sábado, 15 de febrero de 2020

EL ALTO EGIPTO: EL DOMINIO DEL DESIERTO



Al sur de El Cairo comienza un largo valle de ochocientos kilómetros, en el que la tierra cultivable se extiende a lo largo de una estrecha franja que termina allí donde acaba el poder vivificador del agua, porque la crecida sólo alcanza una zona determinada, generalmente escasa, aunque en progresión, porque el regadío va ganando poco a poco parcelas del desierto. Contra la esterilidad del desierto el hombre egipcio luchó construyendo canales y abriendo zanjas o ideando sistems y métodos que permitieron sacar a la superficie el agua del río.
El Atlo Egipto presenta una división interna en las proximidades de Asiut. Al norte de esta ciudad, la ribera oeste del río se ensancha, los farallones occidentales pierden altura y la tierra está regada por el Bahr Yusuf, canal de irrigación que lleva las aguas del Nilo hasta la depresión de El Fayum. Debido a que tiene un carácter propio se suele denominar a esta zona Egipto Medio.
En general, tanto en el Medio como en el Alto Egipto propiamente dicho, el trabajo individual era más difícil que en el Bajo Egipto, lo que propiciaba el esfuerzo colectivo y solidario bajo una autoridad central que lo encauzaba y dirigía, ya que la tierra era tanto más próspera cuanto más irrigada estaba. Tal vez, este modo de trabajo colectivo condicionó la forma de poder que se creó en ella, puesto que a mayor trabajo y mejor organizado – sinónimo de mayor centralización del poder – correspondía una mayor riqueza y prosperidad. Por eso, las épocas de mayor centralismo corresponden a aquellas en las que se desarrolaron en el valle alto la riqueza, la economía comercial y, por añadidura, la pequeña propiedad y la libertad. Pero cuando los diversos reinos centralizados se hundía, su administración desaparecía y los canales del río, faltos del trabajo comunal, se cegaban, con lo que se reducía la superficie de tierra cultivable y sobrevenía el hambre y la carestía en todos los sentidos.
Así, mientras el delta conservó en todas las épocas un régimen cuyas características esenciales fueron la pequeña propiedad y la economía comercial, el Alto Egipto, por el contrario, cuando se debilitó el poder central, se organizó en señoríos, y sus ciudades no fueron nunca como las del delta, grandes centros de comercio, sino mercados regionales o capitales administrativas, cuya prosperidad dependía de su particularidad, ya fuera la capital del Egipto de determinado reino, o bien la sede de un gran santuario o el centro de un fuerte gobierno local.
Al estudiar la civilización egipcia es fundamental no perder de vista estos elementos geográficos que la condicionaron, determinando su aspecto y evolución, y que ejercieron su influencia constante sobre el carácter y la forma de ser de este pueblo.
Ana María Vázquez Hoys
Antiguo Egipto

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