Las novelas de aventuras y fantasías llevan siglos, tal vez milenios, llenando nuestras cabezas con parajes maravillosos, antros de mala muerte, mundos desconocidos, peligros inminentes, villanos sin escrúpulos, personajes seductores y hazañas imposibles. Los autores de estas novelas también tenían sus cabezas llenas de sueños e ilusiones, situaciones imaginarias, paraísos perdidos, viajes iniciáticos y largas epopeyas casi interminables. Nacieron así Gilgamesh, Ivanhoe, Nemo, Perceval, Tarzán o Corto Maltés. Desde que descendió de los árboles y se irguió sobre sus dos pies, el humano elevó su mente y comenzó a soñar. Algunos de aquellos primeros soñadores comenzaron a contar sus historias a otras personas. De esta manera surgió la literatura, primero de forma oral, y después por medio de la escritura. Más tarde llegaron la radio, el cine, la televisión y el cómic. En el siglo XXI Internet ha fusionado todo eso. Esa literatura lleva milenios uniendo a las personas, todos contamos historias, todos oímos o leemos las historias de los demás. La literatura nos hizo humanos y fue esencial para construir la Humanidad.
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