lunes, 24 de octubre de 2016

REINO DE POLONIA XXV: UN REY HÚNGARO.



Casimiro III, el rey que había conseguido restaurar la monarquía polaca, a pesar de morir sin descendencia lo dejó todo atado y bien atado, pues había designado heredero a su sobrino, el rey de Hungría Luis I. Aunque lo cierto es que Luis I, que tenía otras preferencias, se desentendió bastante de los asuntos polacos.

La nobleza polaca, acostumbrada como estaba, a intervenir en los asuntos de la corona, no tuvo inconvenientes en reconocer y aceptar a Eduvigis, hija de Luis, como sucesora en el trono. Eso sí, a cambio de un considerale bajada de impuestos y la concesión de algunos privilegios. La nobleza polaca aceptaba la unión dinástica con Hungría pero, cosas de la historia (que es lo mismo que la vida) esa unión se va a materializar con otro vecino: el Gran Ducado de Lituania.

Con la muerte de Casimiro desaparece la histórica dinastía de Piast, pero la reina húngara Eduvigis va a propiciar la llegada de una nueva dinastía de Polonia, los Jagellones. Continuará...


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