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viernes, 24 de mayo de 2013

SOBRE IBERIA DE APIANO (XXXI)

60 Actuación infamante de Galba.
Ellos, confiados en estas promesas, abandonaron sus lugares de residencia habituales y se reunieron en donde les ordenó Galba. Este último los dividió en tres grupos y, mostrándoles a cada uno una llanura, les ordenó que permanecieran en campo abierto hasta que, a su regreso, les edificara sus ciudades. Tan pronto como llegó a la primera sección, les mandó que, como amigos que eran, depusieran sus armas. Y una vez que lo hubieron hecho, los rodeó con una zanja y, después de enviar a algunos soldados con espadas, los mató a todos en medio del lamento general y las invocaciones a los nombres de los dioses y a las garantías dadas. De igual modo también, dándose prisa, dio muerte a la segunda y tercera sección cuando aún estaban ignorantes de la suerte funesta de los anteriores, vengando con ello una traición con otra traición a imitación de los bárbaros, pero de una forma indigna del pueblo romano. Sin embargo unos pocos de ellos lograron escapar, entre los que estaba Viriato, quien poco tiempo después se puso al frente de los lusitanos, dio muerte a muchos romanos y llevó a cabo las más grandes hazañas. Pero estas cosas, que tuvieron lugar después, las referiré más adelante. Entonces Galba, hombre mucho más codicioso que Lúculo, distribuyó una parte pequeña del botín entre el ejército y otra parte pequeña entre sus amigos, y se quedó con el resto, pese a que ya era casi el hombre más rico de Roma. Se dice que ni siquiera en tiempos de paz dejaba de mentir y cometer perjurio a causa de su ansia de riquezas. Y a pesar de que era odiado y de que fue llamado a rendir cuentas bajo acusación, logró escapar debido a su riqueza. 

61 Vetilio en Iberia. Viriato. 
No mucho tiempo después, todos los que consiguieron escapar a la felonía de Lúculo y Galba lograron reunirse en número de diez mil e hicieron una incursión contra Turdetania. Cayo Vetilio vino desde Roma contra ellos con otro ejército y asumió, además, el mando de las tropas que estaban en Iberia, llegando a tener en total diez mil hombres. Éste cayó sobre los que estaban buscando forraje y, después de dar muerte a muchos, obligó a los restantes a replegarse hacia un lugar en el que, en el caso de permanecer, corrían el riesgo seguro de morir de hambre, y en caso de abandonarlo, el de morir a manos de los romanos. Tal era, en efecto, la dificultad del lugar. Por este motivo enviaron emisarios a Vetilio con ramas de suplicantes, pidiéndole tierra para habitarla como colonos y prometiéndole que desde ese momento serían leales a los romanos en todo. Él prometió entregársela y se dispuso a firmar un acuerdo. Pero Viriato, que había escapado a la perfidia de Galba y entonces estaba con ellos, les trajo a la memoria la falta de palabra de los romanos y cuántas veces habían violado los juramentos que les habían dado y cómo todo aquel ejército estaba formado por hombres que habían escapado a tales perjurios de Galba y de Lúculo. Les dijo que no había que desesperar de salvarse en aquel lugar, si estaban dispuestos a obedecerle. 

viernes, 30 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (XII)



14 Prosperidad y longevidad.
Los fenicios, como digo, fueron sus descubridores y ocuparon la zona mejor de Iberia y de Libia antes de la época de Homero, y continuaron siendo los amos de los lugares hasta que los romanos destruyeron su imperio. De la riqueza de Iberia hay también los siguientes testimonios: los cartagineses, en una expedición militar con Barca, sorprendieron a las gentes de Turdetania, según dicen los historiadores, utilizando pesebres y tinajas de plata. Podría, por otra parte, suponerse que es a su gran prosperidad a lo que deben su fama de longevos los hombres de allí, especialmente sus jefes, y que por ello Anacreonte dijera aquello de:

Mas yo no querría
ni el cuerno de Amaltea
ni ciento cincuenta años
en Tartesso reinar

y que Heródoto registrara el nombre de su rey, llamándolo Argantonio. Las palabras de Anacreonte podrían interpretarse, bien al pie de la letra, bien en el sentido más general de "...ni reinar en Tartessos mucho tiempo". Hay no obstante quienes llaman Tartessos a la actual Carteya.

15 Romanización y latinización.
Con la prosperidad del país les vino a los turdetanos la civilización y la organización política; y, debido a la vecindad, o, como ha dicho Polibio, por el parentesco, también a los celtas, aunque en menor medida, porque la mayoría viven en un sistema de aldeas. Sin embargo los turdetanos, en particular los que habitan en las proximidades del Betis, se han asimilado perfectamente al modo de vida de los romanos y ni siquiera se acuerdan ya de su propia lengua. La mayoría se han convertido en latinos y han recibido colonos romanos, de modo que poco les falta para ser todos romanos. Las ciudades que se fundan en la actualidad, como Pax Augusta entre los celtas, Emérita Augusta, entre los túrdulos, Cesaraugusta en territorio celtíbero y algunos otros asentamientos, muestran a las claras la evolución de dichas constituciones; todos los iberos que han adoptado este modo de ser son llamados togados, y entre éstos se cuentan incluso los celtíberos, que en un tiempo fueron tenidos por los más fieros de todos.

Esto, en lo que concierne a los turdetanos.

jueves, 29 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (XI)




13 Griegos y troyanos en Iberia. Comparación con el Elisio.
Por lo que respecta a los mejores testimonios, puede juzgarse a partir de los siguiente: pues la expedición de Heracles, que se prolongó hasta aquí, y la de los fenicios le pintaron la riqueza y despreocupación de sus gentes: éstas llegaron a estar tan completamente sometidas a los fenicios que la mayor parte de las ciudades de Turdetania y de los lugares cercanos están hoy habitadas por aquéllos. Y me parece que la expedición de Odiseo, que llegó hasta estos parajes y fue conocida por Homero, le dio un pretexto para, a partir de lo ocurrido, transformar tanto la Odisea como la Ilíada en poesía y en la fabulación habitual en los poetas.

Pues no solamente presentan vestigios de estos acontecimientos lugares de Italia y Sicilia y algunos otros, sino que también en Iberia aparece una ciudad Odisea, un santuario de Atenea y otros miles indicios de sus andanzas y las de otros supervivientes de la Guerra de Troya, que perjudicó por igual a los que sufrieron la agresión y a los que tomaron Troya (pues éstos obtuvieron una victoria cadmea), al ser aniquiladas sus casas y no corresponder sino un escaso botín a cada uno; y sucedió que los que se salvaron, cuando estuvieron lejos de los peligros, se dedicaban a la piratería, inlcuidos los griegos, los unos por haber sido expoliados y los otros por vergüenza, pensando cada cual de antemano que es 

en verdad deshonroso estar tanto tiempo [sin los suyos] y volver de vacío

junto a ellos de nuevo. Han sido transmitidas las andanzas de Eneas, Antenor y las de los henetos; también las de Diomedes, Menelao, Menesteo y otros más. El Póeta, que tenía efectivamente información sobre tantas expediciones a los confines de Iberia y sabía de su riqueza y demás excelencias por haberlas revelado los fenicios, ubicó allí la morada de los hombres piadosos y el Campo Elisio, donde dice Proteo que morará Menelao:

Pero a ti el Campo Elisio y al confín de la tierra
te enviarán los Inmortales, donde el rubio Radamantis.
Muy fácil es la vida allí para los hombres:
ni nevada, ni crudo invierno, ni lluvia nunca,
sino que siempre Océano envía brisas de Céfiro
que soplan suaves para aliviar a los hombres

Pues la pureza del aire y el soplo suave del Céfiro son característicos de esta región, por ser occidental y cálida y encontrarse en el extremo de la Tierra, donde según el mito decimos que se sitúa el Hades. En cuanto a Radamantis, mencionado más arriba, evoca la proximidad de Minos, acerca del cual dice Homero:

Allí ví a Minos, hijo ilustre de Zeus,
con cetro de oro, impartiendo justicia a los muertos.

Y los poetas posteriores no cesan de referir cosas en el mismo sentido, la expedición a por las vacas de Gerión y la de las manzanas de oro de las Hespérides, denominando incluso Islas de los Bienaventurados algunas que hoy sabemos que se ven no muy lejos de los promontorios de Maurusia que están frente a Gádira.

domingo, 25 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (X)


11 El Betis y Tartessos.
    No muy lejos de Castalon está también la montaña donde dicen que nace el Betis, que llaman Argéntea por las minas de plata que en ella se encuentran. Polibio sostiene que tanto el Anas como aquél nacen en Celtiberia, aunque distan entre sí unos novecientos estadios; porque los celtíberos, que habían acrecentado su territorio, dieron su propio nombre a todo el país vecino. Parece que los antiguos llamaban al Betis Tartessos y a Gádira e islas cercanas Eritía. Por eso, se supone, dijo Estesícoro del boyero Gerión que fue dado a luz  
casi frente a la ilustre Eritía
junto a las fuentes inagotables de argéntea raíz del río Tartessos
en un escondrijo de la roca.

Siendo dos las desembocaduras del río, se dice que antiguamente, en el espacio entre ambas, se levantaba una ciudad que llamaban, con el mismo nombre del río, Tartessos, y al país Tartéside, que es el que ahora ocupan los túrdulos. Eratóstenes mantiene que la que recibía el nombre de Tartéside es la región que linda con Calpe y el de Eritía una isla próspera, pero Artemidoro le responde que es falso esto, lo mismo que el que la distancia de Gádira al Promontorio Sagrado sea la de una navegación de cinco días, cuando no hay más de mil setecientos estadios, y que las mareas se detengan aquí en vez de producirse alrededor de toda la tierra habitada, así como que la parte septentrional de Iberia sea más accesible por Céltica que navegando por el Océano, y todo lo demás que dijo con jactancia dando crédito a Piteas.

12 Homero conoció Tartessos.
     Por otra parte, el Poeta, que habló de tantas cosas y tan amplios conocimientos tuvo, da motivos para pensar que tampoco era desconocedor de oídas de estos lugares, si se quiere juzgar directamente a partir de dos tipos de testimonios, a saber, las afirmaciones de menor consistencia que hizo acerca de ellos y las mejores y más ajustadas a la verdad. Entre las de menor consistencia se cuenta que esta tierra sea, según había oído decir, la más alejada hacia Poniente, donde, como él mismo dice, cae en el Océano

la luz radiante del Sol,
que negra noche arrastra sobre la tierra dadora de espelta.

Pero la noche, por ser algo nefando, es también, evidentemente, noción cercana a la del Hades, y Hades a su vez a la del Tártato; podía, pues, imaginarse que Homero oyera hablar de Tartessos e identificara desde entonces su nombre con el del Tártaro, el último de los lugares subterráneos, añadiendo además un mito que salvaguardara el tono poético; del mismo modo, al saber que los cimerios vivían en sitios boreales y brumosos junto al Bósforo, los estableció cerca del Hades, llevado quizá del odio común de los jonios hacia ese pueblo; pues en tiempos de Homero o poco antes de él dicen que se produjo la incursión de los cimerios que alcanzó Eólida y Jonia. Otro ejemplo: estableció una relación entre las Rocas Errantes y las Azuladas, introduciendo siempre los mitos a partir de algunas informaciones. Porque nos cuenta que existen ciertos escollos peligrosos, como dicen que son las Azuladas (por lo cual son también llamadas las Entrechocantes) y hace por eso pasar entre ellas la expedición de Jasón; y los Estrechos de las Columnas y de Sicilia le sugirieron el mito de las Errantes. Por consiguiente, en lo que respecta a las afirmaciones de menor peso, podría adivinarse, a partir de su mito del Tártaro, la alusión a los lugares próximos a Tartessos.

sábado, 24 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (IX)



9 Riqueza del subsuelo. El estaño.
     Posidonio, al ensalzar el número de minas y su riqueza, no se aparta de su retórica habitual, sino que se entusiasma con las hipérboles; porque dice que no se pone en duda lo que se cuenta de que cuando una vez se incendiaron los bosques, la tierra, que era de plata y oro, se fundió y subió hirviendo a la superficie, porque cada monte y cada colina eran materia de moneda acumulada por un azar generoso; "podría en general afirmarse", continúa, "al contemplar esos lugares, que son los tesoros de una naturaleza inagotable o la banca de un imperio destinado a no tener fin. Porque no solamente es rico el suelo, sino también el subsuelo, y en aquellos parajes qué verdad es que el mundo subterráneo no lo habita Hades, sino Plutón". Así es como, con bellas figuras retóricas, se expresó acerca del tema, empleando un lenguaje rico como si lo sacara también él de una mina.

     Y al describir la diligencia de los mineros trae a colación la observación de Falero, porque dice éste a propósito de las minas de plata del Ática que los hombres cavaban con tanto ahínco que daban la impresión de ir a sacar al propio Plutón; y hace ver que son muy semejantes el afán y el celo de los turdetanos cuando excavan, tortuosas y profundas, las galerías y achican con las caracolas egipcias las corrientes que a menudo encuentran en ellas. Pero, en general, dice que no resulta lo mismo para éstos que para los atenienses, sino que para los atenienses la minería parece un enigma: pues "lo que sacan no lo cogen y lo que tenían lo tiran", y en cambio para éstos es de sobra ventajosa, porque en las minas de cobre es cobre la cuarta parte de la tierra que extraen, y algunos de los particulares que explotan minas de plata obtienen en tres días un talento euboico. En cuanto al estaño, niega que se encuentre en la superficie, lugar común entre los historiadores, sino que se saca del subsuelo y se da entre los bárbaros de más allá de los lusitanos y en las Islas Casitérides y es trasnportado desde territorio británico hasta Masalia. Cuenta que entre los ártabros, que son los  pueblos más remotos de Lusitania hacia el Noroeste, la tierra tiene eflorescencias de plata, estaño y oro blanco (por estar mezclado con plata) y que esa tierra la arrastran los ríos. Y las mujeres, rascándo con sachos, la lavan en cribas entrelazadas en forma de cesto. Esto es lo que Posidonio dijo acerca de los minerales.

10 Minas de Cartagena. Obtención de la plata.
      Polibio, por su parte, al recordar las minas de plata de Nueva Carquedón, dice que son grandísimas y que distan de la ciudad unos veinte estadios, abarcando una circunferencia de cuatrocientos estadios, en donde se mantenían cuarenta mil trabajadores fijos que reportaban en aquel entonces al pueblo romano veinticinco mil dracmas diarias. Pasaré por alto los restantes pasos del proceso de explotación, porque es largo de referir, pero cuenta él que la pepita de plata arrastrada por los ríos es triturada y cribada en tamices a contracorriente; se trituran de nuevo los residuos, una vez filtrados en el correr de las aguas se vuelven a triturar, y al fundirse el quinto residuo, ya separado el plomo, se obtiene la plata en estado puro. Las minas de plata existen también en la actualidad, pero no pertenecen al Estado ni las de allí ni las de otros lugares, sino que su propiedad ha pasado a manos de particulares. Las de oro en cambio son patrimonios del Estado en su mayor parte. En Castalon y en otros puntos hay un tipo especial de mina, la de plomo, con el que se encuentra mezclada algo de plata, pero no tanta como para que merezca la pena purificarla.

jueves, 22 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (VIII)



7 La pesca
    Mas, con ser tan rico el interior de Turdetania, podría hallarse su rival en la región costera, por los bienes procedentes del mar; porque todas las ostras y almejas destacan en general por su cantidad y tamaño en todo el Mar Exterior, pero más que nada allí debido a que en esa zona las pleamares y bajamares son mayores, las cuales son, verosímilmente, las causantes de su número y su tamaño gracias al ejercicio a que las someten. Lo mismo ocurre con los cetáceos de todo tipo, orcas, ballenas y cachalotes, de los cuales parece surgir cuando espiran una especie de columna nebulosa si se mira desde lejos. Y los congrios parecen monstruos por lo mucho que sobrepasan en tamaño a los nuestros, así como las murenas y otros muchos peces de este género. Dicen que en Carteya se encuentran buccinas y púrpuras de diez cótilas, y que en puntos de más allá de las Columnas la murena y el congrio pesan hasta más de ochenta minas, el pulpo un talento, y que los calamares y especies afines miden dos codos.

    Se reúnen también en esta zona muchos atunes que vienen de otras partes de la costa exterior, gordos y voluminosos. Se alimentan con la bellota de una encina que se cría en el mar y es enana en extremo, que produce un fruto muy suculento. En Iberia se da también con profusión en tierra firme, tiene raíces grandes como las de una encina crecida, pero de tronco se levanta menos que una pequeña. Produce tanto fruto que después de su sazón aparece cubierta de bellota la costa, tanto la del lado de acá como la del de más allá de las Columnas, que arrojan las mareas; pero la de la costa de más acá de las Columnas es siempre más pequeña y se encuentra en mayor cantidad. Polibio afirma que esta bellota llega hasta la costa latina, "a no ser, dice, que la produzcan también Sardon y las comarcas vecinas". Y los atunes, cuanto más se aproximan a las Columnas viniendo desde el exterior, tanto más adelgazan por falta de alimento. Es por tanto un cerdo marino este animal, porque disfruta con la bellota y engorda especialmente con ella, y si hay abundancia de bellotas hay también abundancia de atunes.

8 La minería. Obtención del oro.
      Pero, a pesar de estar dotada dicha región de tantos bienes, no se maravillaría uno menos, sino todo lo contrario, al conocer la generosidad de sus minas; porque de ellas está repleta toda la tierra de los iberos, aunque no toda sea tan fértil y próspera, especialmente la que proporciona minerales. Raro es gozar de ambos recursos, pero raro es también que la misma tierra esté llena de minerales diversos en un territorio reducido. La Turdetania y comarcas limítrofes no dejan, a los que quieren ensalzarlas por sus bondades, palabras que las reflejen adecuadamente. Pues ni el oro, ni la plata, ni el cobre, ni el hierro, en ningún lugar de la tierra se ha comprobado hasta ahora que se produzcan en tan gran cantidad ni de tan alta calidad. 

    El oro no se extrae sólo en las minas, también se recoge en los cursos de agua. Los ríos y torrentes arrastran la arena aurífera, que se da en muchos lugares incluso en sitios sin agua, pero mientras que en éstos es invisible, en los terrenos anegados el polvo de oro refulge. Y cubriendo los lugares secos con agua que acarrean, hacen brillar el polvo, y excavando pozos e ideando otras técnicas separan, mediante lavado, de la arena el oro, e incluso más numerosos que las minas de este metal son hoy los llamados lavaderos de oro. Los gálatas estiman que son parejas sus minas del monte Cemeno y las emplazafas bajo el mismo Pirene, pero en realidad tienen más fama las de aquí. Cuentan que entre el polvo de oro se han encontrado a veces pepitas de media lira, que llaman palas, que tan sólo necesitan una leve purificación. Dicen también que al partirse las piedras se hallan pepitas semejantes a tetillas, que de la cocción y purificación del oro con un mineral astrigente queda como residuo el électron, y que al cocer de nuevo éste, que tiene una aleación de oro y mercurio, se consume el mercurio y subsiste el oro, porque el mercurio es fácil de volatilizar y el mineral a la vez. Por ello se derrite mejor el oro con fuego de paja, porque la llama, al ser sueave, es proporcionada a una sustancia que cede y se volatiliza fácilmente, y en cambio el carbón, al derretirlo demasiado y evaporarlo con su violencia, consume gran parte del oro. En las corrientes se recoge y se lava allí cerca en pilas; o bien se excava un pozo y se lava la tierra extraída. Los hornos del mercurio los construyen elevados para que la fulígine que se desprende de los trozos del mineral se eleve en el aire, pues es pesada y nociva. Algunas de las minas de cobre son conocidas como minas de oro, de lo que se infiere que anteriormente se extraía de ellas oro.

martes, 20 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (VII)



5 Los canales y la navegación en el Mediterráneo.
    Así pues, habiendo observado los habitantes la naturaleza del lugar y que los esteros podían aprovecharse con la misma finalidad que los ríos, fundaron en sus orillas, como en las de los ríos, ciudades poderosas y otros asentamientos. Entre ellas se cuentan Asta, Nabrisa, Onoba, Osonoba, Menoba y otras muchas. Además en algunos lugares se han abierto canales en vista de que el comercio, tanto en el interior como el exterior, se efectúa entre muchos puntos. Contribuyen igualmente a la navegación sus confluencias interiores, con ocasión de las altísimas mareas que se derraman sobre los istmos que separan los cauces y los tornan navegables, de modo que puede pasarse de los ríos a los esteros y de éstos a aquéllos. El comercio marítimo se efectúa en su totalidad con Italia y Roma, con una buena travesía hasta las Columnas, excepto alguna dificultad en las cercanías del Estrecho, y una buena navegación de altura en el Mare Nostrum. Pues los recorridos, gracias a un clima sereno, tienen un buen fin, sobre todo si son de altura; y esto representa una ventaja para los barcos mercantes. Los vientos de alta mar soplan también con regularidad. Contamos además con la calma actual por haberse puesto fin a las piraterías, de forma que existen unas condiciones extremadamente favorables para los navegantes. Posidonio no obstante dice que advirtió algo singular en su regreso desde Iberia, y es que por aquella parte del mar hasta el Golfo Sardo los euros soplaban como etesios, y que por ello no desembarcó en Italia sino a duras penas a los tres meses, después de haber sido desviado de su ruta a las islas Gimnesias, a Sardon y a otras zonas de Libia frente a éstas. 

6 Materias primas e industrias. El conejo.
    De Turdetania se exporta trigo y vino en cantidad, y aceite no sólo en cantidad, sino también de la mejor calidad. Se exporta asimismo cera, miel y pez, mucha cochinilla y un bermellón no inferior a la tierra sinóptica. Los astilleros funcionan allí con madera del país, en su territorio hay minas de sal y no pocas corrientes de ríos salobres, y tampoco escasea la industria de salazón de pescado, procedente tanto de la zona como del resto del litoral de más allá de las Columnas, que no va a la zaga de la salazón del Ponto. Antes figuraba en primera línea su igualmente abundante paño, pero ahora lo hace la lana, de la que hay más producción que de lanas coraxinas. Y en belleza es insuperable: los carneros para cría se compran al menos en un talento. Insuperables son también los tejidos ligeros, como los que fabrican los salacietas. 

    Es inagotable asimismo la riqueza en ganado de toda especie y en caza, siendo en cambio raras las alimañas, con excepción de los lebratos zapadores que algunos llaman leberides: al comerse las raíces estropean las plantas y las simientes, y esto ocurre en casi toda la extensión de Iberia, llega hasta Masalia y estraga incluso las islas. Se dice que los habitantes de las Gimnesias enviaron una vez una embajada a los romanos con la petición de tierras, por ser, según decían, expulsados de las suyas por estos animales, ya que no podían hacerles frente a causa de su número. Y ciertamente, quizás en una lucha tan grande - que no siempre tiene lugar - contra un azote devastador, habría necesidad de semejante auxilio (como en el caso de serpientes y ratones de campo), pero en una situación ordinaria se han hallado modos diversos de cazarlos. Crían especialmente con este propósito hurones salvajes de los que se dan en Libia, que sueltan, luego de ponerles un bozal, en dirección a las madrigueras. Éstos, con sus uñas, arrastran fuera los que agarran o los obligan a huir hacia la superficie, y los hombres que están allí apostados los cazan cuando se precipitan fuera.
   De la abundancia de exportaciones de Turdetania hablan a las claras el tamaño y el número de sus barcos, pues sus enormes naves mercantes navegan rumbo a Dicearquia y Ostia, el puerto de Roma, rivalizando casi en número con las libias.

lunes, 19 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (VI)




3 El Betis y el Anas, navegables.
     El Betis, a lo largo de sus orillas, está densamente poblado y es navegable corriente arriba casi mil doscientos estadios desde el mar hasta Córduba y lugares situados un poco más al interior. Y la verdad es que están cultivados con esmero tanto la zona ribereña como los islotes del río. Además ofrecen una agradable vista, porque sus tierras están hermoseadas con bosques y otros cultivos. Así pues, hasta Híspalis la navegación se efectúa en embarcaciones de tamaño considerable, a lo largo de un trecho no muy inferior a quinientos estadios; hasta las ciudades de más arriba hasta Ilipa en barcos más pequeños, y hasta Córduba en lanchas fluviales hechas hoy día con maderas ensamblados, pero que antiguamente se confeccionaban a partir de un solo tronco. El tramo superior hasta Castalón no es ya navegable.

Paralelas al río se extienden algunas cadenas de montañas que se le acercan más o menos por el Norte, llenas de minerales. Donde abunda más la plata es en las proximidades de Ilipa y Sisapon, tanto de la llamada antigua como de la moderna, y en la zona de la llamada Cotinas se produce el cobre junto con el oro. Por tanto, a mano izquierda según se remonta el río se encuentran estas montañas, mientras que a la derecha se extiende una gran llanura, ubérrima, con grandes árboles y excelente para los rebaños.

También el Anas es remontable, pero no con barcos de tanta envergadura ni durante tan largo trecho. En su orilla norte hay también montañas con minas, que llegan hasta el Tago. Naturalmente, las regiones que tienen minas son por fuerza escabrosas y poco fértiles, como es el caso de las que bordean Carpetania y, en mayor medida aún, Celtiberia. De la misma naturaleza es también la Beturia, que posee áridas llanuras que bordean el Anas.

4  Los esteros.
     Pero la propia Turdetania goza de unas asombrosas condiciones. Además de ser ella misma productora de todo y en abundancia, duplica sus beneficios con la exportación, pues el excedente de sus productos es fácilmente vendido por sus numerosos barcos mercantes. Hacen posible esto los ríos y los esteros que, como dije, son comparables a los ríos e igualmente remontables desde el mar hacia las ciudades del interior, no sólo por naves pequeñas, sino también por las grandes. Pues la tierra que se halla al interior del extenso litorial comprendido entre el Promontorio Sagrado y las Columnas constituye toda ella una llanura. Allí, en distintos puntos, avanzan hacia el interior desde el mar unas depresiones semejantes a cañones de mediana profundidad o a lechos de ríos que se prolongan muchos estadios. Las subidas de nivel del mar durante las pleamares las anegan, de forma que no son menos remontables que los ríos, sino incluso mejor. Pues la navegación se parece aquí a la que se practica en los descensos fluviales, al no haber ningún obstáculo de frente y empujar además de popa el mar, por la subida de la marea, igual que la corriente de un río. Allí tienen más amplitud las mareas que en otros lugares, porque el mar, costreñido desde un gran océano hacia el breve estrecho que forma Maurusia con Iberia, se regolfa y se precipita sobre las partes de la tierra que ceden fácilmente ante él. Algunas de estas depresiones se vacían durante las bajamares, a otras no las abandona del todo el agua y otras, en fin, configuran islas en su seno. Tales son, pues, los esteros entre el Promontorio Sagrado y las Columnas, que tienen una subida de nivel más pronunciada que la de otros sitios. Una crecida semejante ofrece también una ventaja para las necesidades de los navegantes, y es que hace a los esteros mayores y más numerosos, navegables muchas veces incluso cuatrocientos estadios, de manera que, en cierto modo, deja toda la tierra navegable y expedita para las exportaciones e importaciones de mercancías. Pero tiene también un inconveniente, porque la navegación fluvial, a causa del ímpetu de la pleamar, que empuja muy fuertemente en sentido contrario a la corriente de los ríos, comporta un riesgo no pequeño para las embarcaciones, tanto si van en dirección al mar como si van tierra adentro. Por otra parte, los reflujos en los esteros son peligrosos, porque también ellos se acentúan proporcionalmente a las subidas de la marea y, debido a su rapidez, han varado en seco muchas veces una nave. Y los rebaños que cruzaban en dirección a las islas de frente a la desembocadura de los ríos o de los esteros, unas veces fueron tragados por el agua y otras quedaron aislados y, obligados a regresar, no fueron capaces y perecieron. Y se dice que las vacas, que tienen observada esta circunstancia, esperan la retirada del mar y entonces regresan a tierra firme.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (V)



2  TURDETANIA.

1. Límites y ciudades principales.  
      Así pues,al interior de la orilla este del Anas se extiende la Turdetania, que está recorrida por el río Betis. La delimitan, por el Oeste y el Norte, el río Anas, por el Este algunas tribus de los carpetanos y oretanos, y por el Sur los bastetanos que ocupan una estrecha franja costera entre Calpe y Gádira, y el mar después hasta el Anas. También se integran en Turdetania los bastetanos que he mencionado, así como los pueblos de más allá del Anas y la mayor parte de los pueblos limítrofes. La extensión de este país no es, en longitud y anchura, superior a dos mil estadios, pero sus ciudades son extraordinariamente numerosas, pues se dice que llegan a doscientas. Las más conocidas son las que se alzan a orillas de los ríos, los esteros y el mar, debido a su ventajosa situación. Las que más auge han adquirido son Córduba, fundación de Marcelo, y por su fama y su pujanza también la ciudad de los gaditanos, ésta por sus empresas navales y por haber estrechado lazos con los romanos mediante alianzas y aquélla por la fertilidad y amplitud de su campiña, a lo que contribuye en gran medida el río Betis; desde un principio la habitaron gentes escogidas de los romanos y los indígenas, y además fue ésta la primera colonia que enviaron a estos lugares los romanos. Después de esta ciudad y la de los gaditanos descuella ciertamente Híspalis, si bien su mercado continúa existiendo, por su renombre y por haberse establecido recientemente allí como colonos los soldados de César sobresale Betis, aunque no tenga entre su población hombres ilustres. 

2 Otras ciudades.
    Tras éstas encontramos Itálica  e Ilipa a orillas del Betis, y más lejos Astigis, Carmon y Obulcon. Y también aquéllas en las que fueron vencidos los hijos de Pompeyo, Munda, Ategua, Urson, Tuccis, Ulia y Aspavia, todas ellas no lejos de Córduba. En cierto modo se constituyó como metrópolis de este lugar Munda, que dista mil cuatrocientos estadios de Carteya, a donde huyó Gneo después de ser derrotado; luego, zarpando de allí y desembarcando en una región montañosa situada sobre el mar, encontró la muerte. Su hermano Sexto, que salió con vida de Córduba y luchó durante un corto tiempo entre los iberos, sublevó más tarde Sicilia; expulsado después de allí a Asia, fue alcanzado por los generales de Antonio y terminó sus días en Mileto. 

    De los celtas, la ciudad más conocida es Conistorgis, y a las orillas de los esteros Asta, a la que acuden generalmente los gaditanos, por estar situada a no mucho más de cien estadios del puerto de la isla.  

martes, 13 de noviembre de 2012

GEOGRAFÍA DE IBERIA ESTRABÓN (IV)



8  De Calpe a Gádira.
         Después viene Menlaría, que tiene saladeros, y a continuación el río y la ciudad de Belón (Baelo o Bolonia).  De allí es de donde parten generalmente las travesías hacia Tingis de Maurusia, y es puerto comercial y saladero. También Zelis era vecina de Tingis, pero los romanos la trasladaron a la orilla opuesta, añadiendo incluso algunos habitantes procedentes de Tingis; enviaron también colonos propios y denominaron Iulia Ioza a la ciudad. Luego está Gádira, una isla separada de Turdetania por un estrecho brazo de mar, distante de Calpe setecientos cincuenta estadios aproximadamente (otros dicen que ochocientos). Esta isla no se diferencia en lo demás nada de las otras, pero por el valor de sus habitantes en empresas navales y por su amistad con los romanos fue tanto su crecimiento hacia todo tipo de prosperidad que, a pesar de estar situada en el extremo de la Tierra, es la más renombrada de todas. Pero de ésta ya hablaremos cuando tratemos de las restantes islas. 

9 De Gádira al Promontorio Sagrado.
       A continuación se halla el denominado puerto de Menesteo, y el estero de Asta y Nabrisa. Se llaman esteros las depresiones del terreno que son cubiertas por el mar en las pleamares y que, a modo de ríos, permiten su navegación hacia el interior y las ciudades de sus orillas. Luego, inmediatamente, está la desembocadura del Betis, dividida en dos; la isla configurada por las bocas define un litoral de cien, o según algunos, de más estadios. Por allí se encuentra también el oráculo de Menesteo y se alza la torre de Cepión, sobre una roca ceñida por el batir del oleaje, admirablemente dispuesta, como el Faro, para auxilio de los navegantes; pues el aluvión arrastrado por el río produce bajíos, y la zona de la salida están tan plagada de escollos que hace falta alguna señal bien visible. Partiendo de allí encontramos la corriente del Betis, la ciudad de Ébura y el santuario de la diosa Fósforo, a la que llaman Luz Incierta. A continuación las corrientes de los otros esteros, y más allá el río Anas, también él con dos bocas, y sus corrientes respectivas. Luego por último el Promontorio Sagrado, distante de Gádira menos de dos mil estadios. Algunos afirman que desde el Promontorio Sagrado hasta la boca del Anas hay sesenta millas, desde alli hasta la del Betis cien, y luego hasta Gádira setenta.

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