En 1941, el
número 5 de los Yankees de Nueva York, bateó en 56 partidos
seguidos jugando en las Grandes Ligas, y estableció una marca, que
ochenta años después, aún no ha sido batida. El protagonista de
esta proeza no es otro que la súper estrella del beisbol, Joe
Dimaggio. Un récord que, según los analistas de este juego, es muy
difícil de superar en la actualidad. A esta marca hay que sumar 361
home runs, el triunfo en seis series mundiales y haber
enamorado a la mismísima Marylin Monroe, la tentación rubia.
DiMaggio tiene otra marca establecida, ser el jugador de beisbol más
conocido en países donde no existe tradición en este deporte.
Joe Dimaggio,
hijo de inmigrantes sicilianos (que como la cinematográfica familia
Corleone llegó a América a principios de siglo XX), se desempeñaba
como Jardideno Central, desarrolló todo su talento jugando durante
trece años para los New York Yankees. En este tiempo ganó diez
banderines de la Liga Americana, nueve veces las Series Mundiales y
fue designado tres veces MVP. Todo esto convirtió a DiMaggio en un
deportista muy popular en su país y en la primera gran estrella del
beisbol (un deporte genuinamente americano). Al principio jugaba por
matar el aburrimiento, y aunque en estos primeros momentos el beisbol no le
apasionaba, cuando empezó a jugar en serio, comenzó a sentir un
profundo amor por este deporte. Años más tarde declararía que
“conseguir un hit diario es más importante para mí que comer,
beber o dormir”.
Fuera del
diamante DiMaggio fue un personaje popular y que gozaba de buena
prensa, sin embargo en el terreno amoroso se mostraba inseguro y
visceral. Su relación con Marylin Monroe estuvo marcada por los
altibajos, la pasión irracional y los celos y el que fuese
denominado “el Matrimonio de la Década” se rompió a los nueve
meses. Aunque la relación entre la diva de la gran pantalla y el héroe
del deporte nunca se acabó del todo. Fue DiMaggio quien se ocupó de
todos los detalles del funeral de la actriz y de que en su tumba
nunca faltasen dos rosas rojas.
Convertido en
una gigantesca figura popular, con todo el país rendido a sus pies y
pendiente de él, DiMaggio aparece en una conversación en la novela
de Ernest Hemingway El Viejo y el Mar. “Ten fe en los Yankees de
Nueva York, hijo, piensa en el gran DiMaggio”. Paul Simon, el
músico y poeta neoyorkino, también cita el deportista en su
conocido tema Mrs Robinson, banda sonora de la película El Graduado,
y cantada con su colega Art Garfunkel. Where have you gone, Joe
DiMaggio?. A nation turns its lonely eyes to you.
Un periodista
del New York Times escribió “No es por los récords de DiMaggio
que lo recordamos, él es el más recordado por la persona que fue.
Permanece como símbolo de excelencia, poder y caballerosidad”.
DiMaggio, héroe del deporte, figura pública e icono de la cultura
popular america en la década de los '50, un tiempo en que el
romanticismo y el glamour parecían envolverlo todo. Muchos
estadounidenses lo siguen recordando como el mejor jugador de beisbol
de todos los tiempos y un símbolo del American way of life.
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