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jueves, 28 de marzo de 2019

EVOLUCIÓN.




El Homo sapiens, al igual del resto de especies que pueblan nuestra planeta, somos el resultado de la evolución. Este aspecto lo conocemos desde mediados del siglo XIX gracias al trabajo de Charles Darwin. Comparando nuestro cuerpo con el de otros animales podemos observar las enormes similitudes que existen entre determinadas estructuras de nuestro organismo y animales como los gusanos o los reptiles (por ejemplo, el cocodrilo). Desde que Darwin formulara su teoría se han descubierto numerosos fósiles de especies extintas que nos ayudan a comprender mucho más sobre estas relaciones. En el campo de la Evolución Humana el descubrimiento de nuevas especies pone de manifiesto que a lo largo del tiempo han existido otros homínidos. El éxito de muchas de estas especies les permitió desarrollarse durante miles de años. En muchas ocasiones un tiempo relativamente más largo que los escasos 200.000 años que llevamos los Homo sapiens.
Museo de la Evolución Humana de Burgos.

martes, 26 de febrero de 2019

LOS NEANDERTALES EN ATAPUERCA.




Hace unos 160.000 años los neandertales se extendieron por gran parte de Europa, Oriente Próximo y el extremo más occidental de Asia. Estos grupos se cazadores y recolectores también vivían en la Sierra de Atapuerca (provincia de Burgos) donde alternaban sus ocupaciones en cuevas con otros asentamientos al aire libre. Estos últimos solían visitarlo de forma continuada para cazar, recoger leña o abastecerse de sílex para fabricar sus herramientas. Conocían y controlaban perfectamente el territorio, desarrollaron un tecnología basada en el trabajo de la madera y de la piedra y construyeron un universo simbólico. Los restos encontrados en Atapuerca se limitan a herramientas de pequeño tamaño, adaptadas para cortar, curtir pieles o trabajar la madera. Hace algo más de 40.000 años otra humanidad procedente de África llegó a Europa, el Homo sapiens. Misteriosamente 10.000 años después los neandertales desaparecieron. De la transición entre estas dos humanidades tenemos también noticia en yacimientos de la Sierra de Atapuerca como el Valle de las Orquídeas.


sábado, 26 de enero de 2019

CHIMPANCÉS Y HUMANOS, PRIMOS LEJANOS.




La genealogía de los Seres Humanos y la de los Chimpancés comparten un origen común, un lejano antepasado que convierte en parientes a ambas especies. A finales del Mioceno, hace unos seis millones de años, vivía en África una especie de primate de baja estatura, pequeño cerebro y probablemente bípedo (o en proceso de bipedestación), pero además poseía peculiaridades anatómicas en sus extremidades para trepar y moverse entre árboles con agilidad. Este primate debió ocupar amplias extensiones de los frondosos bosques del África Central y Oriental. Por motivos que se desconocen (aunque la apertura del Valle del Rift pudo influir), dos de las poblaciones de esta especie quedaron separadas y siguieron caminos evolutivos diferentes. Una de las sendas dio origen al linaje de los chimpancés, la otra se encaminó hacia la humanidad actual. Las últimas investigaciones sobre genoma humano y el de los chimpancés no sólo sugieren que la separación de las dos ramas ocurrió hace unos seis millones de años, sino que se ha constatado que aún compartimos aproximadamente el 99% de nuestro patrimonio genético.

jueves, 2 de agosto de 2018

PLIOCENO.




El Plioceno es el último período anterior al Cuaternario y sus límites cronológicos van de 5,2 millones de años a 1,6 millones de años (geológicamente antes de ayer). En el oeste de América del Norte, la subducción de la placa tectónica del Pacífico, contribuyó a elevar Sierra Nevada. En Europa, los Alpes continuaron sus ascensión apoyados por el movimiento de la tectónica de placas que empujaba y combaba la corteza en una amplia región de este continente. Al final del Mioceno, la colisión de las placas africana e ibérica había formado el Sistema Bético-Rifeño, cortó la comunicación entre Mediterráneo y Atlántico y se produjo la desecación del mar Mediterráneo, en cuya cuenca se instaló un clima árido, depositándose ingentes cantidades de sal. Al iniciarse el Plioceno se volvió a abrir el paso y el Mediterráno se llenó de nuevo.


El clima, en general, se hizo frío y seco. Los mamíferos se habían establecido desde hacía mucho tiempo como la forma de vida dominante en el planeta, y es a lo largo del Plioceno cuando se produce la evolución de un grupo de primates, los homínidos, con diversas especies; desde los Australopithecus al Homo habilis y Homo erectus, considerados antepasados (más o menos directos) de Homo sapiens.


jueves, 4 de enero de 2018

¿COMO PUDIMOS?



Ser boca o ser bocado, cazador o cazado. Ésa era la cuestión.

Merecíamos desprecio, o a lo sumo lástima. En la intemperie enemiga, nadie nos respetaba y nadie nos temía. La noche y la selva nos daban terror. Éramos los bichos más vulnerables de la zoología terrestre, cachorros inútiles, adultos poca cosa, sin garras, ni grandes colmillos, ni patas veloces, ni olfato largo.

Nuestra historia primera se nos pierde en la neblina. Según parece, estábamos dedicados no más que a partir piedras y a repartir garrotazos.

Pero uno bien puede preguntarse: ¿No habremos sido capaces de sobrevivir, cuando sobrevivir era imposible, porque supimos defendernos juntos y compartir la comida? Esta humanidad de ahora, esta civilización del sálvese quien pueda y cada cual a lo suyo, ¿habría durado algo más que un ratito en el mundo?
Espejos. Eduardo Galeano.

martes, 4 de agosto de 2015

EL MONO DESNUDO



Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que se ha puesto a sí mismo el nombre de Homo sapiens. Esta rara y floreciente especie pasa una gran parte de su tiempo estudiando sus más altas motivaciones, y una cantidad de tiempo igual ignorando concienzudamente las fundamentales. Se muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos los primates, pero procura ocultar la circunstancia de que tiene también el mayor pene, y prefiere atribuir injustamente este honor al vigoroso gorila. Es un mono muy parlanchín, sumamente curioso y multitudinario, y ya es hora de que estudiemos su comportamiento básico.

Yo soy zoólogo, y el mono desnudo es un animal. Por consiguiente, éste es tema adecuado para mi pluma, y me niego a seguir eludiendo su examen por el simple motivo de que algunas de sus normas de comportamiento son bastante complejas y difíciles. Sírvame de excusa el hecho de que, a pesar de su gran erudición, el Homo sapiens sigue siendo un mono desnudo; al adquirir nuevos y elevados móviles, no perdió ninguno de los más viejos y prosaicos. Esto es, frecuentemente, motivo de disgusto para él; pero sus viejos impulsos le han acompañado durante millones de años, mientras que los nuevos le acompañan desde hace unos milenios como máximo... y no es fácil sacudirse rápidamente de encima la herencia genética acumulada durante todo su pasado evolutivo. Si quisiera enfrentarse con este hecho, sería un animal mucho más complejo y tendría menos preocupaciones. Tal vez en esto pueda ayudarle el zoólogo.

Una de las más extrañas características de los anteriores estudios sobre el comportamiento del mono desnudo es que casi siempre eludieron lo más evidente.

Los primeros antropólogos marcharon a los más apartados e inverosímiles rincones del mundo, a fin de descubrir la verdad fundamental sobre nuestra naturaleza, y se dedicaron al estudio de remotas culturas estancadas, atípicas y tan poco fructíferas que están casi extinguidas. Después, volvieron con hechos sorprendentes sobre extrañas costumbres de apareamiento, chocantes sistemas de parentesco o curiosos procedimientos rituales de estas tribus, y emplearon este material como si fuese de vital importancia para el comportamiento de nuestra especie en su conjunto. El trabajo realizado por estos investigadores fue, desde luego, sumamente interesante, y sirvió para mostrarnos lo que puede ocurrir cuando un grupo de monos desnudos se ve metido en un callejón cultural sin salida. Reveló hasta qué punto pueden extraviarse nuestras reglas normales de comportamiento sin llegar a un completo derrumbamiento típico de los monos desnudos típicos. Esto sólo puede lograrse estudiando las normas comunes de comportamiento seguidas por todos los miembros corrientes y no fracasados de las culturas importantes: muestras primordiales que, en su conjunto, representan la inmensa mayoría. Biológicamente, ésta es la única manera sensata de abordar el problema. Contra esto, el antropólogo de la vieja escuela habría argumentado que sus grupos tribales, tecnológicamente simples, están más cerca del meollo del asunto que los miembros de las civilizaciones avanzadas. Yo sostengo que esto no es verdad. Los sencillos grupos tribales que viven en la actualidad no son primitivos, sino que están embrutecidos. Las verdaderas tribus primitivas hace miles de años que dejaron de existir. El mono desnudo es, esencialmente, una especie exploradora, y toda sociedad que no haya avanzado ha fallado en cierto modo, se ha «extraviado». Algo ha ocurrido que le ha impedido avanzar, algo que va en contra de la tendencia natural de la especie a explorar e investigar el mundo que la rodea. Las características que los primeros antropólogos estudiaron en estas tribus pueden ser muy bien los mismos rasgos que impidieron el progreso de los grupos afectados. Por consiguiente, es peligroso emplear esta información como base de cualquier estudio general de nuestro comportamiento como especie.

En contraste con aquéllos, los psiquiatras y los psicoanalistas se mantuvieron más cerca de nuestro mundo y se dedicaron al estudio clínico de muestras tomadas de la corriente principal. Pero una gran parte de su materia prima presenta también graves inconvenientes, aunque no adolece de la endeblez de la información antropológica. Los individuos que han servido de base a sus teorías son, a pesar de pertenecer a la mayoría, especímenes forzosamente anormales o fracasados en algún aspecto. Si fuesen individuos sanos, evolucionados y, por ende, típicos, no habrían tenido que recurrir a la ayuda psiquiátrica, ni habrían contribuido a dar información al psiquiatra. Esto no quiere decir tampoco que menosprecie el valor de sus investigaciones. Nos han proporcionado una importantísima visión interior de la manera en que pueden derrumbarse nuestras formas de comportamiento. Lo único que cree es que, para discutir la naturaleza biológica, no conviene hacer excesivo hincapié en los primeros descubrimientos antropológicos y psiquiátricos.

(Debo añadir que la situación de la antropología y de la psiquiatría está cambiando rápidamente. En estos campos, muchos investigadores modernos reconocen las limitaciones de las primeras investigaciones y se inclinan cada vez más al estudio de individuos típicos y sanos. Un investigador dijo recientemente: «Pusimos el carro antes que el caballo. Forcejeamos con los anormales, y sólo ahora, cuando ya es un poco tarde, empezamos a prestar atención a los normales.»)

El estudio que me propongo realizar en este libro extrae su material de tres fuentes principales: 1) la información sobre nuestro pasado desenterrada por los paleontólogos y fundada en los fósiles y en otros restos de nuestros remotos antepasados; 2) la información proporcionada por los estudios de etnología comparada sobre el comportamiento animal, fundada en observaciones detalladas de un gran sector de especies animales y, en especial, de nuestros más próximos parientes vivos, los cuadrumanos y monos; y 3) la información que puede reunirse mediante la observación sencilla y directa de las normas de comportamiento más fundamentales, y más ampliamente compartidas por los ejemplares evolucionados de las principales culturas contemporáneas del propio mono desnudo.

Dada la envergadura de esta tarea, será preciso simplificarla de algún modo. Para ello, prescindiré de las detalladas ramificaciones de la tecnología y de la palabra, y concentraré toda la atención en los aspectos de nuestra vida, que tiene réplica evidente en otras especies: actividades tales como la alimentación, la crianza, el sueño, la lucha, el apareamiento y el cuidado de los pequeñuelos. ¿Cómo reacciona el mono desnudo al enfrentarse a estos problemas? ¿En qué se asemejan estas reacciones a las de los otros monos y simios? ¿En qué aspecto particular es único, y qué relación existe entre sus peculiaridades y su especial historia evolutiva?

Me doy cuenta de que al tratar estos problemas corro el riesgo de ofender a mucha gente. Hay personas que prefieren no ver su propio ser animal. Considerarán, quizá, que degrado a nuestra especie al hablar de ella en crudos términos animales. Sólo puedo asegurarles que no es ésta mi intención. Otros se quejarán de la invasión zoológica de su propio estudio especializado. Pero yo entiendo que este estudio puede ser de gran valor, y que, a pesar de sus defectos, arrojará una nueva (y, en cierto modo, inesperada) luz sobre la compleja naturaleza de nuestra extraordinaria especie.
Desmond Morris.

El Mono Desnudo. Introducción.  

sábado, 6 de junio de 2015

FLAUTA DE DIVJE BABE.



¿Imaginamos alguna vez a un hombre, o mujer, de Neandertal amenizando una velada, tras una dura jornada, con las suaves notas musicales de una flauta?. Pues esta escena pudo suceder en algún rincón de Europa Central hace 55.000 años.


Esta flauta de hueso, uno de los instrumentos musicales más antiguos que se conocen, fue descubierta en 1995 en la cueva de Divje Babe (Eslovenia) durante una campaña de excavación dirigida por Ivan Turk. La cueva era frecuentada durante época glacial tanto por osos como por neandertales, y posteriormente por los primeros cromañones. La cronología de la flauta, unos 55.000 años, es algunos milenios anterior a la llegada de los sapiens, de ahí que sea atribuida al (¿genio creador?) Neandertal. Existen ciertos investigadores que se niegan a reconocer que el Hombre de Neandertal está más próximo a nosotros de lo que hace un siglo pudiése parecer, e inventan hipótesis para explicar el origen de los agujeros en el hueso, como que sean causados por las dentelladas de algún carnívoro, como por ejemplo una hiena. Situado frente a la vitrina del Museo Nacional de Eslovenia, donde se expone el objeto, observo su simetría, y me resisto a creer que sea algo fortuito, y que el instrumento musical no haya sido confeccionado con total intencionalidad. Pero claro, concederle a los neandertales la capacidad de abstracción necesaria para crear música, y un instrumento para producirla, significaría tener que replantearnos demasiados aspectos sobre nuestra propia esencia. Algo a lo que pocos están dispuestos. 


La flauta fue fabricada a partir de la sección tubular de un fémur de un cachorro de oso de las cavernas. El musicólogo Bobi Fink y su descubridor Ivan Turk, son los principales defensores de considerar este objeto como una auténtica flauta utilizada por los neandertales.


viernes, 4 de abril de 2014

EL DÍA QUE LA HUMANIDAD PUDO MORIR



Hace 74.000 años la especie humana estuvo a punto de sucumbir y desaparecer de la faz de la Tierra. Un supervolcán situado en Toba, un lago al norte de la isla de Sumatra, entró en erupción, provocando una explosión, cuya magnitud, resulta prácticamente inimaginable.

Las consecuencias fueron un largo invierno volcánico, con bruscos descensos de temperatura, que acabaría afectando a nuestra especie. Staney Ambrose calcula que la población mundial quedó reducida a unas 10.000 parejas reproductoras. Esto podría explicar la escasa variabilidad genética presente en nuestras células. Este tipo de acontecimientos biológicos se denomina "cuello de botella de población".

El ser humano, esa especie destinada a dominar el planeta, y quizá también el Sistema Solar y otras galaxias vecinas, estuvo a punto de irse a pique, como consecuencia de la actuación de la Madre Tierra

No obstante, como toda buena hipótesis científica, también cuenta con detractores. Determinados estudios han intentando demostrar que la erupción de Toba no tuvo un efecto tan catastrófico para la especie humana.

Cierta o falsa, la hipótesis de la catástrofe de Toba, sirve para que no olvidemos cuan delgada es la línea que separa la vida de la muerte, la supervivencia de la extinción, y que por mucho que nos empeñemos, no somos, ni mucho menos, la especie suprema de la creación.

martes, 21 de enero de 2014

EVOLUCIÓN HUMANA EN COSMOCAIXA



COSMOCAIXA es el Museo de las Ciencias de Barcelona y es una auténtica aventura a través del conocimiento científico en todos sus ámbitos. Y por supuesto no podía faltar la Evolución Humana. 


Australopithecus, el bípedo. Del bosque a la sabana. Las pisadas de Laetoli son un complemento perfecto de otros restos. De todos los fósiles hallados hasta el día de hoy, el más famoso es el de Lucy. Lucy tiene una antigüedad de 3`4 millones de años y pertenecía a la especie Australopithecus afarensis, con una altura aproximada de 105 cm, un peso liviano de 30 kg, una capacidad craneana de 400 cc, muy similar a los chimpancés. Lucy y sus congéneres empezaron a abandonar el bosque para penetrar poco a poco en la sabana. A pesar de poseer locomoción bípeda, aún no había perdido la capacidad de subir a los árboles. 


Cráneo de Australopithecus africanus procedente de Taung (Sudáfrica) del Paleolítico inferior (3 - 2'5 millones de años). 


Las herramientas, prolongación de la mano. La aparición de las herramientas supuso otro paso decisivo en la evolución humana. Los útiles permiten aprovechar mejor la carne de los animales muertos y la dieta pasa a ser omnívora. El protagonista de este trascendental momento fue el Homo habilis, "el Hombre habilidoso", siendo las herramientas más antiguas, con 2'5 millones de años, las halladas Kada Goria (Etiopía) y Lokalelei (Kenya). De todas formas en la misma época también vivía otro homínido, el Australopithecus robustus, que también pudo ser el responsable de la fabricación de este instrumental lítico. 

                                          

El Homo hábilis fue el responsable de la "Primera Revolución Industrial" de la Historia de la Humanidad Aunque las primeras herramientas eran muy sencillas, para concebirlas (en la mente) y fabricarlas era necesario un importante grado de complejidad cerebral, un conocimiento, al menos intuitivo, de geometría tridimensional y la capacidad motora para su realización. 


Endocráneo de Homo habilis procedente del lago Turkana y una antigüedad de 1'9 millones de años. Habilis vivió en la sabanas del este de África. 


Homo erectus, el primero en salir del continente africano y en dominar completamente el fuego. El primer emigrante llegó a Asia hace 1'8 millones de años y a Europa hace 500.000 años. En el continente Europeo evolucionó hacia el Homo heidelbergensis (para algunos prehistoriadores erectus y heidelbergensis pertenecen a la misma especie de homínido). Su apariencia física era robusta y musculosa, con un dimorfismo sexual similar al nuestro. Su capacidad craneal ya era bastante considerable, entre 1.100 y 1.300 cc. El arpón que utiliza erectus tiene la punta endurecida al fuego y ya no se quiebra con facilidad. 



Cráneo del Homo heidelbergensis que vivió en Europa durante el Paleolítico Inferior (580.000 años). El cráneo es réplica del hallado en Cueva del Aragó en Francia. (vistas lateral y frontal). Heidelbergensis evolucionó en Europa hacia formas neandertales y por tanto (según opiniones) no estaría entre los ancestros de Homo sapiens. 


Homo neanderthalensis, "la otra humanidad". Pasados ya los tiempos, en que neandertal era sinónimo de bruto, salvaje y atrasado, ha quedado constatada su inteligencia y su capacidad para sentir compasión por sus congéneres. Pero aún quedan muchas dudas por resolver ¿porqué se extinguieron?, ¿queda ADN neandertal en la humanidad moderna?, ¿cómo fueron las relaciones neandertal-sapiens?. Quizás, sólo quizás, algún día conozcamos algunas respuestas. 


Cráneo de Homo neanderthalensis. Procedente de La Chapelle-aux-Saints (Francia), con una antigüedad de 60.000 años. 


Homo sapiens procedente de Cromagnon, en Francia. 30.000 años. A partir de aquí hemos evolucionado poco como especie. Ahora nuestros genes están prisioneros de la tecnología. 



. . y al ser humano se le ocurrió aparecer en la Tierra, se emparentó con Neandertales y Australopitecos, se obsesionó por buscar explicación a todo, a darle nombre y clasificar todo cuanto existía, y de esa manera el Caos se convirtió en Cosmos . . . . y como en lo más recóndito de la esencia humana se encuentra el gen de la insatisfacción, comenzó a explorar el Universo (que antes era un auténtico desorden), intentando hallar otras formas de vida, preferentemente inteligente, para preguntarle por el origen y el sentido de la vida ...

jueves, 24 de octubre de 2013

ALTAMIRA

la Capilla Sixtina del Arte Rupestre 


Altamira o la Capilla Sixtina del Arte Rupestre, hace unos 30.000 años, en lugares como este, en la franja francocantábrica, nació el arte. En las entrañas de la tierra, en las más profundas paredes de cuevas y cavernas los primeros seres humanos plasmaron figuras de animales, manos y antropomorfos dando con ello origen al arte;  lástima que nos tengamos que conformar con visitar la Neocueva, una especie de réplica de las pinturas de Altamira. En la Neocueva podemos disfrutar de fieles representaciones de los famosos bisontes, aunque carece de la magia de la caverna.  

Para algunos paleoantropólogos, el desarrollo de la mentalidad simbólica, representada en este caso por las manifestaciones artísticas, marcó la diferencia fundamental, que hizo que el Homo sapiens sobreviviese y el Hombre de Neandertal se extinguiese.

Podemos considerar la capacidad para el arte, una de las características que nos hizo humanos, y nos separó definitivamente del resto de los homínidos que nos precedieron, y uno de los más maravillosos ejemplos de esas primeras manifestaciones artísticas, se encuentra en las paredes y techos de la Cueva de Altamira, en Santilla del Mar, en Cantabria. 

Artista anónimo, representa fielmente al bisonte, al caballo y a la cierva, en el lugar donde no llega la luz, el rincón profundo y propicio para la realización de ritos propiciatorios, su impronta quedó grabada en techos y paredes, donde durmieron miles de años, para despertar de su sueño en pleno siglo XX. 


Las excavaciones realizadas en la Cueva de Altamira han proporcionado una sucesión de niveles arqueológicos (y de ocupación) formados entre hace 18.500 y 14.000 años . . 

Altamira ¿un lugar de agregación?, las amplias dimensiones del yacimiento, la riqueza de los objetos decorados, así como la importancia de su arte rupestre, han servido para plantear la hipótesis que la cueva de Altamira fuera para los habitantes de una amplia zona, un punto de reunión al que acudirían periódicamente para celebrar ritos, alianzas o matrimonios; es decir, lo que la ciencia prehistórica conoce como Lugar de Agregación.



lunes, 4 de marzo de 2013

LA EVOLUCIÓN DEL CRANEO. UNA COMPARACIÓN VISUAL


A lo largo, del no siempre fácil (ni lineal), proceso de hominización, uno de los elementos anatómicos donde más sencillo es, visualizar los cambios sufridos es en el cráneo. En el Parque de las Ciencias de Granada, se exponen réplicas de cráneos de nuestros antepasados. 


La capacidad craneana fue creciendo para poder albergar en su interior  cerebros cada vez más grandes (e inteligentes).


Australopithecus afarensis, con una antigüedad de 3'6 - 2'9 millones de años y una capacidad craneal de entre 375 a 500 cc, para un cerebro de tamaño similar al de un chimpancé. 


Homo heidelbergensis, con un rostro mucho más tosco, que el nuestro, con una gran abertura nasal una antigüedad de entre 400.000 - 120.000 años y un cráneo de unos 1350 c.c.


Homo neanderthalensis, el linaje perdido, vivió en Eurasia hace 120.000 y 30.000, poseían grandes cerebros, 1550 cc, incluso mayores que los del Homo sapiens . . . tan similares, tan diferentes . . . 


Homo sapiens, el hombre actual, nuestra especie, aunque en algunos individuos, lo de sapiens sea únicamente nominal. 
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