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jueves, 3 de enero de 2019

CASTILLO Y ALDEA DE BUJARAIZA.




El sol otoñal de la tarde ilumina el esqueleto pétreo del castillo Bujairaza y los terrenos circundantes, pastos frescos para los pequeños rebaños de gamos que salen de la masa boscosa en el crepúsculo. Naturaleza siempre viva, historia olvidada y sepultada por las aguas, la pertinaz sequía deja al descubierto los restos derruidos de la fortaleza que un día dominó el entorno. Lo que antaño fue una próspera aldea, hoy es un pantano, los ancestrales bosques mediterráneos, el maravilloso Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas. 


Hace siete décadas las aguas del río Guadalquivir, convenientemente encauzadas para formar el pantano llamado El Tranco, sepultaron la aldea de Bujaraiza, situada en las proximidades de Hornos de Segura. Las casas, los campos de cultivo, los cobertizos, las ilusiones y los sueños de sus habitantes desaparecieron para siempre. Lo único que quedó por encima de la superficie es el castillo. A finales de cada verano, después de la larga estación seca típica del clima mediterráneo, la retirada de las aguas dejan al descubierto los restos de la aldea.



sábado, 1 de julio de 2017

ARCHIDONA, MORA Y BARROCA.



Cuando el invierno intentaba llegar a Andalucía nosotros arribamos a Archidona. La Plaza Ochavda, precioso ejemplo de urbanismo barroco es el centro neurálgico de esta pequeña localidad. Una obra maestra del barroco andaluz que se anticipa al Siglo de las Luces.


Arcis domina – Señora de la Altura – es el nombre romano de esta ciudad que fue morada de los túrdulos. Los árabes la rebautizaron Arxiduna. La ermita es la auténtica señora de las alturas. Domina la transitada ruta que conecta Loja con Antequera.


Romana, mora y barroca. En la Sierra Norte de Málaga, un corredor natural entre la Vega de Antequera y de Granada, a lo largo de los tiempos una zona de paso entre la Andalucía del Guadalquivir y la Antalucía esteparia y montañosa, en una posición central de cruce de caminos y culturas, y en la zona media de esta comarca, en pleno corazón, se levanta Archidona.


En tres zonas se divide la Sierra Norte malagueña; en el Norte Cuevas Bajas, Villanueva de Tapia y Villanueva de Algaidas; Archidona situada en el centro de la comarca; con Villanueva del Rosario y Villanueva del Trabuco situadas en las estribaciones medirionales.


Archidona, a los pies de la Sierra de Gracia y flanqueada por las sierras del Conjuro y de las Grajas. Los restos de la muralla del antiguo castillo árabe hablan del pasado histórico del enclave. La blanca ermita de la patrona, Virgen de Gracia, es la auténtica señora de las cumbres.


Centro urbano con calles en pendiente y casas encaladas, estampa inequívoca de un pueblo andaluz y andalusí.


El santuario de la patrona se construyó sobre una antigua mezquita de época andalusí.


En la Avenida de la Victoria un monumento a Blas Infante, padre de la patria andaluza.


Los túrdulos la fundaron, los romanos la bautizaron, los moriscos le confirieron su esencia y los arquitectos del Barroco la embellecieron. Conjunto histórico – artístico en el que sobresalen las iglesias barrocas y las casas blasonadas, siendo la plaza ochavada la joya de la corona.


sábado, 24 de junio de 2017

FRANCESCO BUONAGUISI.



Comerciante de origen florentino que instaló su residencia y negocios en la Andalucía de los Reyes Católicos. Explotó las salinas de Tortosa, exportó trigo del valle del Guadalquivir, fue armador de los barcos que disputaban el monopolio comercial a Portugal y administró las flotas que se dirigían a la Mina de Oro en Guinea.

Vistió la Gran Canaria y en 1486 los Reyes Católicos lo convirtieron en corregente de la recién fundad Villa de Puerto Real. Con este nombramiento demostraban los monarcas que necesitaban controlar una salida al Atlántico en la Bahía de Cádiz.


Los Reyes Católicos otorgaron a Buonaguisi un tercio de los bienes confiscados por la Santa Inquisición a los herejes. El corregidor de Puerto Real invirtió ese dinero para levantar la iglesia del pueblo y construir las defensas de la villa.

domingo, 24 de abril de 2016

MARISMAS



Las marismas son terrenos bajos y pantanosos, que se localizan en la desembocadura de los grandes ríos de las zonas templadas del planeta, como por ejemplo el Guadalquivir. Estos terrenos están parcialmente inundados, tanto por el agua salada de los mares, como por el agua dulce de los ríos, que además depositan abundantes sedimentos.

El suelo es bastante más salino que la mayoría de los suelos y por tanto la cubierta vegetal está perfectamente adaptada al mismo. La flora de las marismas está compuesta por especies herbáceas, plantas halófilas (necesitan concentraciones de sal muy altas) y prácticamente no existen árboles.

La avifauna, atraída por la gran riqueza orgánica de los fondos poco profundos es muy abundante y variada. En las soleadas marismas se dan cita anátidas, palmípedas y zancudas.


sábado, 30 de enero de 2016

CASTILLO DE ALMODÓVAR DEL RÍO.



Cerca de Córdoba, con Sevilla en el horizonte cercano, como centinela del Valle, en el lugar donde Guadiato y Gudalquivir unen sus cursos, se levanta la magnífica fortaleza de Almodóvar del río, una de las más hermosas de toda la península. El Castillo de Almodóvar del Río, un bonito ejemplo de la idealización de la Edad Media, ofrece al visitante todo aquello que espera encontrar en una fortaleza medieval.


Desde aquí podemos controlar toda la Vega del Guadalquivir.



Almohade, castellano y calatravo, a lo largo de la historia este castillo, una especie de perpetuo guardaespaldas de Córdoba que nunca perdió de vista a la poderosa Sevilla, ha tenido varios dueños.


La torre del maestre enfrenta a la del homenaje, entre ambas se disponen todas las dependencias de la fortaleza.


Pendones al viento nocturno.


Fortaleza de origen árabe construida sobre restos iberos y romanos, hacia el año 740. Recibió el nombre de Almudawwar Al Adna y formo parte sucesivamente del Califato y de las taifas de Sevilla, Carmona y Toledo. En el año 1240 Fernando III lo conquistó mediante pacto de capitulación con sus habitantes (siempre se ha considerado inexpugnable). Años después de la conquista de Córdoba (1236), continuó con el sometimiento de las poblaciones de la campiña cordobesa, incluida Almodóvar, despejando el camino hacia el Bajo Guadalquivir. Un movimiento previo a las conquistas de Jaen (1246) y Sevilla (1247).



Entre estos muros podemos rastrear las huellas del rey Pedro I “el Cruel” que los usó como residencia, como cárcel y como caja de caudales para custodiar sus tesoros a lo largo del siglo XIV. En esta época es cuando el castillo empieza a adquirir gran importancia. En el año 1513 la fortaleza fue entragada al Maestre de la Orden de Calatrava.



A principios del siglo XX, el XII Conde de Torralva, D. Rafael Desmaissieres, inspirado por el espíritu romántico acometió las más importante reconstrucción de la fortaleza, dotándola de su aspecto actual. Movido por su interés por la historia y la cultura, y su pasión por las leyendas medievales de caballeros andantes, invirtió gran parte de su fortuna personal en restaurar el castillo. Además construyó nuevas zonas, como la capilla, el salón de la biblioteca y el palacio neogótico. Cuatro años antes de concluir las obras, al conde le sorprendió la muerte, y no pudo cumplir la gran ilusión de su vida; convertir el castillo en su hogar.


La hiedra escala los muros con parsimonia.



En algunas de las estancias nos encontramos con escenas de la vida cotidiana en un castillo medieval.




Ceremonia de vasallaje.



El vestidor era una dependencia donde el caballero se vestía con su armadura y se preparaba para las justas y para las batallas. El vestidor se situaba en un lugar cercano al patio de armas para tener fácil acceso a la montura. En general contaba con la ayuda del escudero o de algún sirviente.







Armería y maestro armero. La armería era el lugar del castillo donde se almacenaban todas las armas y municiones. También era utilizado como taller para la fabricación y reparación de las armas. Situado cerca del patio de armas, en un lugar de fácil acceso para la tropa.



La capilla fue construida durante la restauración del siglo XIX.


Cuentan que el castillo está habitado por el espíritu errante de la princesa Zaida .



Entre cuentos, historias y piedras, la más legendaria de todas las espadas.



Reconstrucción, rehabilitación y ambientación. No sabemos con exactitud cual era el aspecto original de la fortaleza, pero cuando uno la visita, encuentra exactamente lo que espera ver: un castillo medieval idealizado. Caminos de ronda, almenas, patio de armas, mazmorra, armería, torres, forman un conjunto armónico totalmente creíble y complementado con algunas escenas de la vida militar (y política) que se desarrollaba en su interior. A veces el rigor histórico no es lo más importante, un escenario como este emociona y atrapa a todo aquel que decide pasear por el adarve, y desde las almenas contemplar a un lado las enhiestas torres de la fortaleza, y al otro la fértil y próspera vega del Guadalquivir.



Visitando lugares como este, dejando volar la imaginación, soñando aventuras de princesas y dragones, es la manera en que se desarrollo la mente, y la semilla que puede hacer germinar el árbol del conocimiento. 



Aquí la Edad Media cobra vida, sin tener cuenta si la escribía un positivista o un marxista. Es una máquina del tiempo que permite a niños y niñas (y los no tan niños) del siglo XXI viajar a un pasado remoto, y descubrir no solo de donde venimos, sino la riqueza y variedad de la cultura humana.








domingo, 22 de marzo de 2015

PLAZA DEL POTRO



En las inmediaciones del río Guadalquivir, abierta a la ribera se sitúa la Plaza del Potro, a unos cuantos pasos del dédalo medieval cordobés, un lugar donde se celebraban mercados de caballos y mulas desde la Edad Media.


La escultura del potro recuerda la funcionalidad de este espacio. 

martes, 5 de noviembre de 2013

CASTILLO DE LA YEDRA



El Castillo de la Yedra, en el cerro de Salvatierra, situado sobre las aguas del río Cerezuelo, que fluyen con parsimonia por las calles de la localidad jiennense de Cazorla, se construyó en época bereber, pero la forma definitiva que podemos disfrutar en la actualidad es obra de los cristianos.



El rey de Castilla Fernando III “el Santo”, en el año 1231, junto al arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, conquistó el enclave de Cazorla. Tras la conquista, la albacara árabe, recinto amurallado de tierra y cal, se transformó en castillo, con muros de piedra y una enorme torre del homenaje.



Al amparo de la conquista cristiana de Cazorla, surgió la trágica leyenda de la Tragantía. El rey y señor del castillo, al enterarse que las huestes portadoras de la Cruz avanzaban rápidamente en dirección a su fortaleza, y para evitar que su hija fuese cautiva y ocultarla de los lascivos ojos invasores decidió ocultarla. Para ello, la encerró en una profunda mazmorra horadada en la roca, más profunda que los propios cimientos del castillo, y camufló perfectamente la entrada para impedir su localización.

El rey moro y su guardia personal partieron al encuentro de los soldados castellanos. Tras una sangrienta escaramuza, todos perdieron la vida. Las esperanzas de la princesa también quedaron sepultadas ese día.



La joven princesa, abandonada, y olvidada por todos, se vio embargada por una terrible tristeza y una inapetente melancolía. Poco a poco, día a día, fue cayendo en un profundo letargo reptiliano. La oscuridad absoluta y la humedad de la piedra provocaron un irreversible proceso de metamorfosis, y la hermosa princesa mora, terminó por transformarse en un ser fantástico, mitad mujer, mitad lagarto.

Desde entonces, vecinos del pueblo, e incluso incautos visitantes, han podido oír, durante las larguísimas noches serranas, los ahogados lamentos de la Tragantía, que se van haciendo más frecuentes a medida que se acerca la siempremágica Noche de San Juan, único momento del año que, por unas horas, escapa de su eterna prisión de rocas.

“Yo soy la Tragantía,
hija del rey moro.
El que me oiga cantar,
no verá la luz del día
ni la noche de San Juan”.

También se cuenta, que todos aquellos que la oyen cantar, van muriendo a consecuencia, de la dulce voz de la Tragantía.

Cazorla se utilizó como trampolín, para lanzar a las tropas cristianas sobre la campiña cordobesa, y terminar apoderándose de la antigua capital del Califato, Córdoba, tan sólo cinco años después, en 1236.


Gélidas y cristalinas aguas del río Cerezuelo. 



La construcción más antigua de la fortaleza es la muralla que rodea el recinto, y probablemente haya que remontarse hasta el siglo XI, para encontrar su origen.



La recia torre del homenaje se levantó en el siglo XIV, bajo el arzobispado de Pedro Tenorio, para realzar el poder y el prestigio de los Adelantados. No obstante su capacidad simbólica, la torre fue concebida para un uso estrictamente militar, y de ahí su estructura.


Como muchas construcciones de estas características, el Castillo de la Yedra, también se sirve de la orografía del terreno y de sus materiales rocosos. 



Fernando III, quizás como recompensa por la ayuda prestada, quizás por su incapacidad material para mantener abierto varios frentes simultáneos, cedió al Arzobispado de Toledo un señorío, el Adelantamiento de Cazorla, cuya función sería la protección del Valle del Guadalquivir.



Este Adelantamiento de Cazorla estaba compuesto por seis municipios; Cazorla, La Iruela, Villacarrillo, Iznatoraf, Villanueva del Arzobispo y Sorihuela del Guadalimar, que además eran centro y apoyo a un buen número de castillos rurales, atalayas y torres ópticas.



Desde el Mirador Riogazas vemos los restos del Castillo de las Cinco Esquinas (también conocido como Castillo de Salvatierra). Muy posiblemente una atalaya en relación directa con el entramado defensivo cuyo núcleo principal era el Castillo de la Yedra.



Omnipresente Castillo de la Yedra, protegiendo la localidad que aun duerme envuelta en brumas. 



La torre del Homenaje del Castillo de la Yedra se yergue como una prolongación de la montaña, bajo su atenta protección, y amparada por una enorme muralla granítica nació, creció y se multiplicó la pequeña Cazorla medieval, una localidad en que las viviendas robaron su espacio a la sierra, el hombre usurpó su lugar a la fauna, aunque no le quedó más remedio que aprender a convivir con la Naturaleza.
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