Toda época necesita un
historiador, todo héroe precisa de un heraldo. Marin Barleti (Marino
Barlezio 1450 - 1512) es el primer historiador reconocido de Albania y es el auténtico creador de la figura legendaria de Skanderbeg.
Natural de Shkodra, la ciudad
más importante del Norte de Albania, cuando formaba parte del
imperio marítimo de Venecia. Participó en la resistencia antiturca,
hasta que la plaza fue entregada por los venecianos a los turcos en
el año 1478. En este momento Barleti, como muchos otros
compatriotas, abandonó su tierra natal y se exilió a Italia
estableciéndose en Padua.
Su propia experiencia le
inspiró sus escritos sobre la turbulenta historia de Albania durante
la invasión turca y la heroica resistencia nacional bajo el mando de
Skanderbeg.
Barletius es el autor de tres
obras en latín:
- El sitio de Escutari.
- Historia de la vida y hechos de Skanderbeg, príncipe del Epiro.
- Compendio de la vida de los papas y los emperadores romanos.
La historia que escribió
Barletius sobre Skanderbeg fue muy leída y traducida en los siglos
XVI y XVII y es básica para conocer la Albania del siglo XV.
Barleti fue un historiador
fuertemente influenciado por los clásicos romanos, en especial Tito
Livio. Su experiencia vital le sirvió para documentar la historia de
Albania y en especial del guerrero Skanderbeg. Su obra sobre
Skanderbeg se publicó en una época en que la opinión pública
europea (la Cristiana), necesitaba de referentes en la lucha global
contra los turcos, que estaban asediando Viena.
Martin Barletius fundador del
culto a Skanderbeg en Albania y entre los albaneses de la diáspora.
La visión que ofrece Barleti de Skanderbeg roza lo hagiográfico.
Skanderbeg es un extraño personaje, sin tacha alguna. Es difícil
encontrar algún defecto, parece un personaje inhumano, un dechado de
virtudes, sin las connotaciones negativas que se han vertido sobre
otros hombres de la época como Vlad III, demonizado por su crueldad.
Esta imagen que tenemos de
Skanderbeg fue diseñada por Barletius, que sembró la base del culto
y veneración hacia Skanderbeg. Una veneración casi sagrada, como si
de un santo se tratara, tanto en casa como entre los albaneses de la
diáspora. Héroe nacional, símbolo y quintaesencia de la
resistencia a la dominación extranjera.
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