: frutos silvestres, carne fresca de caza o leche cuajada; se quitan el hambre sin complicaciones ni refinamientos. Frente a la sed, no mantienen igual moderación; si favoreces su embriaguez suministrándoles cuanto deseen, se les venderá por sus vicios no menos fácilmente que con las armas

24    El tipo de espectáculos es uno sólo y el mismo en todas las reuniones: jóvenes desnudos, para quienes esto constituye una diversión, se arrojan de un brinco entre espadas y amenazadoras frameas. La práctica les ha proporcionado técnica; la técnica, belleza; pero no los mueve el lucro o la recompensa: el placer de los espectadores es el premio a su juego por peligrosos que sea. Sobrios y formales, practican los juegos de azar con tanta temeridad a la hora de ganar o perder que, cuando ya no les queda nada, se juegan su libertad y su persona en un desesperado y definitivo envito. El vencido afronta una esclavitud voluntaria; por más joven y fuerte que sea, se deja atar y vender; tal es su obstinación en este lamentable asunto. Pero ellos lo consideran fidelidad a su compromisos. Se deshacen de los esclavos de esta condición vendiéndolos, y así se libran al mismo tiempo del bochorno de tal victoria.

25     No utilizan a los demás esclavos encomendándoles funciones domésticas concretas, como hacemos nosotros. Cada cual lleva su casa y sus penates. El señor impone la entrega de cierta cantidad de trigo o de ganado o de tela, como si fuera un colono, y el esclavo acata estas condiciones. La mujer y los hijos realizan las restantes tareas de la casa. Es poco frecuente azotar al esclavo y someterlo a cadenas y a trabajos penosos. Suelen matarlos no para dar ejemplo de disciplina y muestra de rigor, sino en un acceso de ira, como si se tratase de un enemigo, aunque en este caso el homicidio queda impune.

Los libertos no están muy por encima de los esclavos; es raro que tengan influencia en la casa; nunca en la vida pública, excepto en las naciones de régimen monárquico: allí se remontan por encima de los ciudadanos libres y de los nobles; en los demás pueblos, la condición inferior de los libertos es prueba de su libertad.

26   Desconocen el ejercer el préstamo y el aumentarlo hasta la usura, y así se mantiene tal situación mejor que si estuviesen prohibidos. Van ocupando todos por turnos la superficie cultivable, según el número de agricultores, y se la reparten de acuerdo con su condición social. La gran extensión de sus campiñas facilita tal reparto. Cambian anualmente de terreno y aún sobra campo. Por este motivo, su esfuerzo no está a la altura de la riqueza y abundancia del suelo; así que no plantan árboles frutales, ni reservan espacios para prados, ni riegan huertas; sólo exigen a la tierra sus mies. De ahí que nos distingan en el año los cambios que corresponden a nuestras divisiones: el invierno, la primavera y el verano tienen para ellos un significado y un vocablo; del otoño ignoran tanto el nombre como sus dones.  

sábado, 13 de octubre de 2012

MOSINECOS CONSTRUCTORES DE TORRES





En las ribereñas e inhóspitas tierras aledañas al Ponto Euxino - mar Negro - habitaban los mosinecos, vecinos de cálibes, tibarenos y macrones. Jenofonte, "el de la expedición de los Diez Mil", cuenta que no encontró a gente más incivilizada y salvaje en todo su interminable camino de vuelta a casa. Se alimentaban, además de la caza, de un áspero pan de castañas, manjares para los bárbaros, pero auténtica pestilencia para los civilizados, y estirados, helenos. 

"los que tomaron parte en la expedición decían que éstos eran los más bárbaros que habían encontrado en su recorrido y los más diferentes de las costumbres griegas"
                                                             Jenofonte. Anábasis V, 4,34 

Su nombre parece que procedía de las torres de madera que construían, desde las que hostigaban a los forasteros, y donde paraban la mayor parte de sus vidas. 

La más alta de todas las torres era la del rey, cuyo cargo era electivo, pero si faltaba a sus obligaciones, se le condenaba a morir de hambre. 

"Su rey, por otro lado, está sentado en las más alta
mosina,
y dicta allí rectas sentencias a un grupo de gente 
numeroso:
¡infeliz! pues si acaso se equivoca alguna vez
dictando su sentencia
aquel día lo mantienen encerrado castigándolo con
hambre". 
                                           Apolonio de Rodas.   Argonáuticas


"Algunos viven sobre los árboles o en pequeñas torres, y por eso los antiguos los llamaron mosinecos, pues llamaban a las torres mosines. Viven de la caza y de frutos de cáscara dura, y atacan a los caminantes saltando desde sus armazones de madera".
Estrabón, XII, 3. 18.

A los mosinecos también los cita Heródoto formando parte del numerosos contingente de tropas, que al mando del rey persa Jerjes, intentaron conquistar Grecia.

"Los tibarenos, los macrones y los mosinecos iban equipados como los moscos. He ahí, por orden, sus comandantes: Ariomardo, hijo de Darío y de Pamis, la hija de Esmerdis (el hijo de Ciro), lo era de los moscos y de los tibarenos; de los macrones y los mosinecos lo era Ataictes, hijo de Querasmis, el gobernador de Sesto, en el Helesponto"
Heródoto VII, 78.  

Según nos cuenta Jenofonte, los mosinecos utilizaban la carne de delfín salada y un pan, a base de castañas, como principales alimentos.

"Los griegos, al saquear las plazas fuertes, encontraban en las casas depósitos de panes amontonados que se transmitían de padres a hijos, según contaban los mosinecos, y trigo nuevo guardado con la paja. La mayor parte era espelta. También encontraban en las ánforas lonchas de delfín en salazón y, en vasos, grasa de delfín, que los mosinecos utilizaban como los griegos el aceite de oliva.  En los graneros había muchas nueces lisas, sin ninguna hendidura (castañas). Éste era su alimento principal, que hervían y cocían como pan. Se encontraba también vino que, sin mezclar, parecía agrio por su aspereza, pero mezclado, resultaba aromático y dulce".
                                                       Jenofonte. Anábasis V, 4, 27-29 

  
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...