Durante siglos niños de
toda Europa se han ido a la cama atemorizados por los terroríficos
cuentos de ogros, cuyo plato preferido era la tierna carne de niño.
El siglo XX, y con Disney como principal colaborador, los populares
cuentos se fueron dulcificando.
Hans Gieng esculpió en
el siglo XVI la "Kindlifresserbrunnen", "la fuente del
devorador de niños" para ser colocada en una céntrica plaza de
Berna. Un enorme ogro se alimenta felizmente con el cuerpo de un
desdichado infante, mientras otros pequeños tratan de escapar
inutilmente de una pequeña bolsa que cuelga del hombro del monstruo.
Los motivos exactos de la fuente siguen siendo un misterio y su
verdadero significado sigue siendo motivo de especulación. Se ha
querido identificar al ogro con un judío, al que se atribuyen las
más abyectas maldades, con Krampus, una criatura terrorífica del
folklore alpino ideada para castigar a los niños más revoltosos
durante la noche de Navidad (en contrapartida a San Nicolás que premia a los buenos infantes) , con el mismísimo dios Cronos devorando
a sus hijos, una advertencía para los niños de lo que les podía
suceder si caían en el foso de los osos o el cardenal Schiner, que
dirigió la Confederación Suiza en sangrientas derrotas sufridas en
el Norte de Italia.
En la base de la fuente
encontramos osos, animales muy vinculados a Berna, que parten al campo de batalla.
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