El apóstol San Marco, patrón y protector de Venecia, pintado por dos artistas venecianos, los hermanos Gentile y Giovanni Bellini. Esta pintura realizada sobre una tela de grandes dimensiones, fue un encargo para la Scuola Grande di San Marco, y en la actualidad se expone en la pinacoteca de Brera (situada en Milán). Gentile contaba con unos setenta y cinco años cuando recibió el encargo, pero su avanzada edad no le impidió acometer el ambicioso proyecto. Eso sí, no pudo llevarlo a buen puerto, puesto que falleció tres años después. El encargado de terminarlo, por expreso deseo de Gentile, fue su hermano menor Giovanni.
Para comprender la escenografía hay que tener en cuenta el viaje que Gentile realizó a la corte de Constantinopla entre 1479 y 1481, donde adquirió reputación como retratista. El paisaje urbano aquí descrito, supuesta plaza de Santa Eufemia, en Alejandría, tiene más de otomano, con la arquitectura, mezquitas y minaretes. La monumental basílica al fondo de la imagen recuerda a los edificios bizantinos (como Santa Sofía o la propia San Marco veneciana). Mientras que la amalgama de elementos arquitectónicos pretende acercar al espectador a la realidad histórica de la ciudad egipcia: un obelisco simboliza los remotos tiempos faraónicos, la gran columna que sobresale al fondo, en la parte derecha, rememora la dominación romana, y las mezquitas y edificios civiles corresponden a la civilización islámica. Gentile Bellini, como los buenos cineastas, parte de anacronismos, para crear un paisaje que soñamos como auténtico, y que reflejan , por encima de todo, sus experiencias personales como viajero.
Las figuras parecen organizarse en grupos compactos, que van llenando la plaza alejandrina, ataviados según la moda coetánea de Bellini. Los hombres con amplias vestiduras de seda y enormes turbantes, mujeres que cubren el rostro con velos y un grupo de caballeros, situados detrás del púlpito desde el que habla el Santo, vestidos al modo veneciano.
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