lunes, 18 de abril de 2016

ALBA DE TORMES.



Alba de Tormes, junto al río del mismo nombre, se ubica esta apacible villa castellana. Su histórico esplendor bascula entre la Casa de Alba y Santa Teresa de Jesús.


Los poderosos duques le dieron el nombre, el río – afluente del Duero – el apellido y Santa Teresa la situó en el mapa cultural europeo. Hablamos de Alba de Tormes. Una de las localidades más destacadas del Campo Charro y capital de la comarca Tierra de Alba.

Su origen es incierto, aunque hay voces que hablan de un castro (¿celtíbero/vetón?) y una posterior población romana. De cualquier forma, un asentamiento protohistórico favorecido por su situación geográfica cercana al Tormes.


El puente medieval que cruza el río a la altura de la villa, se considera construido sobre uno anterior de época romana, sobre el que cruzaba un ramal de la Vía de la Plata.

Después de un largo periodo sin noticias, Alba de Tormes irrumpe en la historia en el siglo X, en relación al establecimiento de grupos de población en la franja fronteriza entre musulmanes y cristianos. Después de la victoria en la batalla de Simancas (939) el rey leonés Ramiro II repobló la región con gente venida de León y de otros lugares. No obstante la repoblación de la Extrema Durii no puso consolidarse hasta la conquista de Toledo (1085).

El 4 de julio de 1140 Alfonso VII el Emperador otorga el Fuero al concejo de Alba, con jurisdicción sobre un amplio territorio, conocido como Villa y Tierra. “En el nombre de Dios, yo, Alfonso, emperador de España y mi mujer Berenguela damos y concedemos estos fueros al Concejo de Alba de Tormes”. Este documento podemos considerarlo la partida de nacimiento de la villa de Alba.


La plaza mayor porticada reune a todo el pueblo, ancianos y niños, habitantes y visitantes se dan cita aquí.

La villa estaba formada por el núcleo de población convenientemente amurallado, el arrabal adyacente y diversas vecindades como Martinvalero o Amates.


Por su importante situación estratégica estuvo controlada de cerca por la corona, se sabe por ejemplo que el señorío de realengo perteneció al hijo de Alfonso X, el infante don Pedro. A mediados del siglo XV a instancias de Enrique IV, el Señorío de la Villa, se transformó en Ducado de Alba, en favor de la familia Álvarez de Toledo. En el siglo XVI, en los albores del Renacimiento, un nuevo tiempo, de mano del III Duque de Alba y de la religiosa Santa Teresa, la villa de Alba desarrolla una próspera vida cultural.


Las verdosas aguas del Tormes, las lejanas campanas, azuzadas por el viento, el lento y pesado caminar de las agujas del tiempo, traen a mi memoria sensaciones de otro momento...


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