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domingo, 9 de febrero de 2025

MOTILLA DEL AZUER

 



Desde tiempos inmemoriales el agua ha sido el bien más preciado por las sociedades humanas. El líquido elemento es esencial para la agricultura, actividad insustituible para el crecimiento, desarrollo y mantenimiento de las poblaciones. Al control de las aguas vinculamos el origen de las primeras ciudades, y por ende, de las civilizaciones. En medio de la extensa llanura manchega se elevan unas extrañas construcciones, levantadas durante la prehistoria, cuyo existencia se vincula, precisamente, a este imprescindible recurso.




Un largo periodo de pertinaz sequía (evento climático 4.2 ka cal BP) en la lejana Edad del Bronce, como Mad Max, pero en la prehistoria ibérica. ¿Un pasado apocalíptico?. Los hombres y las mujeres del Bronce Manchego construyeron estas motillas fortificadas para proteger los recursos más importantes; el agua y el grano (el pozo y los silos). Las guerras por el agua no son cosas exclusivas de nuestros futuros.




Hace casi cincuenta años comenzaron los trabajos arqueológicos. El pozo y el torreón, los gruesos muros y el interior laberíntico son los elementos que conforman esta motilla. Desde la altura del torreón era posible dominar todo el entorno. Las diferentes motillas se repartían el territorio, espaciándose varios kilómetros entre ellas. Las aldeas y las viviendas se situaban fuera de las murallas. En las tumbas se han encontrado ajuares funerarios muy simples. Las élites no residían aquí, sino en los poblados situados en las alturas. En las Motillas vivían soldados y mano de obra. Estamos en los inicios de la jerarquización social.




Los ciclos climáticos marcan la historia de la sociedades humanas. La Motilla del Azuer fue construida durante la sequía, y abandonada novecientos años después por las inundaciones. La Naturaleza marca su ley inexorable.


Patrones de asentamiento: poblados en altura y motillas.

Los primeros inicios de poblamiento en la región manchega se pueden remontar al Calcolítico o Edad del Cobre (3000 – 2.200 a.C.), aunque fue durante la Edad del Bronce (2.200 – 1500 a.C.) cuando se produjo un considerable aumento demográfico. Las comunidades que se asentaron en estas tierras lo hicieron en unos emplazamientos especiales por sus características constructivas y su estratégica ubicación geográfica: los poblados en altura y las motillas.



Motillas. Atalayas sobre la llanura.

Las motillas son yacimientos de llanura con fortificación de planta central. Al estar ubicados en lugares llanos sus habitantes construyeron una alta y potente fortificación (como una montaña artificial) que permitía una alta y potente fortificación que permitía un control visual sobre el amplio territorio circundante. Atalayas elevadas sobre la llanura. Creaban un auténtico oasis en medio de la llanura que era necesario proteger de merodeadores y de bandas tribales. ¿Estamos ante una jefatura centralizada?, ¿un protoestado? ¿o eran centros autónomos?.


La peculiaridad de las Motillas se debe a su forma arquitectónica, su relación con los cursos de agua (subterráneas y fluviales) y a su función de control del territorio con todos los recursos económicos.


Poblados en altura. Centros de poder.

Directamente relacionados con las motillas se encontraban loas poblados en altura. Su situación en los bordes montañosos de la llanura manchega les facilitaba el aprovechamiento agrícola y ganadero de las tierras cercanas, así como el control de las vías de intercambio que cruzaban el territorio. El comercio y la guerra han sido las formas más dinámicas de relaciones entre sociedades humanas. Una fría y ventosa, pero soleada mañana de invierno, deambulo por los alrededores de la Motilla del Azuer, y puedo imaginar a Mad Max, en un futuro improbable, atravesando estas extensas planicies horizontales.


Estos poblados estaban rodeados de unos complejos sistemas de fortificación compuestos de murallas, torres y bastiones. Las viviendas se adaptaban a las irregularidades del terreno, y estaban construidas con paredes de tapial, zócalos de piedra y techumbre de madera.


Diferencias sociales.

Las diferencias existentes entre la riqueza de los ajuares funerarios de unos y otros yacimientos nos indican que las élites sociales pudieron residir en los poblados en altura controlando desde allí a las motillas.




Estas motillas, una de las tipologías arqueológicas más interesantes y originales de la Península Ibérica, actuarían como lugares de extracción, control del agua y almacenaje de productos agrícolas de los que aprovecharían tanto sus habitantes como los de los poblados en altura.




La Motilla del Azuer.

La Motilla del Azuer, vinculada al río del mismo nombre, es uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes y representativos de la región manchega. Recinto fortificado en llanura de planta central, rodeada por un pequeño poblado con su correspondiente necrópolis. La conservación de su estructura arquitectónica es excelente al no haber sido ocupada en épocas posteriores, lo que ha permitido conocer las características de este singular fortificación y las formas de vida de sus habitantes.


El recinto fortificado.

Las campañas de excavación y la investigación arqueológicas nos han permitido conocer la configuración del asentamiento. La fortificación de la motilla del Azuer consistía en tres recintos amurallados concéntricos. El más interno estaba formado por una torre de planta cuadrada a la que se accedía mediante rampas embutidas en pasillos, un patio de planta trapezoidal con una estructura hidraúlica en su interior y otros dos grandes espacios que se utilizaron para almacenaje de cereales, estabulación de ganados y diversas actividades de producción relacionadas con la presencia de numerosos hornos (tostar cereales para que no se estropeasen).




De todos los espacios interiores destaca el gran patio oriental donde se localiza el pozo, una impresionante estructura con más de 4.000 años de antigüedad.


♠ La organización de los espacios.

La Motilla del Azuer ejerció durante la Edad del Bronce una importante función de gestión y control de recursos económicos (especialmente el agua). En el interior del recinto fortificado se custodiaban y protegían recursos básicos como el agua y se realizaban almacenamientos de cereales en grandes vasijas de cerámica, silos y carpachos de esparto. La presencia en otros espacios de excrementos de oveja y cabras (coprolitos) junto a varias queseras nos informan de una posible estabulación de estas especies. ¿Estamos ante el origen del apreciado queso manchego?.


♠ Casa y dieta.

Rodeando esta fortificación se encontraba el poblado, formado por casas de planta oval o rectangular, con paredes de barro, postes de madera y zócalos de mampostería. Sus habitantes vivían del cultivo de cereales como el trigo y la cebada, y de la explotación de una ganadería compuesta por pequeños rebaños de rumiantes como cabras, ovejas, junto con bóvidos, caballos y perros.



Cuando echamos a volar la imaginación.

Los restos arqueológicos han sido, a lo largo de las últimas centurias, motivos de especulaciones más o menos fantasiosas, desde extraterrestres hasta civilizaciones desaparecidas. La Motilla del Azuer no ha escapado de estas elucubraciones. El oscarizado cineasta James Cameron la identifica con la Atlántida descrita por el filósofo Platón en el documental “El resurgir de la Atlántida”.


viernes, 31 de enero de 2025

LAGUNA DE PÉTROLA.

 



Saladares y humedales manchegos. Tarde ventosa y espuma, me parece situarme frente al mar, al mismo Mediterráneo, ventoso y espumoso. Un refugio perfecto para la avifauna de las latitudes templadas. Unas viven aquí, otras están de paso. Y algunas otras pasan la temporada invernal en estas tierras.




Los jóvenes flamencos ensayan sus técnicas de vuelo ante la atenta mirada de los padres. 




El aguilucho lagunero surca los cielos, desafía los vientos y planea en busca de sustento.




Fochas, zampullines, ánades reales y cucharas. Y aunque esperamos hasta el anochecer, ateridos de frío, las grullas no aparecieron. Otra vez será.




El camino desde la autovía (Estación de Chinchilla de Montearagaón) hasta aquí es precioso, de enorme riqueza paisajística, con sembrados, encinares, carrizos, humedales y cañaverales. El enclave de la laguna de Pétrola (provincia de Albacete, cuenca hidrográfica del río Segura), una pequeña maravilla que hace las delicias de senderistas, ornitólogos y amantes de la Naturaleza en general.




sábado, 25 de enero de 2025

FITERO Y EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL.




Fitero es una localidad navarra que encaja a la perfección en un monasterio medieval del siglo XII. El ayuntamiento actual y la biblioteca pública ocupan dependencias del antiguo conjunto monacal. El resto del pueblo fue configurándose alrededor del monasterio.





Población y monasterio se ubican junto al río Alhama. Muy cerca está situado el balneario de Fitero, que cuenta con aguas termales que manan de la tierra a más de 50ºC.





El río Alhama, un topónimo que encontramos en Almería, Aragón, Murcia o Granada, lleva poca agua en estos días, pero suficiente para generar un hábitat ideal para los pequeños paseriformes de ribera. Un ejemplo, la elegante e inquieta lavandera blanca (Motacilla alba).





En el año 1140, en una región prácticamente deshabitada, surgió el monasterio de Fitero, uno de los primeros que el Císter instala en la península Ibérica. Fitero surge y se desarrolla en un intestable territorio, frontera entre tres reinos, Castilla, Aragón y Navarra. Disputado por unos y por otros, pasó de unas manos a otras, hasta que en 1373 quedó definitivamente incorporado al Reino de Navarra. De aquí partió hacia la Mancha el abad San Raimundo para fundar la orden militar de Calatrava.





La cabecera, con un precioso conjunto de ábsides, que se apelotonan alrededor de un eje central, es lo más destacado de este monumento arquitectónico. Es el románico el estilo que más genuinamente se relaciona con el mundo feudal. Gracias a edificios como este, la Edad Media ha conseguido llegar hasta el siglo XXI.





Con el paso del tiempo, el monasterio de Fitero dejó de ser un lugar solitario, poco a poco los lugareños se fueron apiñando a su alrededor, contribuyendo a su crecimiento y desarrollo. De esta manera llegó a convertirse en uno de los pocos conjuntos monacales del Císter que no se ubica ni en un desierto, ni aislado en medio de las montañas, como les gustaba predicar a los padres del Císter. En Dalmacia, del palacio de Diocleciano surgió la ciudad de Split. Salvando las distancias en lo relativo a las dimensiones de la ciudad, en Fitero ocurrió los mismo. Hasta el punto de que el casco histórico o el centro urbano (por definirlo de alguna manera) de Fitero es su monasterio. De esto que acabo de escribir es un esclarecedor ejemplo la Plaza de las Malvas.





El estado liberal decimonónico declaro la guerra al clero. La sociedad estamental estaba herida de muerte y el marco constitucional pretendía establecer la igualdad de todos los individuos ante la ley. Algunos ministros reformistas pusieron en marcha una serie de desamortizaciones de los bienes eclesiásticos, aquellas manos muertas improductivas, un auténtico lastre para un estado que intentaba avanzar en pos de la democracia y la modernidad (en el sentido más amplio de la palabra). Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 abolieron el Régimen Señorial, y en 1835, la desamortización de Mendizábal obliga a los mones a abandonar su casa, el monasterio de Fitero. Con la nueva titularidad, la iglesia se transformó en parroquia, y las antiguas dependencia, que se abrían a la Plaza de las Malvas, fueron ocupadas para otros menesteres: un cine, una residencia de ancianos, la biblioteca y el ayuntamiento. En la Edad Media un monasterio era una unidad de producción que gozaba de gran autonomía. En el siglo XXI Fitero es un pueblo que vive y existe en el interior de los muros de lo que fue un monasterio.





Raimundo de Fitero (Un Quijote navarro en la Mancha). Quijote es un espíritu, un alma, que a lo largo la historia se ha ido apoderandol de ciertas personas. La famosa, y dicen, poderosa Orden del Temple, decide abandonar Calatrava, por verse incapaz de defender la plaza frente a las tropas almohades. En estas, Raimundo, abad de Fitero, abandona Navarra, se presenta en La Mancha y al frente de unos pocos y voluntariosos hombres de armas, consigue salvar la fortaleza. De aquella acción militar, teñida con tintes de cruzada, nacerá la Orden de Calatrava.





Al amanecer, los pajarillos del río Alhama se muestran muy activos. Llevan a cabo una actividad frenética, movidos por sus pequeños corazones. Mirlos, lavanderas, papamoscas gris (fotografía), jilgueros, verderones, incluso un martín pescador que voló raudo muy cerca, a un velocidad imposible para la cámara.




Las cigüeñas surcan los cielos de Fitero. Las viñas se extienden alrededor de las villa. Las que hoy son uvas mañana serán mosto, y poco después, vino. Navarra es una de las mejores tierras vitivinícolas de España. La primera sensación al contemplar Fitero fue la de haber llegado a Francia. Conforme Navarra se fue alejando de Castilla, fue aumentando la influencia francesa en la corte pamplonesa. Y es que la Navarra histórica se extiende a ambos márgenes de los montes Pirineos.





jueves, 23 de enero de 2025

BRUJAS EN DAIMIEL.

 



Magia natural y satanismo, humedales y akelarres. Cristianismo y patriarcado coaligados para someter a la mujer libre y salvaje, aquella capaz de crear su propia moral. Mientras escribo este me viene a la cabeza Ellen, uno de los personajes más fascinantes de los Pilares de la Tierra.


En otoño la noche llega pronto y las lluvias inundan tablas y turberas, el frío aún no ha llegado, es el momento propicio para preparar filtros y pócimas, comunicarse con los muertos y celebrar escandalosos akelarres. La brujería llama a nuestros ancestros. Las historias de brujas, como las de vampiros y licántropos me fascinan desde la infancia. Daimiel cuenta con su propia tradición brujeril. Unas historias que comienzan muchas décadas después de finalizada la oscura Edad Media.




Daimiel, una especie de oasis en medio de la Mancha, de tierras bajas y llanas, lagunas inundadas y ruidosas aves migratorias, entre tarays y la bruma encuentra su refugio la hechicera. Malpensados vecinos y cotillas de barrio, contaban que en los primeros años del siglo XVI, Juan Ruiz rondaba el cementerio con insanas intenciones, desnuda y con un candil en la mano, robaba huesos del osario de la iglesia San María. La estampa brujeril es perfecta, pero la Inquisición no fue capaz de encontrarla culpable. Pero Juana tuvo sucesoras.


La propia geografía de Daimiel y los alrededores da pie a la superstición y las especulaciones mágicas. La tierra húmeda y las aves son factores cruciales. Lejos de sectas satánicas y adoradores de Lucifer, las brujas manchegas que pululaban por estas tierras, de pueblo en pueblo, entre los siglos XVI y XVII (la cara B de la Contrarreforma) practicaban la hechicería amorosa, el curanderismo y la astrología. Magia, charlatanería, sugestión y engaño para el pueblo. Tan necesarias, como despreciadas y temidas por el vulgo. Los sapos, las culebras, las ortigas el romero, los amuletos y talismanes no faltaban en sus morrales. Un refrán manchego dice: “Ni pueblo sin brujas, ni hervor sin burbujas, ni cesta de brevas sin papandujas”. La Inquisición las mandó a la hoguera, el Romanticismo las sacó de las llamas y la modernidad las convirtió en heroínas feministas y antisistemas.


Don Quijote no era un antisistema, era un idealista y un nostálgico de un tiempo que nunca existió en la realidad.


miércoles, 22 de enero de 2025

VENTA DE BORONDO.

 



El Caminante abandonó la ruta xacobea y se dedicó a deambular por tierras manchegas, y por más que camine nunca consigue alcanzar el horizonte. Y en el Campo de Calatrava, muy cerca de Daimiel decidió parar y hacer noche en la Venta de Borondo. Alguien que pasaba por allí le contó al caminante la historia de un flacucho hidalgo que veló armas en el patio de la venta, en la ilusión de ser armado caballero al despuntar el alba. En este punto de mi camino ya no tengo claro quien sueña con quien.




No fue en una recogida ermita sino en un corral morroñoso donde el hidalgo Alonso Quijano preparó, como es debido, la ceremonia de investidura. Sin su celebración no podía ingresar en la honorable hermandad de la caballería andante. El torreón de la venta le confiere al conjunto al aspecto definitivo de fortaleza. El alcaide del castillo creyó haberse convertido en ventero.




En 1605 fue publicada la novela y Quijote dejó de pertenecer a Cervantes. El Príncipe de los Ingenios concedió el don de la libertad a su criatura. La silueta del caballero de la Triste Figura se puede materializar en cualquier venta, castillo, prado, camino, villa o aldea de la Mancha, y aún más allá. Pero como los vampiros Quijote necesita la tierra de sus ancestros para descansar y recuperar sus poderes. Un personaje atrapado dentro de los límites naturales de su propio mundo. Alcalá de Henares, Albacete, Cuenca y Toledo son las grandes urbes del universo quijotesco (un universo que estoy dibujando en mi mente). En este macrocosmos caben también el Toboso, la casa del Hidalgo, el corral de Comedias, Calatrava la Nueva, las Tablas de Daimiel, Alarcón, las brujas de Daimiel, la Motilla del Azuer, Campo de Criptana, Sara Montiel y Luis Cobos, Ciudad Real, Villanueva de los Infantes, Venta de Borondo, Puerto Lápice, los vinos de Valdepeñas, los duelos y los quebrantos, las ovejas, los molinos de viento, el otoño, el tórrido verano, los humedales, el monasterio de Uclés, el hermoso doncel de Sigüenza, las letras, el teatro, la novela y la poesía . . .




En la Mancha aún podemos sentir en la piel el cambio de estaciones; los vientos otoñales, las heladas del invierno, la floración primaveral o el tórrido verano. ¿Qué momento eligió el hidalgo Alonso para echarse a los caminos y meterse en la piel del caballero de la Triste Figura?.




En un lugar como este, o en esta misma Venta de Borondo, nunca se sabe, fue armado caballero el hidalgo Alonso Quijano. Últimamente me siento como él, totalmente ajeno (y desconectado) a la realidad que me rodea.


lunes, 22 de abril de 2024

TOMELLOSO.

 



Volvemos a la ruta (una vez más, perdí la cuenta de los días), a perseguir la sombra del caballero andante, el del rocín flaco, recogiendo los versos que otros sembraron en la fértil llanura manchega. Y (casi) sin querer, ni proponérnoslo, arribamos a Tomelloso. Donde como es costumbre en la Mancha nos dieron bien de comer.





En la Plaza de España se alza la emblemática Posada de los Portales, un bonito edificio del siglo XVIII que cumplía funciones de albergue-posada de viajeros y caballerías. Su visión nos traslada a otro tiempo, a una época en que atravesar estas regiones era una auténtica aventura, que según las circunstancias podría transformarse en una odisea. O al menos en el argumento de una novela costumbrista con toques de realismo (pero nada de magia ni fantasía que ya sabemos como de seria es la literatura española).


Una época en que las piernas de hombres y mujeres eran el medio de locomoción más utilizado, los ritmos vitales eran muy diferentes, las prisas y el estrés no se habían alojado aún en las cabezas de las personas. El Sol, la Luna y las estaciones del año marcan el día a día, el reloj aún no se había transformado en el cruel tirano que nos ordena y manda.


La vid es el motor económico de Tomelloso desde hace unos 150 años. Las altas chimeneas de sus destilerías forman parte del paisaje manchego. Uno de los principales productores de alcohol a partir del vino. Nos situamos en el corazón de uno de los viñedos más grandes del mundo. Las afamadas bodegas de Jerez se proveen de este aguardiente para elaborar su apreciado Brandy.




Pero además, Tomelloso cuenta con unas 600 cuevas dedicadas al envejecimiento de los caldos de la región. Las mujeres, conocidas como “terreras” trabajaron duro en la construcción de las cuevas. La tímida industrialización manchega está muy estrechamente vinculada a la vid.




Paseando por el animado centro de Tomelloso pude oír una interesante conversación, de la que prefiero no desvelar nada, entre el jefe de la policía Plinio y su Watson particular, Don Lotario. Estoy convencido que nuevamente serán capaces de resolver el caso en el que andan envueltos.




Mis notas sobre la Mancha, que en algún momento decidí titular Mis Caminos del Quijote, caminan hacia adelante y hacia atrás, saltan en el tiempo, y por supuesto en el espacio.




Quijote y Sancho quisieron pernoctar en la Posada de los Portales, mas sus bolsillos estaban vacíos, y el posadero, hombre práctico donde los haya, no creía ni en honorables caballeros, ni en bonachones escuderos. Esta noche toca otra vez dormir al raso.


lunes, 9 de agosto de 2021

BERNARDO DE SEGIRAC.

 




Monje de Cluny, abad de Sahagún, arzobispo de Toledo y colaborador del rey Alfonso VI de León. En el año 1081 Bernardo llegó a Sahagún para convertirse en abad, una posición desde la que desarrolló una importante labor de aplicación de la Reforma Gregoriana. El monje de Cluny fue consejero del rey Alfonso VI, que al igual que su padre mantuvo estrechos lazos con Cluny, consolidados tras su matrimonio con Constanza de Borgoña. En el año 1085 Alfonso VI conquistó la ciudad de Toledo y Bernardo se convirtió en su arzobispo, devolviendo a la ciudad carpetana su antiguo poder. Además el papa Urbano II reconoció al diócesis de Toledo su condición de primado y metropolitano. La derrota de Uclés y el fallecimiento de Alfonso VI marcó el inició del declinar de Bernardo. Como la mayoría de los obispos y arzobispos medievales, Bernardo de Segirac también conducía ejércitos, y en el año 1118 conquistó, para Castilla, la ciudad de Alcalá de Henares. Sus malas relaciones con Urraca y la llegada al solio pontificio de Calixto II, apartaron del poder a Bernardo, que moriría en Toledo en 1128.

jueves, 3 de octubre de 2019

SANTO CONVENTO Y CASTILLO DE CALATRAVA LA NUEVA.



El viento cuenta las historias que las piedras callan. Las ruinas del Castillo y Convento de los Caballeros Calatravos, levantado en el siglo XIII, han llegado al siglo XXI convertidas en el símbolo de una época, la Edad Media.


Calatrava la Nueva se levanta sobre un imponente cerro a 936 metros de altitud sobre un paisaje de fuerte carácter mediterráneo, un entorno de singular belleza y de gran valor natural, este fue el lugar elegido por la Orden de Calatrava para construir su sede principal, una plaza prácticamente inexpugnable.


La situación estratégica de Calatrava la Nueva, dominando la llanura, el Puerto de Calatrava y enfrentado al Castillo de Salvatierra, le permite controlar una destacada vía natural, que cruza Sierra Morena y comunica la Meseta con el Valle del Guadalquivir.



Los Caballeros Calatravos se instalaron aquí en 1217, unos cuantos años después de la victoria en la batalla de las Navas de Tolosa. La Orden mantuvo su convento principal durante 600 años hasta que en 1804 fue abandonado definitivamente tras el traslado de los últimos frailes calatravos a la cercana ciudad de Almagro.



Los trabajos arqueológicos llevados a cabo en este lugar indican la existencia de un poblado de la Edad del Bronce, aunque son las construcciones medievales las que mejor se conocen. Sus calles y dependencias contienen buena parte de la historia de la Orden y del Campo de Calatrava, una auténtica entidad autosuficiente.



A comienzos del siglo XIII la Orden de Calatrava construyó este Convento, añadiendo varias dependencias a un castillo preexistente – Castillo de Dueñas – además de una bóveda en el patio central y una antemuralla para reforzar su defensa. A su alrededor se levantaron los principales edificios del Convento y todos los demás necesarios para su correcto funcionamiento.


La distribución del poblado responderá por un lado a las directrices que como monasterio debía cumplir de acuerdo con la regla del Císter, y por otro, atender a las necesidades defensivas que imponía el contexto bélico de la época.


En Calatrava la Nueva encontramos tres líneas de murallas: la primera, anterior a las construcciones de la orden, la segunda, que es la mejor conservada y la tercera que separa el convento de la Villa Vieja.



La gran bóveda tenía como función principal la recepción de todos aquellos que llegaban al castillo.


En su interior podemos pasear por la calle de los Artesanos, y en ella una serie de edificios levantados a principios del siglo XIII, cuya función fue la de servir de apoyo a la construcción del Convento: el molino de tracción animal, la tahona, el horno, la fragua . . .


Sobre un afloramiento granítico se eleva el poderoso castillo que domina, protege y controla todo el conjunto.


En torno a la calle de los artesanos se ubican los restos de varios edificios donde se desarrollaban distintas actividades de carácter artesanal, imprescindibles en un convento del Císter para asegurar al autoabastecimiento y el mantenimiento básico de la población que residía aquí. La calle se traza rodeando al castillo, siguiendo los diferentes desniveles que va marcando el terreno.




Molino de Sangre. Se trata de un edificio de treinta metros de largo por ocho de ancho adosado al interior de la muralla. Se llamó molino de sangre por utilizar la tracción animal como fuerza motriz.






El Convento estaba formado por varios edificios dispuestos en torno al Claustro, del cual solo se conservan los arranques de ladrillos de los arcos de su planta baja. Al norte se encuentra la Iglesia, el edificio principal del conjunto, y al este la Sala Capitular, el espacio donde se celebraban las reuniones de los caballeros de la orden. Al sur se disponen las cocinas y el refectorio, los dormitorios y la hospedería.


Al oeste, mirando hacia poniente, se encuentra el cementerio conocido como Campo de los Mártires.


La iglesia de Calatrava la Nueva fue construida en el siglo XIII y es un edificio de gran belleza artística con elementos tanto románicos como góticos. Se trata, como no podía ser de otra manera, del edificio más destacado de todo el conjunto, un templo de transición entre los dos estilos mencionados.





La cabecera de la iglesia se encuentra integrada en la muralla II, mientras que el muro norte forma parte de la muralla III. La inestabilidad del momento en que fue construida le otorga una fuerte aspecto defensivo, de forma que aparece coronada por almenas. Por lo demás es un edificio sobrio, según los criterios formales del Císter.


En su fachada principal, conocida como Puerta de la Estrella, destaca un precioso rosetón lobulado.


En uno de los ábsides se instaló la capilla del maestre Pedro Girón Pacheco.


Villavieja. Los calatravos se referían a este espacio como “El campo cercado de Villavieja, si bien en que era capaz para más de trescientas casas en caso que en tiempos belicosos . . . ". Con el paso de los años se delimitó el recinto al norte de la iglesia.


Vivienda de los trabajadores del siglo XIII utilizada por artesanos y sus familias que desarrollaban sus actividades en esta calle. Se construye adosada a la muralla.




La fortificación principal fue en origen una atalaya a la que se asociaron una muralla y cuatro torreones.





El cementerio recibe el nombre de Campo de los Mártires a partir del momento en que se trasladan aquí los restos de freires y caballeros muertos en la defensa de la fortaleza de Alarcos y de Calatrava la Vieja combatiendo a los musulmanes.



Pegada a las rocas se abre la Capilla de Nuestra Señora de los Mártires. En 1217 llegó en procesión la Virgen de los Mártires procedente de Calatrava la Vieja.




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