El Hipopótamo uno de los
habitantes más malhumorados del río Nilo, era además un peligroso
vecino para campesinos y pescadores egipcios. Durante los primeros
tiempos un consumado destructor de cosechas, por tanto, un complicado
rival para el hombre. Poco a poco la presión humana fue desplazando
al paquidermo a regiones menos pobladas. Faraón, garante de la paz y
del bienestar de su pueblo era gran aficionado a la caza. Y la caza
del hipopótamo simbolizaba la victoria del faraón sobre el Caos.
A partir del Imperio
Medio comienzan a aparecer en las tumbas pequeños hipopótamos de
fayenza, como este precioso ejemplar expuesto en Viena, con la cabeza
ligeramente girada hacia un lado, de unos once centímetros de alto.
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