Todo proclama la importancia
de la industria naval egipcia: múltiples documentos escritos o
dibujados; más de ochenta palabras para designar los tipos de barcos
y barcas, equipados de diferentes formas; la propia religión,
cargada de términos e imágenes náuticos. Los dioses, los faraones
tienen su barca, el viaje de los muertos hacia su juez se imagina
como un viaje por el río familiar.
Desde el periodo predinástico,
los barcos surcan el Nilo. En una cerámica del Museo Británico, en
un vaso de piedra del museo de Chicago, más o menos de la misma
época (entre el 3500 y el 3200), en el mango de marfil del
maravilloso cuchillo de Gebel el-Arak, navegan embarcaciones de vela
cuadrada en las que popa y proa están muy levantadas, casi hasta la
posición vertical: se trata de las formas típicas del barco de caña
mesopotámico. Más familiar en Egipto es la barca larga y plana,
construida con haces de papiros cuidadosamente atados: sus dos
extremos se levantan ligeramente; su escaso calado le permite
circular sobre las aguas poco profundas de los pantanos, o del río
cegado por bancos de arena. Es la barca de las escenas de caza o de
pesca, la que, invariablemente, sobre los muros de las tumbas
egipcias, lleva a los muertos hacia su último viaje.
Sobre este modelo se diseñará,
desarrollará, ampliará el barco egipcio de comercio o de guerra,
fluvial o marino. El progreso consistirá en sustituir el papiro por
madera, pero la madera, o más exactamente, la madera de calidad, es
escasa en Egipto. Se utilizará por lo tanto, además del cedro
importado del Líbano, el sicómoro y la acacia de la actual región
de Jartún, cortados en tablones cortos y gruesos sólidamente unidos
mediante espigas, muescas o incluso juntas en cola de milano, o a
veces simples correas de cuero. El fondo es plano, el conjunto del
buque, por su curva, recuerda la línea de la barca de papiros. No
tiene quilla; unas traviesas consolidan el casco y la curvatura se
mantiene gracias a un grueso cable, que va de la proa a la popa y se
puede tensar a voluntad. El palo bípode, inclinado hacia delante en
las embarcaciones primitivas, dará paso enseguida a un palo central
que soporta una vela cuadrangular.
La vela hace su aparición a
partir del cuarto milenio. El Nilo se puede remontar gracias a la
sirga o los remos, pero los vientos del norte soplan casi todo el año
en Egipto, lo que generaliza naturalmente el uso de la vela para
viajar río arriba. El idioma egipcio utiliza dos palabras diferentes
para designar el viaje: uno se transcribe con el signo del barco con
las velas desplegadas —el viaje hacia el sur— y el otro con el
signo del barco con la vela arriada —es el viaje hacia el norte que
sólo necesita la fuerza de la corriente.
Fernard Braudel.
Memoria del Mediterráneo.
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