Mucho se ha
hablado y se ha escrito de la estrecha vinculación entre el Camino
de Santiago y el Juego de la Oca, una juego menos infantil (al menos
en origen y significado) de lo que pudiese parecer en un principio.
Pues bien, si hay una etapa de la Ruta Xacobea en que los puentes
cobran un significado especial esta es una de ellas.
Abandonaremos
la tranquila población de Zubiri cruzando el legendario puente de la
Rabia y concluiremos, después de caminar unos 20 kilómetros,
entrando en Pamplona a través del Puente de la Magdalena. Mas no
serán los únicos puentes que encontraremos a lo largo de esta
jornada, en la que abandonamos definitivamente la sugerente
cordillera de los Pirineos para entrar de lleno en la cuenca de
Pamplona.
Dejamos
Zubiri cruzando el Puente de la Rabia, para enseguida ascender por
una carretera hasta la fábrica de transformación de magnesita, que
ha modelado el entorno. La cara B (la más fea) de la
industrializción. Penetramos en un terreno devastado por la
actividad industrial (fábricas con pinta de obsoletas) subida hasta
Ilarratz y luego un continuo sube y baja hasta Larrasoaña. Segundo
puente de la jornada.
Caminamos
y caminamos, Akerreta, Zuriain, Zabaldika van quedando detrás,
atravesamos campos insolados, cereales que duermen su vida al sol,
avanzamos tragando kilómetros, y después de otro largo descenso
encaramos el sugerente puente de Trinidad de Arre. De ahí a Villaba,
a Burlada y por fin la capital del reino Pamplona, unos 4 kilómetros
de recorrido plenamente urbano. El puente de la Magdalena nos espera
para conducirnos hasta el interior de la primera gran ciudad del
Camino Francés.
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