Adonis, el bello Adonis,
muere frente al Palazzo Ducale de la Serenissima República de
Venecia. El pequeño Cupido señala el hallazgo a la diosa Venus,
completamente desnuda. Sus doncellas piden a Pan que deje de tocar la
flauta, en un momento tan triste como este. La torre del Reloj
veneciana y las magníficas cúpulas de San Marcos, son testigos
silentes de la escena. Sebastiano del Piombo. La obra se conserva en
la Galería degli Uffizi de Florencia.
El autor, Sebastiano del
Piombo, fue un pintor nacido en Venecia, formado en la escuela
veneciana y alumno de Giorgione, fue protegido de Miguel Ángel y
trabajó en la Santa Sede. La escena mitológica es representada en
el incomprable marco de Venecia, rodeado de la atmósfera crepuscular
y melancólica de la Laguna.
Venecia es como Venus, personificada como Venusia, una alegoría de la ciudad doliente, como la diosa que acaba de ver morir a su amante, y ese es el futuro que le espera a la República: si la próspera Venecia se abandona a la seducción y a los placeres, si se convierte en prisionera de los vicios y del pecado, acabará sucumbiendo. La sensualidad y la belleza de la ciudad de los canales no es eterna, al igual que las del atractivo Adonis. Y esa belleza, es precisamente, su maldición.
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